martes, 17 de agosto de 2010

Adolescentes.4

  1. Disociación de los Malvados

“Hijo mío, si los pecadores te quisieran engañar, no consientas (Proverbios 1:10).


Nuestros jóvenes enfrentarán engaños de pecadores. Gentes malvadas tratarán de alejarles y llevarlos a toda clase de mal: abandono sexual y perversión, uso de drogas, falta de respeto a las autoridades, manejo descuidado de vehículos, mentiras, y más.

Necesitamos preparar a nuestros hijos, que sepan reconocer y responder a tal peligro.

Crea escenas, pregunta “¿Cómo escapas de una conversación a todas luces peligrosa? ¿Cómo le dices a tus amigos que no, o te sales del carro si te das cuenta que se dirigen a lugares o a hacer cosas en las que no debieras participar? ¿Cómo escapas de situaciones así y dices ‘déjenme aquí. Voy a llamar a mis papás. Me iré en taxi. Los veré después.”

Ayuda a tus hijos a desarrollar convicciones y estrategias que puedan usar para salir de situaciones peligrosas.


Ojo: no se trata de viejos hombres o mujeres malvados en abrigos raídos. Serán los mismos jóvenes de su propia generación: jóvenes que visitan tu casa y te dicen Don Fulano o Doñita. Jóvenes de la misma escuela cristiana o del mismo grupo escolar de tarea o del mismo equipo deportivo o del mismo vecindario. Crees que la mayoría de estos adolescentes están bien. No asumas que siempre serás capaz de distinguir quién es de peligro para tus adolescentes.


En cierta ocasión, mi hermano Paul y su esposa viajaron un fin de semana. Hicieron arreglos para que sus hijos permanecieran con algunas familias de la iglesia. Su hijo mayor iría a la casa de su mejor amigo. Pero cuando llegó el viernes, tal parece que había una grieta en la planificación: los padres del mejor amigo también habían salido de viaje, de modo que el muchacho de la casa había invitado a otros amigos más. La casa entera en manos de adolescentes durante todo el fin de semana. Lo primero que habían hecho era alquilar unos cuantos vídeos pornográficos. Ahora bien, el hijo de Pablo ama al Señor. Les rogó a los amigos que no los pusieran. Por supuesto ninguno hizo caso.

Pablo preguntó a su hijo qué había hecho cuando los otros veían los vídeos. El dijo “me senté en la cocina y me comí un saco de papitas, cuando terminaron entonces me reuní con ellos.” Tuvo sabiduría para escapar de la situación. Necesitamos entrenar a nuestros hijos.


¿En qué consiste el engaño -la seducción- de estar con pecadores? ¿Qué ofrecen a tus adolescentes?

Estudia el pasaje.


Si dicen “ven con nosotros; pongamos acechanzas para derramar sangre, acechemos sin motivo al inocente; los tragaremos vivos como el Seol, y enteros, como los que caen en un abismo; hallaremos riquezas de toda clase, llenaremos nuestras casas de despojos; echa tu suerte entre nosotros; tengamos todos una bolsa.”

Hijo mío, no andes en camino con ellos. Aparta tu pie de sus veredas. (Proverbios 1:11-15)


¿Te das cuenta? Es camaradería. Es pertenecer al grupo. Es promesa de buenas cosas.

Necesitamos ofrecer una alternativa -hacer que nuestro hogar sea el lugar donde quieran estar. Abrir la puerta a sus amigos y entender e involucrarnos con sus intereses tanto como podamos.

Necesitamos momentos donde podamos también ser de influencia sobre los amigos. Hay tantos niños desplazados en la sociedad. ¡Ten la seguridad que vendrán muchos adolescentes a tu casa!

Cuando otros jóvenes visiten tu casa será inevitable que alguno patee una lata de refresco en tu sala o que otro suba los pies sobre la mesa. Romperán algunos adornos. ¿Qué diferencia hace esto? Algún día tus hijos llenarán un camión con tus cosas y tirarán tus “tesoros” a la basura. ¡Solo guardarán unas pocas cosas que les recuerden su niñez!

¿Cuál es la diferencia si tus cosas son usadas para el reino de Dios? Es un precio pequeño a pagar ante el privilegio de influir en tus adolescentes y sus amigos.


Más allá de nuestra casa hay una caída de agua. Cuando eran adolescentes, hacíamos antorchas de latas vacías, algunas sogas, un poco de keroseno y estopa y caminábamos hasta la cascada. Los niños se sentían héroes con antorchas. Durante muchos años dimos la bienvenida al año nuevo con un montón de adolescentes cerca de la cascada, tocando música, cantando, leyendo pasajes de la Escritura y discutiendo sobre ellos. Nunca estuvimos solos. Influimos en muchos más que nuestros propios adolescentes.


Temor a Dios, recordar las palabras de los padres, saber escoger amigos. ¿Para qué? ¿Qué atraerá esto?


Tedd Tripp is Senior Pastor of Grace Fellowship Church in Hazleton, Pennsylvania.

This article appeared in Journal of Biblical Counseling, Volume 23 Number 3, Summer 2005.

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