Te sugerimos empezar hoy, llevar nota de tus aconteceres y acciones (no reacciones), en especial frente a tentaciones particulares.
Y analiza tus respuestas a estas preguntas:
* ¿Cuándo suceden, en qué momento? ¿Qué sucedió ese día o en ese momento, que me tentó de cierta manera?
* ¿En qué estaba pensando? ¿En qué consistió mi tentación?
* ¿Qué hice al respecto? ¿Qué acciones tomé?
* Si no tomé alguna acción, ¿cómo sucedió esto?
* Si tomé alguna acción pero caí en tentación, ¿Qué hice después, al darme cuenta?
* ¿Me recuperé? ¿Hubo o hay efectos secundarios?
Mantener un diario nos ayudará a a descubrir nuestros puntos flacos, a conocer patrones internos en ideas o conductas pecaminosas, a reconocer qué o quiénes son los modelos que seguimos, a darnos cuenta que tenemos profunda necesidad de misericordia y gracia cada instante, cada día. Y, por supuesto, nos ayudará a evitar los disparadores de cada tentación particular.
Vayamos a Dios, que no hay más. Constantes en oración.
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