martes, 18 de enero de 2011

Ryle: justificación y santificación


¿Existe alguna distinción teológica más importante que la diferencia entre justificación y santificación? 
Ambas son necesarias para el cristiano, pero no son lo mismo. Similares, pero diferentes.

¿En qué se parecen?
  1. Ambas proceden originalmente de la libre gracia de Dios. Es solo por Su regalo que los creyentes son justificados o santificados.
  2. Ambas son parte de la gran obra de salvación que Cristo, en pacto eterno, ha hecho en beneficio de Su pueblo. Cristo es la fuente de vida de donde fluye perdón y santidad. Cristo es la raíz de cada una.
  3. Ambas deben encontrarse en las mismas personas. Quienes son justificados serán siempre santificados, y quienes son santificados han sido siempre justificados. Dios ha unido ambas, ninguna puede quedar fuera.
  4. Ambas comienzan al mismo tiempo. En el momento en que una persona comienza a ser una persona justificada, también comienza a ser una persona santificada. Puede no sentirlo, pero es un hecho.
  5. Ambas son necesarias para salvación. Nadie puede alcanzar el cielo sin un corazón regenerado y perdonado, sin la gracia del Espíritu así como la sangre de Cristo, sin la aptitud para vida eterna así como el título. La una es tan necesaria como la otra.
Sin embargo, hemos de reconocer que las dos son profundamente diferentes (recordemos que Ryle habla de santificación como un concepto teológico, la santificación en posición como el Nuevo Testamento utiliza el término a menudo).
  1. Justificación es la estimación y contabilidad de un hombre como justo por causa de otro, incluso Jesucristo el Señor. Santificación es la hechura interna de justicia en un hombre, aunque pudiera ser en grado muy débil.
  2. La rectitud obtenida por justificación no es nuestra, sino la eterna y perfecta justicia de nuestro gran Mediador -Jesucristo- imputada a nosotros, apropiada por fe. La justicia obtenida por santificación es nuestra propia justicia, impartida, inherente, traída a nosotros por el Espíritu Santo, pero mezclada con mucha debilidad e imperfección.
  3. Nuestras obras no ocupan lugar alguno en la justificación, fe sencilla en Cristo es lo único necesario. En santificación nuestras obras son de gran importancia, Dios nos manda a luchar, velar, orar, perseverar, sufrir y trabajar.
  4. La justificación es una obra completa, acabada, un hombre es totalmente justificado en el momento que cree. La santificación es una obra incompleta, comparativamente, y no será perfecta sino hasta que alcancemos los cielos.
  5. La justificación no admite aumentos o crecimiento: un hombre alcanza total justificación desde el primer momento que viene a Cristo como será por toda la eternidad. La santificación es obra eminentemente progresiva, admite crecimiento continuo y gradual durante toda la vida de la persona.
  6. La justificación tiene referencia especial a nuestra persona, nuestro estado ante los ojos de Dios y nuestra liberación de culpa. Santificación tiene referencia especial hacia nuestra naturaleza, a la renovación moral de nuestro corazón.
  7. La justificación nos concede título en los cielos, firmeza para entrar. Santificación nos concede aptitud para los cielos, nos prepara al gozo que tendremos cuando entremos.
  8. Justificación es obra de Dios acerca de nosotros, algo no discernible a otros. Santificación es obra de Dios dentro de nosotros, algo imposible de ocultar a los demás en sus manifestaciones externas.

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