viernes, 25 de diciembre de 2009

No hay plan B

Imagina la escena: los ángeles preguntándose acerca del plan divino, cuando Jesús regresa al cielo. ¿Dejar en débiles e inseguras manos humanas la responsabilidad de llevar las buenas nuevas a otros?


Joe Aldrich, en su libro Lifestyle Evangelism nos presenta la siguiente fábula:


“El ángel Gabriel se acercó al Señor y le dice:

-Señor, sufriste terriblemente en manos de los hombres en la Tierra.

-Sí, -responde Jesús.

-Señor, ¿saben todo lo que les amaste e hiciste por ellos?

-Oh no -dijo Jesús- todavía no. En este momento lo saben solo unas pocas personas en Palestina.


Gabriel estaba perplejo.

-¿Qué has hecho, entonces -preguntó- para que todo el mundo sepa cuánto los has amado?


Jesús responde:

-Le pedí a Pedro, Jacobo, Juan y otros más que hablen a la gente acerca de mí. Quienes reciban la información la comunicarán a su vez a otras personas, y de esta manera mi historia será llevada a los lugares más remotos de la tierra.

Al final, toda la humanidad se habrá enterado de Quien Soy y de lo que hice por ella.


Gabriel frunció el ceño, escéptico. Conocía muy bien la pobre madera de que estaban hechos los hombres.

-Vaya... ¿Y si a Pedro y a Jacobo se les acaban las fuerzas? ¿Y si las personas que vendrán después de ellos se olvidan de hacerlo? ¿Y si la gente del tercer milenio no habla a los demás de ti? ¿No has hecho otros planes?


Jesús respondió:

-No, no tengo otro plan. Cuento con ellos.

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