En 1er lugar, dale a tus hijos una visión inmensa del Dios que es gloriosamente placentero. No podemos, simplemente, enseñar a nuestros niños a que no sigan ciertas conductas, sino que debemos instruirles en deleitarse en lo que Dios ha hecho. He estado tratando de hacer el hábito de resaltar lo bueno de la Creación de Dios. ¡Ellos necesitan que se les recuerde lo bueno que Dios es, que nos da bendiciones creadas tan maravillosas como las frutas! Si no nos cuidamos, podemos convertirnos en gnósticos funcionales (el cuerpo y la materia son malos; sólo aquello que es “espiritual” tiene valor) en nuestra comunicación sobre ética con nuestros hijos. 1 Timoteo 4:4 es un buen verso para memorizar juntos.
En 2do lugar, enséñales el Evangelio. Nuestros niños están repletos de todo lo necesario para ser legalistas de fábrica. Necesitan vernos modelar la verdad del evangelio a través de arrepentimiento y perdón activo. Conocer que su aceptación delante de Dios no se basa en su rendimiento, sino en el de Cristo. Saber que su posición como miembros de la familia no depende de su obediencia (como si pudieran ganarse ese estatus), sino que su posición en la familia produce, implica, una cierta manera de vivir.
Por ejemplo, cuando disciplinamos a nuestros hijos, a menudo, decimos: “Puesto que eres un miembro de esta familia y como te amo tanto, no harás…”. Esto es muy diferente a decir: “¡Si quieres que te ame y si quieres seguir viviendo en esta casa, más te vale dejar de hacer…!”. Los indicativos de nuestra fe DEBEN preceder a los imperativos. Si revertimos ese orden, tendremos muchos problemas.
3ro: enséñales que los límites traen libertad y que la obediencia es una bendición. Uno de los más grandes medios que he observado en mi santificación es el creer que la obediencia es una bendición. Cuando era niño, pensaba que si metía la pata, Dios me iba a fustigar con un palo colosal. Nadie me enseñó eso (que yo recuerde), pero es, simplemente, hacia lo que yo gravitaba. La obediencia no era motivada por amor, sino por miedo al castigo. Esto no me llevó muy lejos.
Cuando mis hijos tengan la edad apropiada, tengo planes de comunicar la verdad de que el pecado sexual nunca traerá libertad. Podrán elegir cosechar las dolorosas consecuencias de la desobediencia, pero les advertiré a partir de la palabra de Dios y la experiencia personal para que ellos no quieran caminar en la desobediencia.
En 4to lugar, habla con ellos temprano sobre sexo, en lugar de tarde. Hace veinticinco años, cuando tenía ocho, recuerdo entrar en el garaje de nuestro vecino de al lado. Como a todo niño curioso, me gustaba husmear por todas partes. Prontamente descubrí que él tenía cajas llenas de revistas Playboy. A veces, un amigo y yo nos escabullíamos allí y tomábamos unas cuantas de las revistas y nos íbamos a los arbustos a ver mujeres desnudas.
En aquellos tiempos era un comportamiento riesgoso que llenaba mi estómago con mariposas por el miedo de ser descubierto por mis padres o el vecino, pero hoy todo lo que se necesita es una puerta cerrada y una conexión a internet. Hablar temprano sé que ayudará a mis hijos a conocer qué hay allá afuera y por qué es tan destructivo. Algunos dirían que esto sólo servirá para encender su curiosidad, pero ¿sabes bien cuál es la alternativa? Prefiero tenerlos advertidos por mí, de modo que pueda darles razones y medios para luchar, que tenerlos tropezando con ello algún día en el internet o en otra parte.
5to, comienza a entrenar a tus hijos en cómo interactuar con el sexo opuesto. Nuestros dos niños mayores, una vez al mes (en el día del mes que sea del número del día de su cumpleaños), los llevamos a “citas”. Sentimos que es muy importante para ellos, a temprana edad, que comiencen a experimentar cómo se ve el ser tratado bien por un miembro del sexo opuesto. Especialmente para las niñas, no tener atención masculina saludable de parte de Papi, las conducirá a buscar de manera enfermiza la atención de hombres más jóvenes que están más que dispuestos a proveerla. Mis niños necesitan aprender que las mujeres no son objetos para consumir, sino que Dios, algún día, les proveerá de una ayuda por la que tendrán la oportunidad de entregar sus vidas en servicio amoroso.
6to, cuida con quién tus hijos pasan el tiempo. Debido a que la exposición sexual es mucho más accesible hoy en día de lo que era hace 25 años, estamos más conscientes de con quién los niños pasan el tiempo. Vendrá una edad (más rápido de lo que pensamos) en la que no podremos cuidarlos tan estrechamente, pero esperamos que los puntos indicados más arriba hayan echado raíces en sus vidas, para que sean capaces de tomar decisiones sabias.
En 7mo lugar, coloca la computadora en un lugar público y apaga la televisión. No planeamos dejar que nuestros niños pasen tiempo sin supervisión en la computadora. Ciertamente esto cambiará a medida que crezcan, pero, de nuevo, esperamos que para entonces hayan probado de la bendición de la obediencia y haya adoptado el evangelio.
La victoria sobre la pornografía es definitivamente un asunto del corazón, pero eso no significa que no debiéramos tener estructuras para ayudarnos a tener victoria sobre el pecado: dado que toda victoria sobre el pecado es un asunto del corazón, ¿significa eso que debiera colocarme en situaciones peligrosas todo el tiempo sólo para probar mi punto? “¡Quiero saber que mi obediencia está motivada por más que, simplemente, seguir las reglas correctas, así que me voy a sumergir en situaciones insensatas que pudieran llevarme a pecar, sólo para saber si soy lo suficientemente fuerte para soportarlas!”.
Esto es absurdo. Necesitamos corazones correctos para no ser legalistas, pero los límites correctos pueden ayudarnos a experimentar la bendición divina de la obediencia.
La televisión mostrará a tus niños el equivalente a pornografía suave todo el tiempo. Hay tantas otras cosas mejores qué hacer con tus hijos que ver televisión: leer con ellos; hacer deportes con ellos; experimentar creación con ellos; contarles un cuento; o, simplemente, servirles en alguna actividad que ellos dicten. La frase clave aquí es “con ellos”. Si ellos pasan más tiempo delante de la televisión que contigo como padre, sabes que estás en problemas (tú y tus hijos ).
En último lugar, pero no por ello menos importante, busca cultivar una relación tal con tus hijos que ellos sientan que pueden ser abiertos contigo sobre cualquier cosa. Como padre joven que soy, no estoy seguro cómo conseguiré esto, pero sé que vendrá al modelar este tipo de apertura con ellos. Buscaré atraer sus corazones y mostrarles que, si son honestos conmigo, Papi será justo, amoroso y prestará oído. Necesitaré iniciar la discusión con ellos y tomar riesgos de comunicación con ellos. Si me ven reservado y desconfiado, ¿por qué debiera esperar que ellos fuesen diferentes?
Zach Nielsen
http://takeyourvitaminz.blogspot.com/2009/07/how-do-we-raise-kids-in-pornified.html
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