El amor es muy humano. Nuestro verso dice: “El amor todo lo cree” (v.7), un corazón gobernado por la gracia cree todas las cosas mientras las evidencias lo permitan. No es crédulo, sino creyente, o que hace la mejor construcción posible de la conducta del prójimo.
Nuestra naturaleza caída es maligna, y por eso sospechosa, celosa e inclinada siempre a tomar la peor parte. En cambio el amor tiene mucho candor y humanidad, y sabe que la gracia de Cristo puede residir en el corazón de un hombre pecador, o que la vida del prójimo, tal cual la suya está sujeta a muchas debilidades. Por eso no es hiper crítico, ni censura por gusto, ni es rígido, y permite a los otros lo que desea de los otros.
El amor no quita conocimiento, no es ciego, ni indulgente, ni ignorante, pero sí muy compasivo. Tiene buen ojo, sabe discernir los diferentes colores y sabe creer todas las cosas que son creíbles, y esperar todo lo que puede ser esperado. Sobre esto dice Hugh Binning: Cuando se ama al hermano con este amor, aunque no se tenga suficiente razón para creer que del hermano salga algún bien, aun así uno lo espera.
El egoísmo pone aumento en los ojos de sus poseedores y cuando somos guiados por este mal vemos al prójimo con muchos pecados; los nuestros los ponemos a nuestras espaldas.
El egoísmo pone aumento en los ojos de sus poseedores y cuando somos guiados por este mal vemos al prójimo con muchos pecados; los nuestros los ponemos a nuestras espaldas.
Podemos soportar mucho nuestras propias faltas pero muy poco las faltas y debilidades ajenas. El amor es lo contrario a eso: el amor todo lo cree.
Una persona que no ama es muy rígida consigo misma, no se perdonará fácilmente.
Una persona que ama no conoce de venganzas, su indignación es no ser mejor para el bien ajeno, no tanto para el suyo propio. Tiene mucho candor para soportar las debilidades de los otros. Por creer todo se libra de juicios erróneos, no dirá que alguno es incrédulo, si los demás le tienen como un verdadero creyente, ni tampoco condenará tan fácilmente a quienes difieran de su denominación o grupo religioso, no es como los fariseos: “El amor todo lo cree” (v.7). Amén.
P.Oscar Arocha, www.ibgracia.org
P.Oscar Arocha, www.ibgracia.org
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