viernes, 30 de abril de 2010

Meditación del 30 de Abril

"Oh Jehová, he oído tu fama; he considerado tu obra, oh Jehová. ¡Avívala en medio de los tiempos; en medio de los tiempos hazla conocer! En medio de la ira acuérdate de tener misericordia" (Habacuc 3:2).


El ruego por causa de los elegidos es un ferviente pedido para que sus problemas sean acortados, que sus aflicciones sean mitigadas o moderadas. Como si dijera: Yo sé que tu ira es justa, pero si quieres puedes moderarla: "En medio de la ira acuérdate de tener misericordia". El profeta piensa que es mucho esperar hasta el fin de los años, que no espere al final de los tiempos sino en medio de los tiempos o de la aflicción. Vienen muchos problemas y peligros: no espere que se acaben los peligros para consolarnos. Como si el niño le dice a su padre que le pase la mano de consuelo en medio del castigo.

Aunque tu pueblo sea castigado que también sea preservado, que queden creyentes para iluminar la próxima generación, que la tierra no termine en una ruina total. Su petición puede ser dicha así: santifica nuestras aflicciones.


El profeta agrega: "Dios viene desde
Temán; y el Santo, de los montes de Parán. (Selah) Su esplendor cubre los cielos, y la tierra se llena de su alabanza. Tiene un resplandor como de luz; rayos brillantes salen de sus manos, y allí se oculta su poderío. La mortandad va delante de él, y de sus pies salen llamaradas…" (v.3-5). Llama a su memoria la manifestación gloriosa del Señor cuando los libró de los egipcios.

En particular cuando dio la Ley en el Monte Sinaí, o el monte de Parán, el valle donde acamparon en el desierto. La mortandad fue delante del Señor tan pronto como entró en Egipto pues las plagas mortales no faltaron contra los enemigos de Su pueblo.


Habacuc también le dice a Dios en su oración sobre Su fidelidad: "Has desnudado completamente tu arco; has provisto en abundancia las flechas de tu palabra" (v.9). De paso vamos aprendiendo cómo orar en situaciones semejantes. Le recuerda lo que Dios hizo por medio de Josué: "El sol y la luna se detuvieron en su cenit. Anduvieron a la luz de tus flechas y al resplandor del brillo de tu lanza" (v.11).

Entonces dice al Señor con su oración cuál era su entendimiento de todas esas misericordias con el pueblo: "Con ira pisoteaste la tierra; con furor trillaste las naciones. Saliste para librar a tu pueblo" (v.12-13). Como si le hubiese dicho, lo que he aprendido de tu Palabra es que todas y cada una de las operaciones de tu providencia son con el objeto de salvar a tu pueblo, de librarlo de todo mal y de sus enemigos.

Es muy notorio que apela a la misericordia divina, pues su alma argumenta una y otra vez como tratando de mover a Dios.


Si sientes que el disgusto de Dios está contra ti, no olvides rogar Su misericordia. Cuando Jonás se rehusó obedecer al Señor, el disgusto divino lo persiguió y el profeta fue echado al mar y un gran pez lo tragó. Estando en angustia por su desobediencia, clamó por misericordia y su ruego fue atendido (Jonás 2:2).


Examina pues tu vida y encontrarás que mucho has pecado, que has sido desobediente, mundano, carnal, entonces es el momento de clamar por la compasión divina. Roguemos que estas adversidades, la continua violencia, el alto costo de la vida, sean santificados; la experiencia reciente es muy elocuente, en los hombres no hay poder que los libre del Día malo.

Sea este tu ruego: "En la ira acuérdate de la misericordia" (Habacuc 2:2). Amén.

P.Oscar Arocha, www.ibgracia.org

1 comentario:

Noemi dijo...

Bendiciones hermanos les saludo de El Salvador, San Salvador, les invito que visiten mi blog www.creeenjesusyserassalvo.blogspot.com. Comparto mi testimonio de sanidad divina y la Gloria sea para nuestro Señor Jesucristo. VIVA CRISTO.