miércoles, 31 de marzo de 2010
El niño solo
Meditación del 31 de Marzo
“Jehová es quien hace justicia y derecho a todos los que padecen violencia” (Salmo 103:6).
Es sabio que mejores manos nos defiendan en lugar de hacerlo uno mismo. En ocasiones nos hemos encontrado en situación tan desventajosa que, sin pedirlo, otros hablan por uno y nos defienden. ¡Cuanto más el justo Dios abogará por la causa de los mansos!
Recordemos que el trabajo mayor de la mansedumbre es cuando somos provocados, y en esto volvemos al ejemplo de David, quien fue provocado por aquellos que buscaban su mal y le tendieron trampas con improperios de todos los colores en su contra para ver si caía en el gancho, sin embargo oiga como dijo: “Pero yo, como si fuera sordo, no escuchaba, y era como un mudo que no abre la boca” (Salmo 38:13). Preguntemos al hijo de Isaí: ¿Por qué no respondiste a las provocaciones David dice: “Pues en ti, ohJehová, he esperado; tú responderás, oh Jehová, Dios mío” (v.15).
Dios ha prometido defender no sólo a los oprimidos o quienes sean injustamente tratados, sino también a quienes en obediencia a las leyes de la mansedumbre le encomienden sus causas; el Señor les defenderá: “Te levantaste, oh Dios, para juzgar, cuando te levantaste para librar a todos los mansos de la tierra. (Selah)” (Salmo 76:9).
El juicio donde se trate el caso de los mansos no tiene otra sentencia que librarlos. Para el ofensor es un juicio, para el manso es vindicación.
Escuche esta verdad: “La ira del hombre no lleva a cabo la justicia de Dios” (Santiago 1:20). Un verdadero creyente pudiera ser maltratado y provocado a enojo, y airado pedir al Señor que lo defienda: aun cuando su petición sea justa, si está enojado no será atendido porque la ira humana no compromete, no mueve, no atrae, el favor de la justicia divina.
Quien así lo intente está en un error, para que su caso sea conocido primero debe salir del error y luego podrá someter su causa.
Si eres ofendido no intentes ser tu propio abogado, sino que tu mejor negocio sería imitar al manso Jesús: “Cuando le maldecían, él no respondía con maldición. Cuando padecía, no amenazaba, sino que se encomendaba al que juzga con justicia” (1Pedro 2:23).
Mathew Henry en su comentario dice: "Sería por cierto una gran muestra de auto-negación hacer silencio cuando tengamos suficiente para hablar, o cuando hayamos sido muy provocado para responder; pues de hacerlo así el control de nuestras lenguas tendría pura motivación de paz y amor, manifestando de este modo una clara evidencia de que somos discípulos de Cristo, habiendo aprendido a negarnos a nosotros mismos. Es mejor que por el silencio demos beneficio a nuestro hermano, quien es, ha sido y quiere ser nuestro amigo, que por un hablar enojado demos lugar al diablo, quien ha sido, es y por siempre será nuestro jurado enemigo."
Repetimos: para ser mansos con el prójimo se requiere acomodar nuestro temperamento al prójimo, y las razones de este acomodo en santa mansedumbre son: que el silencio es nuestro deber. Aseguraría tu beneficio y por este callar Dios defendería tu causa. Amén.
P.Oscar Arocha, www.ibgracia.org
martes, 30 de marzo de 2010
Valor contra gigantes
Meditación del 30 de Marzo
La mejor manera de defender lo que eres y preservar todo lo bueno que tienes es obedeciendo la Biblia. Como cristiano has tomado las Santas Escrituras como el libro para guiar tu vida en todo asunto de esta vida y de la que viene. ¡Bien has hecho!
Hermano, la Biblia no sólo es la única regla de vivir bien sino también la regla perfecta. Esfuérzate cada momento en que ella gobierne tus acciones civiles, de negocio, de empleo, de comercio, de religión, familiares, amorosas, divertidas, de estudios.
Los competidores de un desafío o una guerra aumentan sus esfuerzos por la victoria cuando se encuentran más perdidos. Se emplean a fondo. En asuntos del habla significa que cuando nuestros derechos son más violados sentimos más presión en hablar y defenderlos.
P.Oscar Arocha, www.ibgracia.org
lunes, 29 de marzo de 2010
¿Cómo vivir en mi mundo postmoderno?
Meditación del 29 de Marzo
“¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? ¡Que demuestre por su buena conducta sus obras en la mansedumbre de la sabiduría!” (Santiago 3:13).
Si no hay mansedumbre tampoco habrá buen entendimiento y las posibilidades de fracaso aumentarán considerablemente. Habrá perjuicio para tu alma.
El éxito en defender nuestros derechos está directamente ligado a ser mansos. Escuche el buen consejo del hombre sabio: “Si se embota el hacha y no es afilada, hay que añadir más esfuerzo. Pero es más ventajoso aplicar la sabiduría” (Eclesiastés 10:10). ¿Por qué es más ventajoso aplicar sabiduría? La respuesta divina responde: “La sabiduría del sagaz discierne su camino” (Proverbios 14:8).
Cuando un general decide contraatacar al enemigo, lo primero que hace es planificar con sabiduría. De manera semejante hay que hacer cuando vayamos a defender nuestros derechos o atacar a quien nos ofenda.
Lo primero es deliberar el asunto, abrir la puerta para que entre la mansedumbre. Ejemplo: “Yo me enojé muchísimo cuando escuché su clamor y estas palabras”. Cuando la información entró por su oído se enfureció, pero no actuó de inmediato sino que deliberó: “Lo medité y reprendí a los principales y a los magistrados, diciéndoles: Practicáis la usura, cada uno contra su hermano. Luego congregué contra ellos una gran asamblea” (Nehemías 5:6,7).
Ahora mire su éxito, la verdad ganó: “Ellos respondieron: Se lo restituiremos y nada les demandaremos. Haremos como tú dices. Entonces convoqué a los sacerdotes y les hice jurar que harían conforme a esta promesa. Además, sacudí mi ropa y dije: Así sacuda Dios de su casa y de su propiedad a todo hombre que no cumpla esta promesa, y que se quede sacudido y vacío. Y toda la congregación respondió: ¡Amén! Alabaron a Jehová, y el pueblo hizo conforme a esta promesa” (v. 12-13).
En situaciones semejantes nuestros sentimientos quieren actuar de inmediato, pero la mansedumbre pide más tiempo para prepararse antes de mover las tropas, o de oír debidamente antes de actuar. La idea es que cuando seamos ofendidos o injuriados no debemos apresurarnos a la venganza, sino que busquemos ponernos bajo el gobierno de la mansedumbre porque así estarías honrando al Señor, y tu victoria se asegura.
La conciencia es el representante de Dios en tu alma, de modo que para actuar en mansedumbre necesitas tener despierta y en acción tu conciencia y ella tiene la cualidad de despertarse cuando se le hacen preguntas, está allí para ayudarte. Hazte a ti mismo estas preguntas: ¿Por qué te enfureces? ¿Por qué te enojas? ¿Por qué te estás tan enojado?
¿Acaso no te puedes defender de una manera suave y decente? ¿Te han ofendido o te han quitado el entendimiento? ¿Responderás como un animal o como un cristiano? ¿Es correcto perder tu integridad? ¿es propio de ti enojarte por lago tan pequeño? ¿Quien te gobierna, la razón o la provocación? ¿No seria mucho mejor enfriarte y evitar el resentimiento?
Haz esto, y estarás pensando rectamente antes de actuar. Amén.
P.Oscar Arocha, www.ibgracia.org
domingo, 28 de marzo de 2010
sábado, 27 de marzo de 2010
Meditación del 27 de Marzo
"Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón” (Hebreos 11:24-26).
En el pasaje se pueden ver varios asuntos: a) Un personaje, “Moisés”, b) una elección: “Escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado”, c) una causa instrumental: “Por la fe”, d) una razón o motivo: “Porque tenía puesta la mirada en el galardón”.
Note que la expresión no es literal ya que el galardón no estaba delante de los ojos, sino fijo en su mente, o que meditó sobre la promesa ya conocida de lo cual sacó fuerza, o que la meditación es como gasolina a la fe, la gracia que usa el Espíritu Santo para transformar y llevarnos al deleite.
Tan grande fue su deleite en Dios, que los maltratos recibidos le fueron como picadas de mosquitos. Nuestro fin ultimo como cristianos es deleitarnos en Dios, el Espíritu Santo utiliza Su palabra y nuestra fe para ser transformados, y que veamos la hermosura de Cristo y llevarnos al deleite.
Ahora bien, la meditación juega importante papel en esto ya que enciende el fuego del alma creyente.
Cuando un niño enfermo rehúsa el doloroso remedio entonces su mamá le ofrece regalos o mejores cosas. La meditación tiene por objeto poner en la mente mejores cosas que las opresiones, tentaciones y sufrimientos que hayan por delante.
Esto hizo Moisés, o que la meditación no le permitió que su mente fuese presa de las pasiones carnales que se levantan contra el alma en la senda que lleva al deleite en Cristo. Moisés vio que su felicidad descansaba en ser semejante a Cristo y disfrutarlo por siempre. Amén.
P.Oscar Arocha, www.ibgracia.org
viernes, 26 de marzo de 2010
Crianza de hijos
EL HIJO INDISCIPLINADO (simple, sin freno): | CONSECUENCIAS DE LA INDISCIPLINA (retribuciones al mal carácter): |
1. No escucha la reprensión, es terco (obstinado) y rebelde. Prov 13:1b; Deut 21:18 | Su vida termina en ruina. Prov 5:11-14 Se autoaborrece. Prov 15:32 |
2. Es desobediente, rechaza ser disciplinado. Prov 15:32,5; Deut 21:18; Rom 1:30; 2 Tim 3:2 | Hereda castigo por pecados cometidos en su juventud. Job 13:26 Es rechazado por Dios (reprobado). Rom 1:28 |
3. Su hablar es irrespetuoso; maldice a sus padres. Prov 20:20; 30:11,17; Marc 7:10 | Los padres censuran y renuncian a su responsabilidad de provisión y protección. Deut 21:19 |
4. Es calumniador de sus padres. Prov 19:26 | Pierde prosperidad. Prov 20:20 |
5. Roba a sus padres; toma ventaja de ellos. Prov 28:24; Deut 21:20b | Muere lleno de vergüenza. Prov 30:17; Lev 20:9 |
6. Puede llegar a herir fatalmente a sus padres, o traicionarlos. Exo 21:15; Marc 13:12; 7:10; Prov 20:20 | Es vergüenza y desgracia para sus padres. Prov 19:26 |
7. Es arrogante, rechaza autoridad, desprecia a los ancianos. Isaías 3:5; Prov 23:22 | Es considerado igual a un criminal. Prov 28:24 |
8. Se llena de simpleza, carece de entendimiento. Prov 10:1; 22:15; 7:7 | Es condenado a muerte. Exo 21:15; Lev 20:9 |
Juventud rebelde, sin descanso social, anárquico. Isa 3:4-5, 12-26 | |
Su vida es destruida; acarrea dolor, tristeza, vergüenza y desgracia a sus padres. Prov 19:13a, 26b; 17:25 |
The Little Book of Christian Character and Manners. William and Colleen Dedrick, 1992
Meditación del 26 de Marzo
El amor es muy humano. Nuestro verso dice: “El amor todo lo cree” (v.7), un corazón gobernado por la gracia cree todas las cosas mientras las evidencias lo permitan. No es crédulo, sino creyente, o que hace la mejor construcción posible de la conducta del prójimo.
El egoísmo pone aumento en los ojos de sus poseedores y cuando somos guiados por este mal vemos al prójimo con muchos pecados; los nuestros los ponemos a nuestras espaldas.
P.Oscar Arocha, www.ibgracia.org
jueves, 25 de marzo de 2010
Crianza de hijos
EL HIJO DISCIPLINADO. | BENEFICIOS DEL CARACTER DISCIPLINADO: |
1. Acepta disciplina. Prov 13:1a; 15:32; Efesios 6:1 | El Señor es con él. 1 Sam 3:19 |
2. Obedece todos los mandatos. Col 3:20; Gén 28:7; 47:31; Prov 23:22 | Gana entendimiento o autoestima. Prov15:32b; |
3. Reemplaza la simpleza natural y las codicias juveniles con sabiduría y buena conducta. 1 Pedro 1:13-16; Prov 23:15; Tito 2:6; 1 Tim 4:12; 2 Tim 2:22-23; Ecl 11:9-10 | Agrada a Dios. Col 3:20b Trae a sus padres alegría y contentamiento. Prov 10:1; 27:11; 23:15-16,24; 29:17b |
4. Es atento y cuidadoso de su Creador. Ecl 12:1 | Es respetado como un ejemplo para otros. 1 Tim 4:12 |
5. Aprende y continua aprendiendo a conocer y valorar la Palabra de Dios. 2 Tim 3:15 | Sirve a Dios con los mejores días de su vida. Ecl 12:1 |
6. Honra, ama, respeta a sus padres y autoridades y ancianos. Lev 19:3,32; Gén 45:11; Exo 20:12; Efesios 6:2 | Por gracia de Dios, llega a entender y recibir salvación mediante la fe en Cristo Jesús. 2 Tim 3:15 |
Su vida es prolongada, exitosa. Ef 6:3; Deut 5:16 |
The Little Book of Christian Character and Manners. William and Colleen Dedrick, 1992
¿Pelo rosado?
Meditación del 25 de Marzo
“Para que así como el pecado reinó para muerte, así también la Gracia reine por la justicia para vida eterna, por medio de Jesucristo nuestro Señor” (Romanos 5:21).
La Gracia es la reina, Dios la hizo para reinar, donde ella habite por necesidad gobierna, no acepta menos que eso. El amor es la evidencia más segura de poseer la gracia salvífica:La gracia del amor. Este amor es la suma de toda gracia y virtud, de modo que si alguien tiene amor cristiano, puede estar completamente seguro que la gracia y el poder de Dios mora en él, para tal persona será obligado practicar santidad por la simple razón de que la gracia de Dios no es un mero concepto mental como una idea o una palabra en el intelecto, sino un principio espiritual activo que gobierna y dirige la vida de las personas que han nacido de nuevo.
Un estudio elemental en el Nuevo Testamento sobre el principio de la gracia nos enseñará que la tendencia de toda gracia cristiana es la práctica. Porque el lugar donde la gracia se asienta es el centro de la voluntad de la persona.
El corazón es el sitio de donde salen todas las ordenes que mueven la disposición o la voluntad, lo que hace y quiere hacer el hombre. Allí hace su morada el principio divino de la gracia, de modo que si está, resulta obligada su práctica o ejecución.
Todo lo que el hombre hace primero lo desea, luego la voluntad es puesta en movimiento. La práctica de un hombre es lo que este hace libre y voluntariamente estando a solas, sin presión. Este hombre ora y habla con Dios ha solas, hace el bien sin buscar que otros lo vean, esa es su práctica. Obedece a Dios estando en presencia o ausencia de los santos. Si alguien se propone teñir de rojo las aguas de un río, debe hacerlo en la cabecera, donde nace el río, y allí agregar el tinte, de seguro que todas las aguas serán enrojecidas. La gracia tiende a la práctica de la santidad.
En otro lugar dice así: “No se goza de la injusticia, más se goza de la verdad" (1Corintios 13:6). El amor es como la luz, que no se mezcla con nada aunque alumbre todo. Puede iluminar un templo como un burdel. El amor divino puede desear lo mejor aun para malos hombres, sin embargo no se regocija en la maldad.
La caridad cristiana no se regocija en el mal aun cuando el mal sea hecho a su propio enemigo. Cuando David fue enterado que su perseguidor Saúl había sido muerto, su reacción fue de amor: “E hicieron duelo, lloraron y ayunaron hasta el anochecer por Saúl y por su hijo Jonatán” (2Samuel 1:12).
Una reacción de la gracia de Cristo en un corazón creyente porque el único enemigo del amor es el pecado y la iniquidad. Su regocijo es la verdad, se goza en el progreso de los que anden en el camino de la verdad, su placer es el progreso del evangelio, aunque él mismo sea menguado, o dejado atrás. “No se goza de la injusticia, más se goza de la verdad"; esto hace el amor. Haz, pues, eso mismo. Amén.
P.Oscar Arocha, www.ibgracia.org
miércoles, 24 de marzo de 2010
La espiral de Pablo
En varias oportunidades Pablo se refiere a si mismo como “digno de imitar” en asuntos de crecimiento y madurez espiritual (1 Corintios 4:16, 11:1; Filipenses 3:17, 4:19; 1 Tesalonicenses 1:6; 2 Tesalonicenses 3:7, 9).
¿Qué es lo que vemos al observar el ejemplo de Pablo?
Pablo hace tres aseveraciones significativas de sí mismo a través de los años de su ministerio que nos permiten aprender sobre su visión del crecimiento cristiano.
El menos de todos los Apóstoles
Temprano en su ministerio, durante sus tres viajes misioneros, escribió seis epístolas mayores: Gálatas, 1 y 2 Tesalonicenses, 1 y 2 Corintios, y Romanos. Pablo no se coloca a sí mismo a la par con los otros apóstoles; en una de sus cartas escribe muy humildemente que “soy el menos de entre los apóstoles, indigno de ser llamado así, porque yo perseguía la iglesia de Dios” (1 Corintios 15:9).
Pablo no se coloca a la par de los demás como si fuera igual a ellos.
Más bien se llama a sí mismo “el menos de todos”. Una dosis de humildad que bien vale la pena observar.
El menos de todos los santos
Hacia la mitad de su ministerio, durante su primer período de prisión en Roma, Pablo escribió Filipenses, Colosenses, Filemón y Efesios.
En Efesios 3:8, profundiza su humildad -”soy el menos de todos los santos.” Pablo va de “el menos de los apóstoles a “el menos entre todos los santos.” ¿Qué pasa aquí?
El primero de los pecadores
Al final de su ministerio, durante su segundo período prisionero en Roma, Pablo escribió Tito y 1 y 2 de Timoteo. Al inicio de la primera carta a Timoteo escribe: “Cristo Jesús vino al mundo a salvar pecadores, de los cuales yo soy el primero” (1 Timoteo 1:15). Algunas traducciones dicen “yo soy el jefe entre los pecadores.
Pablo suena como fracaso espiritual, como si estuviera volviendo atrás espiritualmente, como si no hubiera progreso espiritual.
ESTO ES MADURAR SEGUN PABLO -GLORIARSE EN NINGUNA OTRA COSA SINO EN LA GRACIA DE CRISTO Y NUESTRA DEBILIDAD.
Trayectoria de Pablo
¿Puede visualizar la trayectoria de Pablo al madurar en fe? Esto es lo que sucede cuando nos gloriamos solo en Cristo. Nuestra debilidad es más evidente. No podemos evitar hacer más de Cristo y menos de nosotros. Esto es madurar de acuerdo con Pablo: gloriarnos solamente en la gracia de Cristo y nuestra debilidad y en ninguna otra cosa.
Crecimiento espiritual verdadero
El no utiliza hipérbole auto-deprecatoria como simple herramienta de enseñanza. Cada una de sus tres aseveraciones está rodeada de referencias a la cruz (1 Corintios 15:3-4; Efesios 3:7-8; 1 Timoteo 1:15) y de gracia o misericordia (1 Corintios 15:10; Efesios 3:2, 7; 1 Timoteo 1:13-14, 16).
Para Pablo, crecer espiritualmente es darse cuenta de cuán dependiente es uno de la cruz y misericordia de Jesús, no es llegar a un punto donde de alguna manera se necesita la cruz y no tanto la misericordia.
A medida que disminuye la visión de sí mismo aumenta la dependencia en la gracia y cruz de Jesús.
¿Qué sabes tú de madurez espiritual?
Al imitar el ejemplo de Pablo, que nuestro hablar sea más profundo, de mayor alcance sobre la misericordia de Dios; menos conversaciones sobre auto-realización, y más de una visión centrada en la cruz de Cristo quien aseguró la gracia de Dios para ti y para mí.
Justin Holcomb, Academic Dean of Re:Train. http://theresurgence.com/pauls-downward-trajectory
Meditación del 24 de Marzo
“Siguiendo la verdad con amor, crezcamos en todo hacia aquel que es la cabeza: Cristo. De parte de él todo el cuerpo, bien concertado y entrelazado por la cohesión que aportan todas las coyunturas, recibe su crecimiento de acuerdo con la actividad proporcionada a cada uno de los miembros, para ir edificándose en amor” (Efesios 4:15-16).
El efecto del amor cristiano. La comunión de los santos consiste en el efecto del amor que Dios ha puesto en el corazón de los suyos: “Siguiendo la verdad con amor, crezcamos en todo hacia aquel que es la cabeza: Cristo” (v.15). Comienza en amor y tiene como objeto ser edificados en amor. No hay manera de crecer en Gracia a menos que las vidas confiesen dependencia en Cristo, y esto es imitar Su amor.
Cristo es nuestra cabeza, o que derivamos vida y poder de él, como el cuerpo lo hace de su propia cabeza, luego, retornamos esto en alabanzas y acción de gracias Mire el orden en el texto: Obedecemos, seguimos o imitamos la Cabeza: “Siguiendo la verdad con amor, crezcamos en todo hacia aquel que es la cabeza”. Luego, el efecto de ese seguimiento a la cabeza es la comunión de los hermanos: “De parte de él todo el cuerpo, bien concertado y entrelazado por la cohesión que aportan todas las coyunturas”.
Esa actividad colectiva es lo que hace crecer a los cristianos: “Recibe su crecimiento de acuerdo con la actividad proporcionada a cada uno de los miembros”. Cada uno toma de la Cabeza y lo ejerce para bien de los demás miembros. Finalmente, el propósito final es crecer en amor: “Para ir edificándose en amor”; nace en amor y termina en amor. Una Iglesia que práctica el amor es una congregación sana y bien edificada. Porque el amor no sólo es un deber, sino también remedio, su efecto es sanar nuestras almas: “Toda la ley se ha resumido en un sólo precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Pero si os mordéis y os coméis los unos a los otros, mirad que no seáis consumidos los unos por los otros” (Gálatas 5:14-15).
El efecto del amor es sanarnos o librarnos de ser consumidos. Si no amamos a los hermanos, el amor de Dios no está en nuestro corazón. No será nuestra imagen, ni nuestras actividades en la Iglesia, ni cualquier cosa que hagamos o podamos hacer lo que evidenciará la gracia de Dios en nosotros, si carecemos de la gracia del amor de Cristo: “Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vinculo perfecto.”
Entonces, si Cristo está en ti, como Dios está en Cristo, manifiesta lo que Cristo hizo contigo. Tú preguntarás ¿Cómo se hace eso? veamos el caso de Jesús: “Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis. Pero si las hago, aunque a mí no me creáis, creed a las obras; para que conozcáis y creáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre” (Juan 10:37-38). Las obras y los milagros de Jesús excedieron los poderes de la naturaleza y manifestaron su ser divino. Las obras de amor que tú hagas por encima de tus inclinaciones mundanas, ¿acaso no probarán que Cristo está en ti?
Tú podrás saber si está en ti, por medio de sus efectos: El efecto obligado, cuando el amor de Cristo echa raíces en un corazón, es erradicar el egoísmo; lo primero que el amor echa fuera. Como cuando la carne es puesta en el fuego lo primero que arde es la grasa y el colesterol. Más particularmente la primera lección es la humildad, ese es el ABC del cristianismo: “Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mateo 11:29).
El amor cura de tal modo el alma que la hace descansar plácidamente. Ten presente que la verdadera humildad empieza comparándonos con otros, pero ese otro no es cualquiera sino el mejor que podamos encontrar, porque queremos ser verdaderamente buenos, por eso no te compares con los otros, tal descanso sería engañoso, compárate con Cristo y El te hará descansar. Amén.
P.Oscar Arocha, www.ibgracia.org
Sencillez y la vida
martes, 23 de marzo de 2010
Resolución de conflictos. Humildad.
Meditación del 23 de Marzo
“En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis amor los unos por los otros” (Juan 3:35)
Para ayudar a mantener la unidad de la Iglesia tenemos una Confesión de Fe, una unidad de juicio o entendimiento entre todos los miembros de la Iglesia.
La Confesión declara nuestro entendimiento de las Escrituras en doctrinas básicas del Cristianismo, y eso es algo muy importante. Pero más importante que unidad de entendimiento es unidad de afectos. Precisamente lo que Cristo manda a declarar cuando dice que nos amemos de corazón unos a otros.
Unidad de juicio es necesaria y beneficiosa para el cristiano, pero unidad en los corazones es más esencial y fundamental: “Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros. Como os he amado, amaos también vosotros los unos a los otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis amor los unos por los otros” (Juan 3:34-35). Un hombre con mucho conocimiento teológico pudiera ser enemigo de la cruz de Cristo. Alguien con amor divino en su alma de seguro es un hijo de Dios, hermano del Señor Jesús.
Hay verdades que son para ser creídas, pero el amor es verdad para ser creída y practicada. Cuando cada uno dé cuenta de sí en el Juicio Final, no dará cuenta de asuntos teológicos sino de cómo practicó el amor. La teología declara conocimiento, pero el amor, vida del cielo: “Si sabéis estas cosas, bienaventurados sois si las hacéis” (Juan 13:17).
No hay otra evidencia más segura de la realidad de salvación en una persona que el amor. Talentos, dones y sabiduría no son pruebas suficientes. La Biblia refiere de hombres con dones extraordinarios que terminaron en el infierno (Mateo 7:23); de otros como Ahitofel, que fueron muy sabios y fueron condenados.
La honra de declarar la certeza de si somos verdaderos cristianos pertenece sólo y únicamente al amor: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis amor los unos por los otros”. Nuestro Salvador pone un peso muy grande sobre la práctica de esta gracia como no lo hace con ninguna otra: “Este es mi mandamiento: que os améis los unos a los otros, como yo os he amado… Esto os mando: que os améis unos a otros” (Juan 15:12,17). Es la única gracia que más evidencia que somos hijos de Dios. Amén.
P.Oscar Arocha, www.ibgracia.org