“Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y Sus oídos atentos a sus oraciones” (1 Pedro 3:12).
El verso es muy persuasivo del gran interés que Dios tiene por quienes le necesitan. Todo Su ser está envuelto en guardar de ellos. Más aun, que la providencia es gobernada en procura del bien del cristiano -como dijo el ministro Plumer: “Para colmar sus vidas con bondad, y sus conflictos con victorias”.
En relación al amor y cuido de Dios sobre los creyentes, nuestro texto es bien elocuente, no solo revela el especial cuido de Sus ojos sobre ellos sino también la atención de Sus oídos a sus oraciones.
A menudo en estrecho, pero saben cómo clamar al Señor. Sus oídos nunca están cerrados al gemido de un cristiano por pequeño que sea, no hay diferencia, El atiende a todos y lo hace con interés y amor.
Tu preservación el pasado año te invita y manda a declarar a otros todo el bien que Dios ha hecho a tu alma. Así como el cantar de los pajarillos endulza el oído de quienes escuchan, como redimido de Dios debes hacer lo mismo, en especial hablando de Dios a los que como tú le temen. Procura compartir tus buenas experiencias con otros.
Un corazón mundano y orgulloso se deleita en sus propias alabanzas, hablar de sus propios logros y conquistas. El orgulloso se considera a sí mismo digno de recibir mucho más y por eso habla tanto de lo que tiene. En cambio el alma humilde y agradecida se deleita en contar a los demás las maravillas de Dios. Y no solo es mandado por el Señor, sino que también es de especial beneficio para ti mismo: “Deléitate en Jehová, y él te concederá los anhelos de tu corazón” (Salmo 37:4). Contar con deleite a tus hermanos el bien que Dios ha hecho a tu alma, abre las puertas para que tus oraciones sean oídas.
Durante el año pasado Dios te guardó, y ha prometido seguir preservando tu alma en fe. Si los ojos del Señor estarán sobre nosotros Su pueblo, desde el comienzo hasta el fin, entonces alegrémonos tanto como podamos en este próximo año. Es cierto que vendrán pruebas y problemas, no esperes ser exonerado de tentaciones. El diablo no está muerto, y sus llamas siguen quemando. Por eso cuida más lo que Dios te ha mandado, que lo que tú mismo quieras hacer, que tu lema sea este: “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas las cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33).
La promesa divina es firme y bien explícita: “Los ojos de Jehová tu Dios están siempre sobre ella, desde el principio del año hasta el final de él” (Deuteronomio 11:12). En el nombre del Señor levanta bandera de victoria y comienza a cantar: “Firmes, y adelante, huestes de la fe Sin temor alguno, que Dios nos ve”.
Amén.
P.Oscar Arocha
www.ibgracia.org
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