Pero nuestra cultura ve esto como una represión peligrosa, y por ello inventa "virtudes" como la auto-realización, la auto-plenitud y satisfacción, y la auto-indulgencia. "Te lo mereces", es lo que dicen todos.
Esta nociva actitud puede penetrar la iglesia.
Piense, por ejemplo, en cómo pensamos de dones espirituales. A menudo, asumimos que tenemos que meditar en cuáles son nuestros dones de manera que podamos descubrir un ministerio adecuado. Pero la Biblia no nos enseña esto.
El punto de cada pasaje que trata sobre dones espirituales es alentar al cristiano a celebrar la diversidad en la iglesia (Romanos 12; 1 Corintios 12; 1 Pedro 4). El Espíritu otorga dones a la comunidad para el bien de la comunidad -no para la satisfacción personal (1 Corintios 12:7).
Se habla al cristiano individual a que en humildad sirva a otros y a que en humildad valore la contribución de otros.
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