viernes, 21 de mayo de 2010

Meditación del 21 de Mayo

“Nosotros le amamos, porque él nos amó primero” (1 Juan 4:19).


Cuando un vehículo se queda sin combustible lo primero por hacer es buscar una estación de gasolina, para suplir la necesidad.

Para soportar a nuestros hermanos, necesitamos mirar hacia arriba, ver a Dios para tomar de El y ser pacientes con el prójimo.

Ante la necesidad de paciencia veamos hacia arriba: “Para esto fuisteis llamados, porque también Cristo sufrió por vosotros, dejándoos ejemplo para que sigáis sus pisadas” (1Pedro 2:21-24). Y el profeta lo pone en lenguaje aun más claro: ¡Mirad a mí y sed salvos” (Isaías 45:22). El texto se aplica a la salvación eterna y también a salvarnos de cualquier pecado en particular. Lo general incluye todos los particulares.

Mirando a Dios nos salvamos de la impaciencia y las irritaciones que pudiéramos recibir de otros. Mirando a Dios por fe, podremos mas fácilmente amar al prójimo.


Después mira en tu interior y considera las corrupciones y gracias que hay allí. Encontrarás orgullo y codicia que amerita ser mortificado y humildad que necesita ser fortalecida.

Soportar a tu hermano es una prueba de tu amor a Dios pues si te gozas en cómo Cristo te ama, también te gozarás en soportar a tus hermanos: “Por ahora, si es necesario, estéis afligidos momentáneamente por diversas pruebas, para que la prueba de vuestra fe -más preciosa que el oro que perece, aunque sea probado con fuego- sea hallada digna de alabanza, gloria y honra en la revelación de Jesucristo” (1Pedro 1:6-7).

La paciencia trae un amargo que mata las corrupciones. Hay un texto que a todo creyente le da mucho trabajo comprenderlo y mucho más practicarlo: “Estimad humildemente a los demás como superiores a vosotros mismos” (Filipenses 2:3). Necesitamos entrenamiento para soportar a los demás.

Tenemos muchas corrupciones internas que necesitan ser quemadas con el fuego del amor para poder practicar este mandato divino.


Finalmente considera el fin de soportar a tu hermano con paciencia en amor: “Y cuando hayáis padecido por un poco de tiempo, el Dios de toda gracia, quien os ha llamado a su eterna gloria en Cristo Jesús, él mismo os restaurará, os afirmará, os fortalecerá y os establecerá” (1Pedro 5:10).

Amén.

P.Oscar Arocha, www.ibgracia.org

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