Acomodar a hombres débiles, o a un hombre débil por momentos, no es una ciencia exacta, sino un arte que requiere mucha sabiduría. Cuando una mujer justifica o encubre demasiado a un hombre, exacerba su debilidad. Sin embargo, en el caso de Débora, exhortación o aliento y además recorrer la milla extra en soporte permitirá que un hombre pasivo realice su deber.
¿Cuán lejos hay que ir? ¿Hasta dónde ayudar a un débil lo fortalece? ¿Cuándo se transforma en estímulo a la irresponsabilidad, aumentando el pecado?
Débora escogió ir a la batalla y decirle a Barak cuándo hacerlo. Ella no peleó la batalla en su lugar; compartieron la victoria juntos (cantaron juntos la canción de Débora), sin embargo ella rehusó dar gloria como campeón al general, pues no lo era. Barak solo es mencionado una vez en la canción final de victoria, y eso cuando se alaba a Isacar, no a Barak. Al querer discernir la diferencia entre fortalecer a un hombre o alentarlo a debilidad, medita:
Motivo: Débora tenía en mente la gloria de Dios y el bien de su pueblo en todo momento; no buscó exaltarse o impulsar su carrera.
Método: Débora hizo su ministerio en el estilo de una mujer; permaneció en su casa. Cuando menciona a Barak la obra del Señor, lo hace enfatizando la autoridad de Dios, no la suya. Al registrar los eventos en su canción de victoria coloca el énfasis en lo que Dios y los hombres han hecho, no en su propia obra.
Resultado a corto plazo: Débora mantuvo aliento y estímulo en toda la jornada. Después que accede a ir con Barak, ¡fue! El comandó las tropas. Después que ella le señala ir a la batalla, él fue y peleó.
Resultado a largo plazo: ¿Qué clase de mujer eres? ¿Eres de aquellas que se levantan –como Débora- y fortalecen a hombres débiles o ausentes? ¿O eres de las que usurpan roles masculinos? ¿Cuál es el resultado a largo plazo de la obra de Débora? ¿Qué buscó perpetuar?
Observa que Débora no fundó una escuela para profetisas ni Jael buscó establecer una academia paramilitar para mujeres. Las mujeres de Dios usan todos los medios a su disposición para hacer que los hombres hagan su trabajo, no para suplantarlos.
Dones y oficio constituyen regalos. Honores es por mérito.
Complementar exalta los oficios y roles dados por Dios. Esto no significa llamar competencia a la incapacidad, o que las fallas sean honradas como éxitos, o que la desobediencia sea honrada con gloria. Dios no puede ser burlado: justicia es justicia. La gloria finalmente será de quienes la han merecido. Los hombres deben ser hombres, o no alcanzarán honores. La pregunta es, ¿seremos nosotras mujeres? Gloria, aprobación divina, utilidad en el Reino recae en quienes sean fieles, sin importar si son hombres o mujeres, o niños, en una tienda, debajo de una palma, o a la cabeza de las tropas.
The Womanliness of Deborah. Barbara K. Mouser. http://www.cbmw.org/Journal/Vol-11-No-2/The-Womanliness-of-Deborah
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