“Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza” (Romanos 15:13).
El versículo contiene tres de las mejores medicinas espirituales. Paz, gozo y esperanza. El Cristianismo consiste de gozo y paz En otras palabras, que el Señor Jesucristo ha dado a su iglesia todo lo que necesita para vivir en continuo disfrute.
El hombre de temperamento saludable puede relacionarse bien con todos y en cualquier ambiente, pues su sangre espiritual contiene dos elementos o minerales que -si él quisiera, y más que quisiera- debiera mostrar siempre: gozo y paz.
Es además un fuerte estímulo, no sólo para pedirlo a Dios en oración, sino también para aguardar confiados que lo pedido pronto será concedido, nótese la construcción del texto: “Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer.”
Creer es un deber de toda criatura para con el Creador, repito que se trata de un necesidad; no obstante el deber es puesto aquí como un deleite, o que al ejercitar la confianza en Dios, que es nuestro deber, se nos promete felicidad: “Todo gozo y paz”. Esto es único en el carácter misericordioso de nuestro Dios, y además maravilloso: el deber es también dulce promesa.
Así son los dones del Dios al cual estamos mandados y llamados a servir. El verso resume lo que decían los reformadores, que el fin del hombre es glorificar a Dios y disfrutar de El para siempre. O que la fe le glorifica, y al glorificarle nos llena de gozo y paz.
Es agasajar nuestra imaginación con pensamientos de la vida eterna, o que Cristo es nuestro por siempre. Este gozo sólo Dios puede darlo, o que el gozo es un acto de amor. El marido manifiesta amor a la esposa, ella se goza y responde con amor. Óigalo: “Entonces mi alma se alegrará en Jehová; se regocijará en su salvación” (Salmo 35:9).
¿Por qué el salmista dice "en su salvación", acaso no es eso un don, o que no es Su Persona? La respuesta es que el salmista está diciendo, no sólo que su alma se goza en el Señor, sino también en la forma de relación que hay entre Dios y él, que se expresa en puro amor, ya que se trata de la salvación.
Pablo lo dice con estas palabras: “Más Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8).
La salvación es la más excelente muestra del amor de Dios. Los dones temporales afectan más lo carnal del individuo, pero no tanto el alma creyente, lo que sí hace con creces el gozo y la paz. Amén.
P.Oscar Arocha. www.ibgracia.org
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