Un corazón agradecido crece en fe y esperanza en las promesas de Dios y
hace su deber y espera paciénteme en Su Señor. Creamos las Promesas de Dios.
Queramos o no, diariamente somos observados por los que nos rodean y más importante es nuestro ejemplo si somos madres con hijos en la casa.
¿Alguna vez has pensado qué herencia pudieras traspasar a la próxima generación tuya con tu ejemplo? El efecto de los medios de comunicación es muy grande en nuestros días. Cuando miramos a un joven con pantalones de un tamaño mucho más grande, con muchos tatuajes, con muchos aretes, con el pelo de colores llamativos, etc., decimos que sus valores son mundanos. Y nosotras, ¿Cuándo los demás miran nuestra apariencia en el vestir, caminar y nos oyen hablar pudieran decir que tenemos una conducta casta, respetuosa, temerosa de Dios y apartada del mal?
¿Has pensado alguna vez que el ejemplo que tenemos en nuestra conducta y hablar será el que van a imitar nuestras hijas? ¿Has pensado alguna vez en las debilidades de Israel?
La Palabra de Dios nos dice que hay muchas cosas escritas que sucedieron al pueblo de Israel y que se escribieron para que sean ejemplos para nosotros para no tropezar y caer. Dios nos advierte al relatarnos lo sucedido para que no hagamos lo mismo (I Corintios 10: 11-12).
¿Qué podemos aprender del pueblo de Israel? ¿Cuáles fueron las causas de rebeldía de Israel con Su Señor? Idolatría, Incredulidad e Ingratitud. Veamos:
Idolatría: Tomaban la costumbre de los pueblos, veían que eso les prosperaba, les daba alegría y aparente felicidad, y la imitaban. (Salmo 106:35-36) Sensualismo, pragmatismo y humanismo gobernaban su corazón.
¿Qué Dios nos advierte? Cuidado con imitar las costumbres, vanidades, apariencia, forma de hablar, forma de vestir, prioridades y conducta, en especial en nuestros tiempos que la comunicación tiene tanta influencia en nosotros. (Salmo 106:39-40). ¿Qué valoras o estás adoptando de las costumbres del mundo? ¿Hay algo que te diferencia de los demás?
Incredulidad: Se guiaban por sus sentidos y menospreciaban la Palabra de Dios para hacer lo que les parecía era lo mejor. No confiaban y esperaban en Dios y sus promesas, y con incredulidad murmuraban y se quejaban de lo que les sucedía (Salmo 106:19-21; 24-25; 26-29; 32-33).
Ingratitud: Se olvidaban fácilmente de todo el bien que Dios les hacia y pensaban que por sus propias fuerzas, talentos y capacidades podían obtener lo que deseaban sin la ayuda de Dios. Esto no ocurre de forma abierta y provocativa, pero sí en los hechos (Salmo 106:10-15). ¡Cuidado cuando pensamos que obtenemos lo que queremos sin hacer lo que Dios nos manda, porque puede ser un castigo de Dios! ¡Cuidemos las motivaciones del corazón! Los deseos del corazón generalmente disfrazan las motivaciones para presentarlas lógicas y razonables al entendimiento.
¿Hay un corazón quejumbroso, descontento, impulsivo y murmurador que abre su boca dejando salir la amargura de su corazón?¿Quieres que tu hija sea como tú, imitando tus debilidades? (Ezequiel16:44).
¿Qué herencia queremos y podremos dar a nuestras hijas? ¿Queremos ser alabadas por nuestra conducta? La mujer que teme a Jehová esa será alabada (Proverbios 31:30b).
¿Qué procurar primero? Cultivar un corazón agradecido y temeroso a Dios. En Proverbios 31:30 se nos enseña que: La mujer que teme a Jehová esa será alabada.
¿Cómo cultivar un corazón agradecido hacia Dios? (Salmo 106:42-48) Reconocer nuestro pecado e ir a Dios en arrepentimiento, y clamar por misericordia para que El incline su oído y escuche nuestro clamor, y cultivar un corazón agradecido que alabe y bendiga su Nombre y recuerde sus muchas bendiciones hacia nosotros cada día.
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