miércoles, 5 de mayo de 2010

Meditación del 5 de Mayo

“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación” (2 Corintios 1:3).


La vida del c
ristiano es un misterio porque aún cuando es un hombre desconsolado en muchos aspectos -en cuanto a la carne tiene una enormidad de enemigos contra los cuales pelear en esta vida- no obstante en su espíritu puede encontrar consolación en todas las cosas.

Si fuese en hambre, encuentra consuelo en la comida. En sed, consuelo en el beber. En frío, consuelo en la ropa. Para él hay consuelo de Dios en todas las criaturas.

Si frustraciones, recibe consuelos por los razonamientos del Espíritu de Dios a su corazón, ve propósitos de bondad en todas sus calamidades y adversidades. Si Dios le da, se consuela; y si le quita, se consuela también.

Se puede decir que la amargura de los problemas hace camino para que el consuelo sea más dulce.


¿Por qué es así? Porque el Creador es: "Padre de misericordias y Dios de toda consolación". El escritor divino no dice que Dios nos libra de
estrecheces sino que nos consuela en medio de ellas.

Dios es más glorificado sacando bien del mal, a que nunca seamos afligidos. Hay más honra en nadar en aguas profundas y turbulentas que hacerlo en aguas mansas.


Esta verdad supone dos cosas: por un lado, el sólo hecho de estar en este mundo es de por sí condición para ser visitado con tribulaciones, y será un buen remedio contra las penurias de esta vida moderar nuestro espíritu con esta verdad innegable y por todos experimentada: "En el mundo tendréis aflicción" (Juan 16:33).

Por otro lado, recibiremos consolación segura de Dios, de acuerdo al grado de nuestra tribulación. Sus consuelos serán conforme al rigor, duración y variedad de la tribulación.

Esas consolaciones no vendrán por un sólo canal sino que llegarán por diferentes criaturas, por medio de un amigo, de un familiar, de un hermano, de un razonamiento. Muchas gotas de miel hasta formar un vaso de acuerdo a la tribulación. Amén.

P.Oscar Arocha, www.ibgracia.org

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