Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe (Juan 3:30)
Bajo nuestra humana naturaleza, lo usual es yo crecer, y muchas veces a costa de otros. Los argumentos son los de siempre: sueños de grandeza, relaciones personales, relaciones de trabajo, de la comunidad, etc. Subir, subir, subir.
¿Quién debe crecer y quién debe menguar? Noten que las palabras provienen de Juan el Bautista, asediado por sus mismos discípulos al ver el aumento en la popularidad de Jesús. ¡Qué respuesta la de Juan! Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe.
Bajo nuestra nueva naturaleza en Cristo, lo usual es yo mengüar y que mi prójimo crezca. Hay que particularizar. ¿Quién es mi prójimo? ¿Quien es tu prójimo?
¿Procuras mengüar en tu yo, y que otros crezcan?
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