viernes, 19 de marzo de 2010

Meditación del 19 de Marzo

“Entonces mi alma se alegrará en Jehová; Se regocijará en su salvación” (Salmos 35:9)


¿Por qué el salmista dice en su salvación? ¿Acaso no es un don, o no es Su Persona? ¿No se estaría alegrando más en el don que en el Dador de los dones? La respuesta es que el salmista afirma que no sólo su alma se goza en el Señor, sino también en la forma de relación que hay entre Dios y él, que se expresa en puro amor, ya que se trata de la salvación.

Pablo lo dice con estas palabras: “Más Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8).


La salvación es la más excelente muestra del amor de Dios. Los dones temporales afectan más lo carnal del individuo, y menos al alma creyente. Tener sentido del amor de Dios con los dones no es malo, pero gozarse más en los dones que en la Persona de Cristo es desamor o pecado. De ahí la reprensión a los apóstoles.


En otro lugar el apóstol Pablo lo dice así : “Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo” (Romanos 15:13). La petición tiene como objeto hacer abundar en esperanza, y la esperanza no es otra que estar con Cristo por siempre. No se necesitarán dones espirituales, ni dinero, ni honra, ni deleites temporales; tendremos todo lo que un alma inmortal necesita y nada más, la llenura del Espíritu de Dios, o vivir en la Presencia del Señor. Podemos inferir que el gozo cristiano es disfrutar de un claro sentido del amor de Dios en Cristo. Es agasajar nuestra imaginación con pensamientos de la vida eterna, o que Cristo es nuestro por siempre. Este gozo sólo Dios puede darlo, o que el gozo es un acto de amor. El marido manifiesta amor a la esposa, ella se goza y responde con amor.


Hay aquello como el gozo del honor, la persona se alegra en ser apreciado por sus semejantes. El gozo del dinero, o que al adquirir fortuna la persona se alegra. Hay además el gozo del placer, cuando alguno entra en un deleite, experimenta alegría. El gozo que refiere el salmista no es ninguno de estos, sino que pide el gozo de Dios, o de Cristo: “Mi alma se alegrará en Jehová”. Amén.

P.Oscar Arocha, www.ibgracia.org

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