viernes, 9 de julio de 2010

Los Puritanos y la Consejería.11

Disciplina de una Mente Espiritual

¿Cómo puede la justicia capturar la imaginación de un cristiano?

Este es el tema de Owen en su obra “Mente espiritual” [Spiritual Mindedness], un comprensivo y sofisticado manual de meditación cristiana. Es necesario que la imaginación y los pensamientos sean llenos y programados para pensar “todo lo verdadero, todo lo noble, todo lo justo, todo lo que es admirable” (Filipenses 4:8). Para Owen, sin embargo, reprogramar la imaginación no es mero ejercicio intelectual. No es el simple aprendizaje de nueva información o de pasajeros pensamientos en la mente.


“Cultivar una mente espiritual” es tener la mente cambiada y renovada por un principio de vida y luz espiritual, de acción continua, con influencia sobre pensamientos y meditaciones de cosas espirituales, de emociones asentadas en ellos y derivadas con gozo y satisfacción. “Tener una mente espiritual”, consiste, primero, en “ejercicio mental activo” sobre temas espirituales. Owen advierte que algunos pretenden tener una mente espiritual sin estudiar. Se encuentran sin “conceptos racionales” y carecen de “nociones sobre aspectos de fe y razón.” En tales casos, “lo único que tienen es imaginación de algo grande y glorioso, pero que no saben qué es... y cuando su imaginación fluctúa por un tiempo para arriba y para abajo sobre las dudas que tienen, finalmente en hunden en la nada”.


Pero hemos de ir más allá del estudio. En oración, meditación y aplicación, la obra presente del Espíritu Santo captura los “afectos” con la verdad de la Palabra. Tener mente espiritual es “gustar, saborear con fruición” verdades espirituales. “Lo espiritual tiene sal, condimento y sazón para una mente renovada; aquello que para otros es tan blanco como la clara de huevo, carente de sabor por completo... nociones especulativas sobre cosas espirituales, por sí solas, están secas, sin sazón, estériles. En este gusto, experimentamos que Dios es de gracia, y que Su amor es mejor que el vino... es el cimiento adecuado del ‘gozo inefable’ lleno de gloria.”


¿Qué es ser de mente espiritual?

Es vivir en conciencia santa de, despertado por, el entendimiento espiritual de los privilegios y posición en Cristo.


Una vez que el consejero ha ayudado a identificar ídolos y sus mentiras distorsionadoras de vida, ¿cómo pueden ayudar al desarrollo de una mente espiritual, una imaginación e ideas de vida centradas en Cristo?

Muchos consejeros se pierden en esto.

Dirán a sus aconsejados “que son aceptos en Cristo”, pero sólo escucharán como respuesta “yo no me siento aceptado!” Y la tentación es amonestar al que habla para que no se apoye en sus sentimientos.

Los puritanos amonestarían así, pero no se quedarían ahí. Reconocían que la verdad debe penetrar hasta el corazón para que haya verdadero crecimiento, y para lograrlo hay que trabajar. Los consejeros necesitan aprender cómo comunicar “imaginativamente”, concretamente. Hay que usar ilustraciones.


Sobre esto, Sibbes dice en su introducción a otro libro “que dado que el camino al corazón a menudo atraviesa la imaginación, el hombre piadoso debe estudiar representaciones vívidas para ayudar la fe de otros mediante la imaginación. De hecho fue el método de enseñanza de Cristo, de expresar asuntos celestiales con ejemplos terrenales...”

William Ames, en su obra “La Médula de la Sagrada Divinidad” [The Marrow of Sacred Divinity], publicada mucho antes que la obra de Sibbes, escribió “tocante a la predestinación, la Escritura no explica la voluntad de Dios con reglas universales o científicas, sino que emplea narrativa, ejemplos, preceptos, exhortaciones, amonestaciones y promesas: porque la manera debe afectar la voluntad, despertar nociones piadosas, el propósito principal de la divinidad.”


Si bien percibimos que estos puritanos hablan de cómo predicar imaginativamente, démonos cuenta que sus palabras aplican a toda clase de comunicación, incluso consejería. El ‘arte de la ilustración’ fue central a su filosofía de la comunicación y se basaba en su entendimiento sobre la imaginación. Los mejores conferencistas puritanos literalmente inundaban sus discursos con metáforas e imágenes literarias vívidas. La imaginación es pensar viendo, distinto a la razón. La teología de Jonathan Edwards unía ambas cosas (razonar y visualizar).


En su libro “Afectos Religiosos” [Religious Affections] J.Edwards nombra un signo de verdadera experiencia cristiana: “nuestras mentes son iluminadas de tal modo que obtenemos visión espiritual apropiada de cosas divinas.” Edwards distingue entre dos falsas visiones de conocimiento espiritual. En una, el “simple conocimiento especulativo”. El conocimiento espiritual lleva la mente a experimentar y disfrutar, no a especular; no es algo puramente intelectual, sino conectado a los afectos.

En otra, simple imaginación no es conocimiento espiritual. “Por ejemplo, cuando alguien se emociona frente a un bello atardecer, o por una idea genial o alguna otra cosa extraordinaria, concebirá algo en su mente, pero ello no tiene naturaleza instructiva. La persona no será más sabia, o sabrá más de Dios...”


Habiendo dicho esto, Edwards califica: “no significa que los afectos no sean espirituales por el hecho de ser despertados por algo imaginario. Cuando la mente está ocupada y la concentración es intensa, nuestra imaginación será más fuerte y las ideas más vívidas... pero hay una gran diferencia entre imaginaciones vívidas resultantes de fuertes afectos y fuertes afectos que se levantan ante imaginaciones vívidas. Es verdad que lo primero a menudo existe en muchos casos de gracia; las emociones no son producto de la imaginación ni dependen de ella, todo lo contrario, la imaginación es el efecto accidental o la consecuencia de la emoción, por causa de nuestra naturaleza humana.

Pero cuando los afectos provienen de la imaginación, o se construyen sobre ella -en lugar de cimentarse en iluminación espiritual- tales afectos carecen de valor.


¿Qué vemos aquí? Un balance más cuidadoso y refinado. Como Ames, Edwards visualiza el objetivo verdad-comunicación como algo que afecta el todo de una persona. Pero Edwards es muy cuidadoso para explicar que la imaginación debe estar basada en una visión iluminada de verdad bíblica. Porque es posible elaborar ilustraciones buenas y fuertes que despierten emociones pero que no afectan el corazón, el centro de nuestro ser. Edwards advierte que nuestra imaginación debe provenir del entendimiento espiritual de la verdad.


¡Un consejero bíblico debe aprender a comunicar verdades cristianas de manera vívida!

Enseñar y exhortar así como saber escuchar.


Tim Keller. CCEF http://www.ccef.org/puritan-resources-biblical-counseling

Tim Keller is pastor of Redeemer Presbyterian Church in New York City.

This article appeared in The Journal of Pastoral Practice Volume 9, Number 3, 1988.

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