viernes, 20 de agosto de 2010

Adolescentes.7

FE Y COMUNICACION

Mi esposa y yo visitamos Israel hace algunos años. Heather, nuestra hija de veintitantos años, nos recogió en el aeropuerto cuando regresamos al país. Tenía una agenda planificada.

Mientras estuvimos en Israel, un hombre joven le expresó su interés y quería conocernos y contar con nuestra bendición. Después que pasaron los efectos del cambio de horario de un viaje tan prolongado, me reuní con ellos durante tres horas y les hablé de cómo estructurar su relación de manera que honrasen a Dios. Luego oré por ellos. Derramé mi alma a Dios por ellos, expresando todas mis preocupaciones y aspiraciones espirituales por ellos. Lo hice delante de ellos con todo propósito. Quería que me escucharan orar.

Tus hijos necesitan oírte orar por ellos. Muestra tu fe. Permite que tu fe hable en voz alta.


Algunos dirán “se supone que no debes orar para ser escuchado por los hombres; no seas hipócrita, no hagas espectáculos de religiosidad.”

Pero Jesús oró frente a la tumba de Lázaro: “Padre, Yo sé que tú sabes todas las cosas, pero oro estas cosas por causa de aquellos que están conmigo, para que crean.”

Oró de tal modo que engendrara fe en Sus discípulos.

Tus adolescentes necesitan escuchar tus oraciones por ellos.


Pensamos, “¿cómo puedo hallar la gracia y fortaleza para hacer todo esto?” La Escritura nos enseña cómo y dónde.

“Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia” (2 Pedro 1:3-4).


Permíteme alentarte. Gracia, fortaleza, visión, energía, valor, para hacer todas las cosas que Dios nos ha llamado a hacer -incluyendo la tarea de ser padres- nos han sido dadas en Cristo. Es mucho más que una promesa.

Es el establecimiento de un hecho. La realidad en que vivimos es que en Cristo se nos ha dado todo lo que necesitemos para ejecutar la tarea.

Algo que sucedió en el pasado tiene efecto continuo en el presente: gracia y fortaleza, aliento, energía, visión, sabiduría, capacidad, todo lo que necesitemos para vivir y para santidad se nos ha dado mediante El quien nos llamó.

Nuestra confianza en poder hacer lo que Dios nos ha llamado a hacer no se encuentra dentro de nosotros mismos. Si miramos hacia adentro hallaremos copas vacías. En Cristo hay gracia y fortaleza y capacidad para poder hacer lo que Dios nos ha llamado a hacer.

Quiera el Señor bendecirte y fortalecerte en tu familia.


Tedd Tripp is Senior Pastor of Grace Fellowship Church in Hazleton, Pennsylvania.

This article appeared in Journal of Biblical Counseling, Volume 23 Number 3, Summer 2005.

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