“Apolos, natural de Alejandría, varón elocuente, poderoso en las Escrituras…. siendo de espíritu fervoroso, hablaba y enseñaba diligentemente lo concerniente al Señor” (Hechos 18:25).
Hay diferencia entre carácter y personalidad. El carácter indica moralidad, y la personalidad manera de hacer las cosas. El carácter se relaciona con lo bueno o lo malo, la personalidad no siempre. El carácter es la esencia de la persona. Apolos era de buen carácter, hombre bueno, un verdadero cristiano, y su personalidad apasionada, manifestaba la bondad en forma ardiente.
Los cristianos son de buen carácter y dentro de sus posesiones esenciales están el gozo y paz: “El reino de Dios es justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo” (Romanos 14:17). Tal es la alimentación para su peregrinar sobre la tierra.
Dios tiene una despensa de gozo y paz celestial para hombres y mujeres cuyo carácter es ser verdaderos creyentes. El salmista, actuando como vocero divino lo dice así: “Para los santos que están en la tierra, Y para los íntegros, es toda mi complacencia” (Salmo 16:3). La paz y el gozo son propiedad exclusiva de los hijos de Dios.
Esa quietud mental y alegría de corazón tiene origen en el Dios de esperanza, para apropiarse por medio de la fe: “En el creer”. La plenitud depende de la medida de confianza que el creyente tenga en Cristo.
Hay ocasiones en que el día amanece nublado, el cielo está gris y el ánimo de la gente se apaga -en la naturaleza oscuridad y tristeza van de la mano.
En el mundo espiritual es semejante, paz y alegría están unidas de manera inseparable con luz. Luz es sinónimo de felicidad. Un rostro brillante es lo mismo que una cara alegre, nótese: “Gozo y paz en el creer”.
El creyente pudiera atravesar por una providencia nublada, pero si hay luz en su alma -en contra y a pesar de todo pronóstico- estará gozoso, como Pablo: “Como entristecidos, más siempre gozosos” (2Corintios 610).
Amén.
P.Oscar Arocha,
www.ibgracia.org
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