jueves, 24 de febrero de 2011

Meditación del 24 de Febrero

Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer” (Romanos 15:13).

El verso es una oración a favor de los creyentes en Roma, pedía para que fuesen llenos de gozo y paz, con el efecto de ensanchar la esperanza cristiana. Esto significa que sólo y únicamente Dios es quien puede dar paz y gozo, y esto con el poder del Espíritu Santo y por medio de Su Palabra. 
Ciertos dones pueden ser obtenidos por esfuerzo propio, sin embargo hay otros que Dios da por medio de la oración. Llevar el alma humana a esa dulce y deleitosa quietud es prerrogativa divina. Que Pablo rogase por los creyentes en Roma es señal de que solo Dios puede dar al corazón ese estado tan deseado, no podemos sin Su bendición.

Los creyentes son como los bebés, pueden ponerse nerviosos, atormentarse por sí mismos, pero no sosegarse, y mucho menos gozarse; llevarlos a gozo y paz es obra del Espíritu de Dios. 
La oveja puede extraviarse, incapaz de volver sola al rebaño, el pastor ha de traerla. Si el auto se descompone, el mecánico debe repararlo. Disfrutar la vida cristiana o vivir en gozo y paz, es obra de Dios. 
Dicho de otro modo, estas gracias no son adquiridas sino infundidas o concedidas, son dones del Señor. Y agregamos que serían concedidas en sus propios medios, la oración y fe en Su Palabra. 
Un hombre pudiera hacer lo que manda la Biblia para tener gozo, pero si no tiene la bendición del Señor, no podría gozarse. Eso es  prerrogativa divina: “Si Jehová no edificare la casa, En vano trabajan los que la edifican” (Salmo 127:1).

Viviendo una vida sumamente agitada, hay no pocas tensiones dentro y fuera del hogar. Necesitamos la paz de Dios que sosiegue y no nos deje zozobrar. 
Al presente, es necesario que el Señor nos vea con ojos de misericordia y nos bendiga con esta petición: “Nos llene de todo gozo y paz”
Estamos más cerca de la gloria que cuando creímos, ahora más que nunca es necesario ser llenos del gozo que prepara el alma para el cielo. Gozo del alma saludable que está más próxima del final glorioso. 
Es por medio de este gozo celestial que el Señor Jesús infunde al corazón creyente seguridad de Su eterno amor, y que por gracia nos pertenece la vida eterna.

Amén.
P.Oscar Arocha,
www.ibgracia.org

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