"Porque nuestra gloria es esta: el testimonio de nuestra conciencia, que con sencillez y sinceridad de Dios, nos hemos conducido en el mundo" (1 Corintios 1:12).
Recibiremos consuelo y deleite después de toda buena acción. Las buenas obras paren frutos de dulzor y deleite espiritual que nutren el alma.
Fuimos creados para encontrar satisfacción en lo superior no en lo inferior, por tanto, sólo encontrarás satisfacción en tu servicio Dios. El paraguas cubre la cabeza, no el calzado. Como todas las cosas tienen un orden propio, así con el deleite: nos deleitamos en lo que sea por encima de uno.
Es razonable; más aún, se trata de una promesa divina: “El hombre de bien estará contento de su camino… Decid al justo que le irá bien, porque comerá de los frutos de sus manos” (Proverbios 14:14; Isaías 3:10).
Note el tiempo futuro de la promesa, el Señor ha prometido darnos deleite en el camino y al final.
“Ciertamente volverán los redimidos de Jehová; volverán a Sion cantando, y gozo perpetuo habrá sobre sus cabezas; tendrán gozo y alegría, y el dolor y el gemido huirán… Y cantarán de los caminos de Jehová, Porque la gloria de Jehová es grande… Sus caminos son caminos deleitosos, Y todas sus veredas paz” (Isaías 51:11; Salmo 138:5; Proverbios 3:17).
Todos estos versos fueron revelados por el Señor para ti, o que están escritos para que en tu vida cristiana busques y pidas a Dios que te deleite en Sus caminos como ha prometido, y que El mismo sea tu porción.
Que intencionalmente te propongas buscar satisfacción y deleite en la senda de una vida santa, porque tu Rey ha prometido endulzar todo lo que hagas en amor a Cristo.
Tu Redentor se ha propuesto salvarte y paso a paso fortalecer tu alma, crecerte en la esperanza gloriosa de la vida eterna -la felicidad de todo tu ser por la eternidad- y desde ya hay un reconstituyente divino en cada paso de tu vida cristiana.
El lenguaje no puede ser más claro y la promesa más preciosa: “Los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán” (Isaías 40:31). Considera cuán agradable y bueno es esto, y que en tu consideración no falte la comparación con tu anterior vida cristiana y el deleitoso panorama que se abre delante de tu futuro andar cristiano, y todo con el objeto de hacerte feliz siempre.
La oportunidad te invita a ser más útil a tu Señor, y disfrutarlo más. Amén.
P.Oscar Arocha, www.ibgracia.org
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