sábado, 10 de abril de 2010

Meditación del 10 de Abril

“Pero nosotros debemos dar gracias a Dios siempre respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación del Espíritu y la fe en la verdad” (2 Tesalonicenses 2:13).


Estas son palabras de consuelo, dichas después que el apóstol ha hablado extensamente sobre los juicios que vienen sobre el Anticristo y sus seguidores, de donde inferimos que cuando se hable o se predique de los terribles juicios de Dios sobre los incrédulos también es la voluntad del Señor que no se deje de agregar una nota de consuelo para el corazón de los creyentes.

Son palabras del Espíritu de Dios hablando por medio de uno de sus ministros.

Fue la práctica del apóstol donde quiera que veamos escritos suyos de esta naturaleza, y también de otros: “La que produce espinos y abrojos es desechada, está cercana a la maldición, y su fin es ser quemada. Pero aunque hablamos así, oh amados, en cuanto a vosotros estamos persuadidos de cosas mejores que conducen a la salvación” (Hebreos 6:8-9). En esta misma carta se ve lo mismo: “Porque conocemos al que ha dicho: "Mía es la venganza; yo daré la retribución." Y otra vez: "El Señor juzgará a su pueblo. ¡Horrenda cosa es caer en las manos del Dios vivo! Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás para perdición, sino de los que tienen fe para la preservación del alma” (Hebreos 10:30-31,39).


En los escritos del apóstol Juan encontramos la misma consideración: “Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios no sigue pecando; más bien, Aquel que fue engendrado de Dios le guarda, y el maligno no le toca. Sabemos que somos de Dios y que el mundo entero está bajo el maligno” (1Juan 5:18-19).

Cuando hablemos del triste estado de aquellos hombres y mujeres de este mundo que han sido seducidos por el hombre de pecado, aun así siempre podremos decir con certeza: “Pero nosotros debemos dar gracias a Dios siempre respecto a vosotros”.

En las ocasiones en que los predicadores aterroricen a los impíos con los juicios de condenación que pesan sobre ellos, también deben decir claramente a los creyentes que esos juicios no son su porción.


Es un gran favor del cielo que hayan hombres y mujeres elegidos que no serán ahogados con el error de los inicuos, y esto debe ser proclamado con tanta fuerza como lo otro. A los suyos Dios ha enseñado mejores cosas, les ha dado luz no solo para diferenciar el error de la mentira sino también para que no caminen en oscuridad. Y para dar mayor fuerza a esta verdad baste considerar lo que Pablo dice en otro lugar: “Ellos trastornaron la fe de algunos. A pesar de todo, el sólido fundamento de Dios queda firme" (2 Timoteo 2:18-19).

Hay un pueblo aparentemente débil, de carácter humilde, inscrito en el Libro de la Vida del Cordero, que no será finalmente seducido por las artimañas del hombre de pecado. Amén.

P.Oscar Arocha, www.ibgracia.org

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