domingo, 18 de julio de 2010

Bonhoeffer y la comunidad

El que tiene oídos para oír, oiga...

De cómo las fallas para escuchar a otros son simple reflejo de la falla para escuchar a Dios, según Bonhoeffer.

En la comunidad, el primer servicio debido a otros es saber escucharles. Así como nuestro amor a Dios se inicia al oír la Palabra de Dios, así nuestro amor al prójimo es aprender a escuchar a otros cristianos.
Dios muestra Su amor al darnos Su Palabra y también proporcionarnos oídos para oír. Oídos espirituales.
Estamos haciendo el trabajo de Dios para con nuestros hermanos y hermanas cuando les escuchamos. Luego ocurre, muy a menudo, que los cristianos -en especial los predicadores- piensan que su servicio consiste siempre en "ofrecer" algo cuando se reúnen con otros. Olvidan que saber escuchar es un mayor servicio que ponerse a hablar. Muchas personas lo que buscan es alguien que sepa escuchar y no lo encuentran, porque los cristianos están siempre hablando cuando debieran estar escuchando.

Sin embargo, aquellos cristianos que no saben escuchar a otros, en breve hallarán que tampoco escuchan a Dios, porque se mantendrán hablando incluso ante la misma presencia de Dios. Aquí se inicia la muerte de la vida espiritual, y al final no queda otra cosa que un hablar vacío y condescendencia clerical encubierta con palabras piadosas.
Quienes no saben escuchar "largo y tendido", con paciencia, interrumpirán a otros constantemente y ni siquiera se darán cuenta de lo que hacen. Quienes piensan que su tiempo es demasiado precioso para gastarlo en escuchar, nunca tendrán realmente tiempo para Dios y para otros, sino sólo para sí mismos y sus propias palabras y sus propios planes. (98).

Este "escuchar" impaciente, inatento, es menosprecio contra los demás. Lo que busca es la menor oportunidad para hablar y deshacerse del otro. (99).
Si no escuchamos con propiedad, ¿cómo tendremos palabras adecuadas para el otro?
Si nos contradecimos por nuestra propia falta activa de no saber escuchar, ¿cómo tendremos palabras creíbles, de verdad?
Si nuestras palabras no fluyen del acto de tolerar a otros, sino producto de impaciencia y de un espíritu de violencia contra los demás, ¿cómo hablaremos palabras de sanidad y liberación? (103).

Bonhoeffer's Life Together. Tim Chester.

Pared anterior de la Fortaleza di Basso, en Florencia.

No hay comentarios.: