"Me encanta la humanidad", dijo él, "pero estoy sorprendido de mí mismo: mientras más amo a la humanidad en general, menos amo a la gente en particular, o sea, individualmente, como personas. En mis sueños, incluso he llegado a pensar hasta en servir con pasión a la humanidad... y sin embargo me siento incapaz de compartir la misma habitación con alguien por más de dos días. Lo sé por experiencia. Tan pronto como hay alguien ahí, cercano a mí, su personalidad oprime mi autoestima y restringe mi libertad. En 24 horas comienzo a odiar hasta al mejor de los hombres: una porque le toma mucho tiempo comerse su comida, otra porque tiene gripe y le escurre la nariz. Me convierto en enemigo de la gente en el momento que me tocan. Por otra parte, siempre me ha pasado que mientras más aborrezco a la gente individual, más ardiente es mi amor por la humanidad."
Los Hermanos Karamazov.
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