martes, 5 de enero de 2010

CATOLICOS BIENVENIDOS AQUI

El siguiente escrito del P.Castaldo es una joya. ¿Cómo ganar los afectos de personas católicas si los tildamos de “papistas” y otros epítetos por el estilo?

He aquí 10 maneras para que personas previamente católicas se sientan bienvenidas en nuestras iglesias:

1. Defínete por Jesús, no por tu tradición de iglesia protestante

La tradición es grande. Pero cuando comienza a eclipsar al Señor mismo, hemos perdido el norte. La tradición debiera clarificar nuestra visión de Cristo, no apartarnos. Además, en áreas de tradición eclesiástica, los protestantes no podemos competir con católicos. Con 1,500 años de antigüedad, nos aplastan. Gracias a Dios que competir no es nuestro objetivo. Ni tampoco le concierne a un católico previo. La mayoría se ha convertido no porque sean atraídos por una denominación protestante particular, sino porque han encontrado a Jesús en nuestras iglesias.

2. Evita utilizar clichés sin valor, provenientes de la subcultura evangélica.

Los evangélicos somos campeones de mercadeo. Introducimos cultura pop en la cristiana más rápido de lo que pensamos. Cuando se introduce con responsabilidad, la llamamos “contextualización”. Sin embargo, a menudo se logra a expensas de la santidad divina y se siente como si redujéramos la gloria de Dios a un simple producto. Si es frase de dudosa substancia teológica o un ethos general que habla de realidades divinas con impertinencia, debiéramos recordar que Dios es el Altísimo, quien reside en luz inaccesible y quien merece la mayor reverencia.

3. Ofrece números de páginas en tus sermones de texto, si tienes Biblias similares

Muchos católicos no han tenido oportunidad de estudiar la Biblia. Muchos ni siquiera conocen la diferencia entre el Viejo y el Nuevo Testamento, mucho menos cómo encontrar un cierto pasaje escritural. Ofrecer números de página es una cortesía sencilla, que capacita seguir el sermón con facilidad.

4. Habla de la Iglesia Católica con cortesía, incluso en puntos de desacuerdo.

El sentimiento anti-catolicista es muy arraigado en ciertos círculos protestantes. Incluso entre personas de buenas intenciones es común escuchar fuertes invectivas contra la Iglesia Católica. Tal enfoque es un error, al menos por dos razones: teológicamente, no muestra el carácter redentor de nuestro Señor Jesucristo, lleno de gracia y verdad (Juan 1:14). Segundo, esta clase de petulancia socava relaciones con amigos y familiares. Una y otra vez, una mente espiritual bíblicamente informada y robusta requiere que veamos a nuestros amigos católicos como hechos a la imagen de Dios y por tanto merecedores de amor genuino.

5. Explica conceptos y terminología bíblica de manera clara y accesible.

A los evangélicos nos resulta sencillo, particularmente a los pastores, hablar el lenguaje de Sión, olvidando que muchos en este mundo moderno post-cristiano no tienen la menor idea de lo que decimos. Está bien hablar de la “Cristología de Adán” o de la “subestructura escatológica de la parousia”; sin embargo, aseguremos de definir tales términos y ofrecer una explicación razonable del significado.

6. Expresa remordimiento genuino sobre el estado dividido de la Iglesia.

Jaroslav Pelikan describe en su libro The Riddle of Roman Catholicism, el proceso de la Reforma como una “necesidad trágica”. Reconoce que la iglesia del Siglo XVI necesitaba reforma; sin embargo, a los ojos del mundo la división posterior asestó un golpe masivo a la integridad eclesiástica. Esta tragedia es algo que los pastores debieran reconocer, y en fidelidad mirar hacia adelante, al Día cuando Jesús retorne y unifique Su Cuerpo.

7. Ten seriedad y compromiso sobre ética de vida y cultura.

La idea de “encarnación” es un valor central de la teología católica, de importancia incluso a nivel local. Por tanto, se educa al católico a tener en alta estima las formas prácticas de servicio, la aplicación de imperativos morales y el cuidado de los vulnerables de la sociedad como los recién nacidos y los ancianos. Tanto como los católicos sean verdaderamente fieles a su tradición, perseguirán estos fines. Nuestras iglesias protestantes debieran hacer lo mismo.

8. Demuestra en tus acciones que crees lo que crees.

La hipocresía es un problema en cada contexto religioso. En cierto sentido es función de seguir a un perfecto Dios/hombre. Pero algunas formas de hipocresía son egregias (escandalosas). Los protestantes señalan las faltas morales del sacerdocio; los católicos señalan la vergonzosa conducta de algunos tele-evangelistas. De cara a estas percepciones, en conciencia, hemos de romper el ciclo de duplicidad y abrazar la fidelidad y amor genuinos. Cuando quedamos cortos, hemos de reconocer nuestras fallas y arrepentirnos. Al demostrar lo que creemos con nuestras acciones, hacemos más fácil que otros hagan lo mismo.

9. Expresa reverencia y autenticidad al orar.

Orar es asunto serio. Todos lo sabemos, y sin embargo los evangélicos parecemos divagar en la presencia de Dios, decimos unas cuantas frases de alabanza, solicitamos algunas peticiones personales y concluimos en el nombre de Cristo. Sí, Jesús llamó “amigos” a sus discípulos, tres veces en Juan 15, enfatizando la naturaleza personal de su fe. Al mismo tiempo, el apóstol Juan, al ser confrontado por el Cristo resucitado y glorificado, cayó de rodillas (Apocalipsis 1:17). Nuestras oraciones debieran reflejar estas realidades.

10. Equipa a tu congregación para que traten a los católicos con amor centrado en Cristo.

Al equipar a los santos para el trabajo de servicio (Efesios 4:12), hemos de hacer más que simplemente impartir contenido doctrinal. También, hemos de proveer a nuestra gente con una perspectiva del tono apropiado para relacionarnos con amigos y familiares católicos. Como dice 1 Pedro 3:15-16, hemos de saber ofrecer respuesta sobre la esperanza redentora que hay en nosotros, con gentileza y respeto. ¿Cómo es esto? ¿Cómo ejecutarlo?

Estas y otras preguntas semejantes son dignas de atención continua en nuestra enseñanza, predicación y discipulado, para poder preparar y estimular al pueblo de Dios a proclamar gozosos la gloria de Cristo entre las naciones.

Chris Castaldo. http://www.ministrytodaymag.com

1 comentario:

Luis O. Arocha dijo...

Excelente. Sobre todo para nosotros que vivmos en una cultura catolica.uis