jueves, 5 de agosto de 2010

Meditación del 5 de Agosto

"El mandamiento es lámpara, y la enseñanza es luz, y camino de vida las reprensiones que te instruyen" (Proverbios 6:23).


Así como es necesario tener una lámpara cuando uno se encuentra en lugar oscuro, así es necesario contar con la ley de Dios como lámpara para disipar la oscuridad de este mundo y guiar nuestros pasos en seguridad. Cristo es el Sol de los justos, brilla sobre nosotros por la Palabra de Su Gracia iluminando nuestras mentes en el conocimiento de cada útil verdad, y llevándonos hacia un mundo mejor, donde esperamos conocer y experimentar la verdadera felicidad, el anhelo ferviente de nuestras almas.

Todos hemos experimentado, que las doctrinas y preceptos de la Palabra de Dios son útiles y agradables como la luz, pero no pensamos lo mismo cuando se trata de los reproches, los cuales son, en general, desagradables. Sin embargo son tan necesarios y beneficiosos como los principios de instrucción. Porque las amonestaciones nos advierten contra el pecado y son poderosa influencia para guardarnos de los lazos del Maligno: "Camino de vida son las reprensiones que te instruyen".


El verso contiene dos asuntos: (1) que hay una senda de felicidad: "Camino de vida", una vía para ser librados de la muerte donde nuestra esencia como ser racional puede ser acentuada y mejorada, (2) que esa vía tiene nombre muy específico: "las reprensiones que te instruyen". No todos los reproches son buenos, los que instruyen son los que benefician porque cuando carecen de instrucción entonces no están motivados por el amor verdadero o son hechos en ignorancia. En tal caso no sería buena reprensión sino hablar ofensivo o injurioso.


El verdadero reproche cristiano es muy necesario para santificarnos: "El tierno y fiel argumento que decimos a un hermano en privado, con el fin de rescatarlo del error para traerlo a la verdad, cuya causa es el celo por la gloria de Dios y el amor a nuestro prójimo".

Hemos dicho tierno argumento, pero no estamos ajenos a que los médicos puedan, en ocasiones especiales, emplear el afilado bisturí con la debida delicadeza y ternura.


El reproche es un acto de amor y misericordia no de orgullo o vanagloria, pues se trata de ver al hermano en miseria o yerro espiritual y procurar librarlo de la ira de Dios. Los medios para hacerlo no son castigo o censura, sino el apropiado discurso o amonestación. Este medio se emplea cuando el propósito sea rescatar al pecador y sanar su alma; sin embargo no hay una regla fija en cuanto a su grado o intensidad, para algunos será más tierno, a otros pudiera ser más cortante.


El fin es rescatar al hermano del error, por tanto su aplicación basarse en la verdad: "La palabra de Dios more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría" (Colosenses 3:16). Que el ofensor pueda ver a Dios reprendiéndole en lugar del hombre, tal como Cristo reprendió a los fariseos mediante las Escrituras: "Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo: Este pueblo de labios me honra, pero su corazón está lejos de mi" (
Mateo 15:7-9).
El reproche debe insinuarse como el asunto requerido, sea por exhortación, amonestación o advertencia.

La misma forma se ve en el reproche del profeta Natán a David (2Samuel 12:1-7). El fin de la reprensión no es avergonzar ni destruir la buena reputación del hermano, sino traerlo del pecado al deber. Se trata de un hermano, alguien que procura ser una buena persona, de modo que no será difícil traerlo de vuelta al camino de hacer el bien.


Cuando vayas a reprender a otro cuídate de ser inocente de ese mismo pecado. El culpable digno de juicio no está en capacidad de juzgar a nadie: "¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?" (
Mateo 7:3).

Un pecador no está exonerado de la deuda de amor a los demás, sino que está atado humildemente a reconocer su falta y abandonarla para que pueda ayudar a otros con el mismo remedio que él ha sido beneficiado. Siendo reprendidos aprendemos a reprender.

"Camino de vida son las reprensiones que te instruyen".

Amén.

P.Oscar Arocha; www.ibgracia.org

No hay comentarios.: