domingo, 7 de febrero de 2010

Estad Quietos, Porque El es Dios

Este sermón fue predicado el domingo 18 de enero por el P.Miguel Núñez, de Iglesia Bautista Internacional (www.laibi.org), donde puedes escucharlo directamente.

ESTAD QUIETOS, PORQUE EL ES DIOS. (SALMO 46:1-11)

Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.

Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar; aunque bramen y se turben sus aguas, y también los montes a causa de su braveza. Selah.

Del río sus corrientes alegran la ciudad de Dios, el santuario de las moradas del Altísimo. Dios está en medio de ella; no será conmovida. Dios la ayudará al clarear la mañana. Bramaron las naciones, titubearon los reinos; dio él su voz, se derritió la tierra. Jehová de los ejércitos está con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob. Selah.

Venid, ved las obras de Jehová, que ha puesto asolamientos en la tierra. Que hace cesar las guerras hasta los fines de la tierra. Que quiebra el arco, corta la lanza, y quema los carros en el fuego. Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra. Jehová de los ejércitos está con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob. Selah.

Para nadie es noticia lo que ha sucedido en Haití. El mundo entero ha quedado pasmado -una vez más- ante la catástrofe.

Y cada vez que ocurren fenómenos así, uno casi puede predecir las reacciones de muchos, cristianos y no cristianos: unos cuestionan a Dios, otros le niegan, otros incluso le maldicen, otros cuestionan a cristianos al preguntar cómo es posible creer en un Dios que permite una calamidad así, otros más -cristianos- acusan a hermanos de la misma fe, porque entienden que no están haciendo “lo que les toca” en circunstancias como éstas.

Y las razones de cada grupo son diferentes: quienes cuestionan, suelen no tener idea de la revelación de Dios; los que niegan, simplemente usan la tragedia como justificación de su propio ateísmo en el cual viven. Aquellos que acusan a los hijos de Dios, muchas veces sólo revelan su propia ira ante el vivir cristiano que pone en evidencia su vivir pecaminoso. Y otros, que terminan acusando a sus propios hermanos, sólo reflejan una culpa que les ha caído encima porque han vivido mucho tiempo de espaldas a una tragedia cotidiana.

Me preocupa lo que, sin lugar a dudas, ocurrirá en unos meses: muchos sencillamente se olvidarán. Ojalá no fuéramos tan superficiales ante los sucesos del mundo, y que podamos reconocer y arrepentirnos por la apatía ante una realidad diaria. En las 72 horas anteriores al terremoto, murió de hambre el mismo número de niños que la primera cifra oficial de muertes en Haití: 50,000 niños.

Esto significa que cada cinco segundos muere de hambre un niño menor de cinco años a nivel mundial. El tsunami asiático de 2,004 dejó 280,000 muertes. El mundo vive cada diez días un tsunami de hambre del mismo tamaño.

¿DONDE ESTABAMOS ANTES?

¿Dónde estaba el mundo, dónde estábamos nosotros, antes de Haití y del tsunami, y dónde estaremos dentro de dos meses? Porque no queremos tener una respuesta emocional a un problema continuo. Cada día fallecen 25,000 niños, menores de cinco años, de los cuales 16,000 mueren de hambre. Cada día. El mundo tiene 6.7 billones de personas, produce suficientes calorías para darle 2,750 calorías diarias a cada quien, y sin embargo tantos fallecen de hambre mientras otros sufrimos de obesidad. Un billón de personas -mil millones- viven con menos de un dólar al día.

Las tragedias sirven para despertar el mundo a la realidad. Son tragedias continuas, pero nadie quiere verlas o sentirlas o afrontarlas o saber de ellas. 5,750 niños, en Africa solamente, quedan huérfanos cada 24 horas por causa del SIDA. Esto es un niño cada 15 segundos, y cada 2.2 minutos uno de estos huérfanos se “gradúa” de su programa en el orfelinato, porque ya no lo pueden sostener.

Toda la Creación gime con dolores del parto hasta el día de su Redención. Y así debiéramos vivir, con dolor cada día al darnos cuenta de la realidad del mundo.

¿Cuál es el consejo de Dios? ¿Cómo reaccionar? El salmo 46 nos ayuda a entender no la realidad del mundo, sino cómo debiéramos vivir.

EL CONSEJO DE DIOS (Salmo 46)

El salmista comienza y termina en Dios. E igual nosotros, comenzamos con Dios -cuando nos da vida- y terminamos con él -cuando la demanda. ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? [o una hora al curso de su vida] (Mateo 6:27). El salmista proclama que Dios es refugio, fortaleza y baluarte: podemos vivir confiadamente en esta realidad, porque El quita y El da, bendito sea Su nombre. Y si Dios no lo es para ti en medio de la tragedia, entonces acusas, te angustia, desesperas, te llenas de ira, no sabes qué hacer.

Hay proporción directa entre la intensidad de la reacción en medio de la tragedia y el grado de conocimiento personal del Dios de la Biblia.

Refugio. Lugar donde nos guarecemos cuando nos sentimos en dificultad o peligro, la vida en riesgo; no es lugar que evita los riesgos, sino un lugar al cual acudimos por causa de los peligros. El salmista dice “Dios es mi refugio.”

Fortaleza. No es algo militar, sino la fuerza que levanta, sostiene, empuja, anima, cuando no podemos hacerlo. El salmista dice “conozco a Dios de esa manera.”

Baluarte. Idea de protección, de fortaleza militar, donde puedo descansar porque Dios es mi defensor.

Observa cómo el salmista une los versos 1 y 2: por tanto, no temeremos. Si temo, si tengo miedo, esto guarda relación directa con mi grado de conocimiento e intimidad de Dios y sus diferentes atributos. Luego conocemos a Dios como Proveedor, y no le conocemos como Soberano, en absoluto control de cada aspecto de nuestras vidas.

Luego Dios quiere que las cosas no nos salgan tan bien, para que experimentemos Su suficiencia -en especial cuando no sabemos qué hacer ni tenemos cómo hacerlo. Lamentablemente, el conocimiento luego es sólo cerebral, no llega al corazón.

John Wesley relata que al regresar a Inglaterra luego de predicar en Georgia a personas incrédulas, en medio de una tormenta pensó que el barco se hundía, y he aquí un grupo de hermanos moravitas que oraban muy en paz enmedio de la tempestad: Wesley se encontró con Dios como él quiere ser encontrado.

Dios no es un concepto, un conocimiento teológico, o una idea. Dios es una Persona, que quiere ser conocida y relacionarse conmigo y contigo como tal. Vivir así proporciona confianza.

Presencia o ausencia de temor guarda relación directa con nuestra relación, conocimiento e intimidad que tengamos de Dios. Si él no es nuestro refugio y fortaleza y baluarte fuera de la tormenta, dentro de ella parecerá frío, injusto, distante. Pero cuando Dios es lo que ha prometido, dentro o fuera de la tormenta será siempre igual. Porque El es inmutable.

¿Hasta dónde? El salmista también nos enseña hasta dónde está dispuesto a llegar sin experimentar temor (v.2-3). ¿Qué es lo que el salmista conocía del Señor, que no hemos vislumbrado? ¿Qué le permitió escribir así? El salmista conoce la tribulación, pero habla de otra ciudad donde el pueblo podrá descansar (v.4-5). Contrasta la dificultad con las moradas santas del Altísimo.

Pero además nos informa que la ciudad no será sacudida, porque Dios mora en ella. ¿Sabes que Dios mora en tu interior si eres hijo de Dios? ¡Somos ciudades de Dios! Por tanto, no temeremos.

Pero somos sacudidos. Luego pasa que Dios mora en nosotros pero somos sacudidos porque no experimentamos Su Presencia día a día de modo manifiesto, de tal manera que muchas veces nuestra vida luce igual que la de un ateo práctico. Práctico porque en lo cotidiano parezco como si no creyera en Dios. Job no fue sacudido. Pierde 10 hijos, se arrodilla, adora y dice Jehová dio, Jehová quitó, sea su nombre bendito se levanta y sigue viviendo. Conocía a Dios, reacciona como adorador y sin embargo al final confiesa que sólo conocía [a Dios] de oídas. ¿Y nosotros entonces? Quizás ni hemos oído. ¡Hemos oído de otros que han oído de otros que han oído! ¿Te das cuentas por qué necesitamos experimentar a Dios como nuestro refugio y fortaleza en el día a día?

En el v.6 hay una nueva amenaza -guerras- el belicismo mundial.

Y el salmo culmina en el v.10 para que entendamos el porqué del mandato estad quietos y sabed que yo soy Dios.” Son imperativos. ¿Por qué nos habla Dios así? Primero porque es Dios, y segundo porque tenemos revelación suficiente para estar quietos. Tenemos lo necesario para estar quietos.

UN POCO SOBRE LA ANSIEDAD

Ansiedad en medio de tribulaciones no es mero asunto emocional o simple condición de la naturaleza humana, sino que es pecado porque representa violación directa a un mandato: estad quietos. ¿Recuerdan el episodio de la barca, cuando Jesús increpó los elementos? ¡estad quietos! ¿Qué? ¿El mar y los vientos, con mayor sensibilidad a la voz de Dios que sus hijos? ¡El mar y los vientos no tienen la imagen de Dios! Por eso es pecado.

Vivir ansiosos no glorifica a Dios. Glorificar a Dios es vivir de una manera que engrandece la imagen de Dios en la mente de quienes nos rodean. Vivir ansiosos empequeñece la imagen de Dios, es incluso una deshonra.

Vivir ansiosos cuestiona la fidelidad de Dios para su pueblo. La ansiedad revela incredulidad en las promesas. Falta de fe es pecado. El ha prometido estar con nosotros.

Las tragedias no aumentan el número de muertes. Sólo cambian la forma de cómo morir. Lo importante no es cómo mueres, sino lo que pasa después, el destino final. Esto es lo importante, la tragedia espiritual es mayor que la física. Ser aplastados sin Dios en la vida y pasar a condenación eterna sin ninguna esperanza, al ser aplastados por la ausencia de Dios.

Y nosotros conocemos la realidad de Dios y sin embargo vivimos de espaldas a ella. ¿Dónde está nuestra carga por aquellos que se pierden? Pablo se consumía por los perdidos.

Cuántas veces no hemos oído -y hasta yo lo he dicho- “al menos murió sin dolor”, como si eso fuera lo más importante. Cualquiera puede morir sin dolor, basta con ponerle una solución con analgésico, por tanto morir así no es lo más importante. Es preferible morir en dolor, con Cristo en la vida. Alguien me dijo que fallecieron 70 pastores en la tragedia, y sentí dolor, pero luego recapacité: ¡están en la presencia de Dios! ¡con él por el resto de la eternidad!

Si no aprendemos a ver la vida así, continuaremos con temor. Pablo decía “ojalá me muera, para mí es ganancia”. Pocos vivimos así, porque estamos enamorados de la vida aquí en este mundo, y esto implica incredulidad en las promesas divinas escritas en la Biblia.

Vivir ansiosos revela falta de confianza en la soberanía de Dios. Las catástrofes no sorprenden a Dios. El las orquesta. “Si sucede una calamidad, en la ciudad, ¿no la ha causado el Señor?” (Amós 3:6). No entendemos los propósitos de Dios, no los podemos descifrar, pero lo que nos permite vivir en calma es conocer dichas verdades, saber que el Dios dueño de mi alma afirma que nada ocurre sin que El esté detrás, pasiva o activamente.

SABED QUE YO SOY DIOS

¿Qué implica el segundo mandato “sabed que yo soy Dios”? Sabe, reconoce, proclama, afirma, vive, que Yo gobierno el universo, sostengo la Creación, conozco cada detalle, Yo siento cada dolor, orquesto la Historia, Yo sé cuánto pasa en la vida del hombre y no ignoro las circunstancias. El pueblo de Israel escribió “en todas nuestras aflicciones El también estuvo afligido.” Dios me entiende, pero para El es mucho más importante la pérdida espiritual que la física. (Mateo 10:28-30 ) No temáis a los que matan el cuerpo mas el alma no pueden matar; temed más bien a Aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.

Dos pajarillos no caen al suelo sin el consentimiento de nuestro Padre celestial. ¿Cómo espera Dios que reaccionemos a este hecho? Por tanto, no temáis, vosotros valéis más que muchos pajarillos (v.31). En medio de tribulaciones no resulta fácil, pero Dios lo hace posible si mantenemos una relación adecuada.

¿QUE HACER?

Conozco, oh Jehová, que tus juicios son justos, y que conforme a tu fidelidad me afligiste (Salmo 119:75). En primer lugar, jamás le cuestionaré, porque ahora sé que todos Sus juicios son justos [ya no tengo que agitarme, no tengo por qué estar ansioso]. En segundo lugar, mi aflicción es parte de la fidelidad divina, y en ella observamos la multiforme gracia de Dios para con uno.

El salmista continúa (v.92) y dice mi aflicción me hizo ir a Tu Palabra y me deleité en ella. Atiende: no es posible desarrollar deleite por la palabra de Dios en medio de la aflicción si no tenemos la costumbre previa de ir a ella, el deleite tiene que venir antes de ser afligidos, después simplemente continúa. Tus mandamientos son mi deleite (v.143), lo que tú ordenas.

Tú y yo hemos de desarrollar relación con la Palabra de esta naturaleza, de modo que llegada la dificultad podamos deleitarnos en la misma, pues no solo de pan vive el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

J.C Ryle decía que “no hay nada que muestre mejor nuestra ignorancia, como nuestra impaciencia en medio de las dificultades.” ¿Ignorancia de qué? Ignorancia de Dios, de Su revelación, de Su Palabra. Olvidamos que cada cruz es un mensaje de Dios con la intención de hacernos bien, de hacernos pensar para separarnos de la mundanalidad, enviarnos a la Biblia y doblar nuestras rodillas. Decía Ryle que: “la salud es una gran cosa, pero la enfermedad es mucho mejor si me lleva a Dios. Cualquier cosa es mejor que vivir descuidadamente y morir en pecado.”

La prosperidad es una misericordia, pero la adversidad es aún mayor si nos lleva a Cristo. Cualquier tragedia es mejor que vivir descuidadamente y morir en pecado. Estaremos tristes, llorosos, de este lado de la Creación, pero hay una manera de vivir. Cristo, horas antes de partir, dice a sus discípulos “en verdad os digo que lloraréis y os lamentaréis, y el mundo se alegrará; pero vuestra tristeza se convertirá en alegría. La mujer cuando da a luz tiene dolor, porque ha llegado su hora; pero después que ha dado a luz ya no se acuerda de la angustia, por el gozo de que haya nacido un hombre en el mundo. También vosotros ahora tenéis tristeza; pero os volveré a ver, y se gozará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo” (Juan 16:20-22).

Estamos tristes, llorosos, pero podemos comenzar a disfrutar las promesas de Dios al Cristo transformar el llanto -de este lado de la gloria- en gozo, y poco a poco convertirlo en ese gozo eterno, pero empezar a experimentarlo desde ahora. ¿Cómo? conociendo a Dios como mi refugio, mi fortaleza, mi baluarte, mi pronto auxilio en la tribulación. Amén.

P.Miguel Núñez. www.laibi.org

1 comentario:

HAI dijo...

amen muy agradecido por dejarse usar por el señor con este mensaje que edifica nestras vidas en medio de los problema que estamos pasando estamos en peru pero, somos de venezuela