"Pero ahora voy a ti; y hablo estas cosas en el mundo, para que tengan mi gozo cumplido en sí mismos" (Juan 17:13) El Señor Jesús amplifica el argumento que antes inició sobre Su partida, el peligro en que dejaba a Sus discípulos, e indica la razón del por qué fue tan diligente en orar por ellos. Como si hubiese dicho: "Padre Yo voy a ti, pero a éstos los dejaré sin mi compañía, necesito hacer buena provisión para ellos". El argumento muestra cuál fue el ruego especial de Su alma en toda esta oración: Ser fiel para no traer vergüenza sobre el Nombre del Padre, pero también asegurar a los discípulos de Su cuidado sobre ellos. Por esta oración ellos podrían ver Su amor hacia ellos. Oró delante para que supieran cómo oraba por ellos, con acentuado amor y fervor. Cristo habría de dejar un claro registro de Sus afectos a la iglesia, como muestra de Su empeño por el bien nuestro: "Hablo estas cosas en el mundo, para que tengan mi gozo cumplido en sí mismos". Y aquí son adecuadas las palabras de Lutero, cuando dijo: "Déjennos cantar el salmo 46... y también déjennos meditar sobre Juan 17... porque allí están el remedio para todas las aflicciones de la Iglesia". Cuando veamos males en el mundo, peligro para nosotros, vayamos sin tardar y con diligencia a recordar las oraciones del Señor Jesús. Cristo dice "mi gozo"; porque es el autor de tal gozo. El gozo que Yo obro como Redentor y Mediador. De nosotros mismos no tenemos otra cosa que problemas y desespero: "Yo soy el que crea fruto de labios: Paz, paz para el que está lejos y para el que está cerca; dice Jehová. Yo lo sanaré" (Isa.57:19). Lo poseemos, pero es el gozo de Cristo. El obra y causa por Su Espíritu; lo que en otro lugar es dicho como el: "EL gozo en el Espíritu Santo" (1Tesalonicenses 1:6). Como si hubiese dicho que el gozo tenido y disfrutado con Su compañía corporal sea mantenido e incrementado después de Su partida: "Para que tengan mi gozo cumplido en sí mismos". No solo cumplido en ellos sino también abundante. Este gozo es un gozo pleno, no solo en relación al grado sino también en comparación con otros, ya que el gozo del mundo es vacío y sin sustancia. Agrega, "en sí mismos", que esté en sus corazones por propia experiencia y sentimientos; una gran necesidad porque sin este gozo no tenemos nada: "Os he hablado de estas cosas para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción, pero ¡tened valor; yo he vencido al mundo!" (Juan 16:33). Esta oración de Cristo es una fuente de consolación para el creyente porque tanto en Su presencia física como ahora que parte para luego volver, se ocupó con fervor por el gozo de los Suyos que hay en este mundo. Y el consuelo es porque si en debilidad hizo así por los creyentes, se deduce lo que está haciendo por ti ahora mismo y hasta que te haga entrar en el cielo. Es bueno y sabio recordar esta oración de Cristo para nuestro consuelo. Observa el gran favor de Dios, que hace el pago parte de nuestro deber, y nuestro pago es nuestro servicio. Los caminos de la fe son agradables, no son amargos ni pesados, y si en esta vida nos paga así, ¡oh cuán hermosa será la recompensa eterna! Es cierto que andamos por un valle de lágrimas pero luego el sol brilla cuando está lloviendo. Felices los que sirven a Cristo teniendo la mente consciente de hacerlo para El: "Por la mañana sácianos de tu misericordia, y cantaremos y nos alegraremos todos nuestros días" (Salmo 90:14). Amén. P.Oscar Arocha, www.ibgracia.org |
lunes, 3 de enero de 2011
Meditación del 3 de enero
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