martes, 30 de marzo de 2010

Meditación del 30 de Marzo

Las Sagradas Escrituras te pueden hacer sabio para la salvación por medio de la fe que es en Cristo Jesús” (2Timoteo 3:14-16).

La mejor manera de defender lo que eres y preservar todo lo bueno que tienes es obedeciendo la Biblia. Como cristiano has tomado las Santas Escrituras como el libro para guiar tu vida en todo asunto de esta vida y de la que viene. ¡Bien has hecho!
Sin embargo, procura crecer en esa firme determinación, oímos por radio y televisión de hombres y predicadores que pretenden tener más revelaciones y descubrimientos espirituales aparte de la Biblia. No hagas caso: son principios vanos, superficiales, que perjudican, y en algunos casos ideas diabólicas son.

Hermano, la Biblia no sólo es la única regla de vivir bien sino también la regla perfecta. Esfuérzate cada momento en que ella gobierne tus acciones civiles, de negocio, de empleo, de comercio, de religión, familiares, amorosas, divertidas, de estudios.
El Creador te hizo con dos propósitos: la gloria de Dios y tu propio bien; sólo la Biblia te enseña como obtenerlo. Considera la vida o buen ejemplo de aquellos hombres de antaño, débiles igual que tú, quienes se vieron amenazados pero no actuaron según sus sentimientos ni de acuerdo a su propia inteligencia sino que obedecieron al Señor y fueron victoriosos. Procura estar bien enterado de lo que la Biblia dice y toma sus consejos, porque te irá bien: la Biblia no te libra de problemas, pero te daría sabiduría de cómo enfrentarlos y te hagan el menor daño posible a ti y a los tuyos.

Los competidores de un desafío o una guerra aumentan sus esfuerzos por la victoria cuando se encuentran más perdidos. Se emplean a fondo. En asuntos del habla significa que cuando nuestros derechos son más violados sentimos más presión en hablar y defenderlos.
La demanda por hablar es mayor que nunca pero la cuestión aquí no debiera estar relacionada con la presión que sentimos sino en averiguar cuándo es más conveniente hablar.
La meta del sabio no es simplemente hablar, sino cómo hacerlo de modo que asegure el triunfo. Porque una buena causa puede perderse por una mala defensa.
La mejor manera de defender lo que eres y preservar todo lo bueno que tienes es obedeciendo la Biblia. Amén.
P.Oscar Arocha, www.ibgracia.org

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