viernes, 14 de mayo de 2010

El devocional no es tiempo mágico

(Jon Bloom. Desiring God)

Todos sabemos eso—al menos de palabra. No obstante, somos tentados a pensar que si solamente encontráramos una receta secreta—la mezcla correcta de meditación bíblica y oración—entonces experimentaríamos momentos eufóricos de comunión extática con el Señor. Y si esto no es lo que sucede nuestra receta ha de estar equivocada.

El peligro de esta idea equívoca es que produzca en nosotros decepción y desánimo crónicos. El cinismo se arraiga y nos damos por vencidos porque el tiempo devocional no parece funcionar para nosotros.

Anhelo de comunión íntima con Dios es algo que proviene de Dios. Él lo satisfará completamente algún día. Y el Espíritu nos permite gustar de un anticipo ocasional. Pero Dios tiene otros fines para nosotros en la meditación y oración diarias. Ejemplo:

  1. Ejercicio del alma (1Corintios 9:24, Romanos 15:4): ejercitamos nuestro cuerpo para aumentar fuerza y resistencia, promover salud general y evitar peso innecesario. Tiempo devocional es como el ejercicio de nuestras almas. Desvía nuestra atención de distracciones y búsquedas decadentes y la dirige hacia los propósitos y promesas de Dios. Si descuidamos este ejercicio nos encaminamos a la ruina.

  2. Moldear el alma (Romanos 12:2): El cuerpo generalmente toma forma según se ejercite. Trotar moldea de una manera, entrenamiento con pesas de otra. Lo mismo es la verdad para el alma. Se ajustará a la forma en que lo ejercitemos (o no).

  3. Abundancia Bíblica (Salmo 119:11, 97; Proverbios 23:12): Empaparse de Biblia profunda y repetidamente a lo largo de los años aumentará nuestro cuerpo de conocimientos bíblicos, suministra combustible para el fuego de la adoración y aumentará nuestra capacidad de extraer de todas las partes de la Biblia al aplicar la sabiduría de Dios a la vida.

  4. Entrenamiento para la lucha (Efesios 6:10-17): Los soldados se someten a un riguroso entrenamiento con el fin de arraigar el conocimiento de sus armas. Cuando de repente se enfrentan con el caos del combate instintivamente saben qué hacer. Por igual, el tiempo devocional nos convierte en guerreros más hábiles.

  5. Cultivo del deleite (Salmo 37:3-4, Santiago 4:8, Salmo 130:5): Cuando una pareja se enamora hay fuegos artificiales hormonales. Pero en el matrimonio han de cultivar deleite mutuo. Es la búsqueda constante, persistente, fiel, intencionada y cariñosa el uno del otro en el bien y el mal, en riqueza y en pobreza, en enfermedad y en salud, lo que desarrolla capacidad para el placer mucho más profundo y más rico que la fase de fuegos artificiales. Del mismo modo, el tiempo devocional es una manera de cultivar el deleite en Dios. Muchos días podría parecer aburrido. Pero seremos sorprendidos ante el poder acumulativo que tiene para profundizar nuestro amor por y conocimiento de Él.

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