Cada día acarrea al cristiano muchas horas de soledad en un medio ambiente no cristiano. Son tiempos de prueba. Son terreno de prueba para tiempos genuinos de meditación y comunidad cristiana. ¿Ha servido la comunidad para que sus individuos sean libres, fuertes, maduros? ¿O les ha hecho inseguros y dependientes?
¿Les ha tomado de la mano por un tiempo, para que aprendan de nuevo a caminar por sí mismos? ¿O les ha hecho ansiosos e inseguros?
En su soledad pudieran hacer temblar y caer la comunidad o pudieran fortalecerla y santificarla. Cada acto de autodisciplina de un cristiano es un servicio a la comunidad.
E inversamente, no hay pecado-en ideas, palabras u obras-cuán personal o secreto sea que no lesione a toda la comunidad.
Cuando se introduce al cuerpo el origen de una enfermedad, no importa que nadie sepa de dónde viene, o a cuantos miembros ha afectado, de todos modos el cuerpo enferma. Esta es una metáfora apropiada para una comunidad cristiana.
Cada miembro sirve al cuerpo entero, contribuye a su salud o a su ruina, porque todos somos miembros de un solo cuerpo, no solamente cuando queremos serlo sino en la integridad de la existencia. No se trata de una teoría, es una realidad espiritual que a menudo se experimenta en la comunidad cristiana con toda crudeza, algunas veces para destrucción y otras para beneficio. (92).
Tim Chester
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