Todo el mundo dice que si los varones no leen bien, es porque no leen lo suficiente.
Pero, ¿por qué no leen?
Un número considerable de maestros cree que los niños simplemente se aburren por el tipo de literatura que encuentran en sus escuelas. Según los expertos, debemos "buscar a los niños en donde se encuentran" -esto es, alcahuetear sus gustos.
Para niños y jovencitos, por ejemplo, buscar libros que "exploten [su] amor por el cuerpo y sus funciones, incluso humor grosero." Una maestra ha llegado al extremo de dar "fiestas en groserología" -"para primero hacerlos leer -dice ella- preocúpate después del contenido."
Pero tales ideas y modernas tendencias son contrarias a ideas tradicionales de educación.
Educación se entendió alguna vez como entrenamiento para libertad. No sólo mera transmisión de información, sino formación de modales y gustos. Aristóteles pensaba que debiéramos ser criados para "disfrutar en, y dolernos por, aquellas cosas que debiéramos; esta es la verdadera educación."
Platón, antes que Aristóteles -escribió CS Lewis- dijo lo mismo. "Al inicio, el animalito humano no tendrá respuestas correctas. Hay que entrenarlo para sentir placer, agrado, disgusto y odio por aquellas cosas que en verdad son placenteras, agradables, de disgusto u odiosas."
Esta clase de entrenamiento va contra el grano, y ¿quién tiene tiempo para ella?
Es mucho más fácil buscar a los niños donde se encuentran.
El secreto para lograr que los varones lean, me atrevo a sugerir, es bien sencillo.
Ten bajo control (esto es, retira) toda clase de medios electrónicos, en particular video juegos, internet recreativo y cosas por el estilo. Luego ve y llena tus estantes con buenos libros.
Thomas Spence, publicado en Wall Street Journal.
jueves, 30 de septiembre de 2010
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