miércoles, 29 de septiembre de 2010

Meditación del 29 de Septiembre

"En tus ordenanzas meditaré; consideraré tus caminos" (Salmos 119:15).
 
Meditación santa es otra de las ramas de la piedad. David hace la santa determinación de meditar en los mandamientos de Dios, como si dijera: "En tus mandamientos meditaré".

¿Que es meditación?  
Es un acto donde el alma espiritualiza cada asunto u objeto en que está interesada. Porque todo corazón nacido de nuevo es como un destilador: puede destilar beneficiosos pensamientos o conclusiones de todo lo que entra a su cerebro. 
El Señor Jesucristo sacó el discurso del agua de vida estando al lado del pozo de Jacob, (Juan 4); cenando en casa de un fariseo discursó sobre comer pan en el reino de Dios: "Al oír esto, uno de los que estaban sentados juntos a la mesa le dijo: ¡Bienaventurado el que coma pan en el reino de Dios!" (Lucas14:15), y así muchos otros.

Hay una seria y solemne meditación que es un reflexionar del individuo, esto es, una conversación entre el hombre y su propio corazón.
"Meditad en vuestro corazón y callad", (Salmo 4:4). 
Mucho del temperamento o estado de nuestro propio corazón puede ser discernido o correctamente conocido por el causal de pensamientos. Los pensamientos son los primeros y más fieles signos de lo que somos y buscamos.
Un corazón dominado por la codicia, por ejemplo, encontrará deleite en grandes y constantes pensamientos de ganancias y riquezas. 
En la lujuria o lascivia, la mente correrá hacia placeres sensuales y desordenada gratificación de la carne.  
Honor y aplausos engordarán pensamientos del ambicioso.
Y así por el estilo.
Pero como las esperanzas y felicidad de un cristiano sincero se centran en Dios y Su favor, el creyente no hace otra cosa que frecuentemente centrar su alma en el gozo del Señor.

Quien formó el espíritu del hombre dictó sentencia para todos:
"Donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón", (
Mateo 6:21). 
Ante esta realidad es recomendación para todo creyente que, mientras sus manos se empleen en negocios de esta vida, su corazón esté en Dios  -deleitándose en Sus perfecciones, palabras y obras.  
Que ninguna cosa llene tanto tu mente como para no pensar en Dios y Su bendita gloria, deuda ha buscar de toda nueva criatura. No es necesario encerrarse en una habitación para cultivar disposición de mente piadosa o vida virtuosa.

Nuestra meditaciones deben considerarse como los medios para obtener un fin mayor, entiéndase influir, afectar y gobernar nuestras almas por los estatutos de Dios. Hemos de soplar hasta que la llama se avive. «La esencia de un perfume afecta más nuestro olfato que una tonelada de pétalos de rosas sin procesar, de modo semejante, verdades grandes e importantes son usualmente más seguras, menos controversiales y más efectivamente impresas sobre la mente, dando al alma una agradable influencia para ir tras ellas.  La meditación hace este trabajo».

Empléate a fondo, medita en Dios y Su bendita misericordia en Cristo Jesús, nuestro hermoso y bendito Salvador.

Amén.
P.Oscar Arocha; www.ibgracia.org

No hay comentarios.: