sábado, 26 de diciembre de 2009

Cualidades del poder de Dios en una mujer

Sirvan estas palabras de amorosa reflexión, en el contexto de una mente y espíritu diferentes (Números 14:24).


Una mujer de Dios:

  1. Se conoce a sí misma. Está consciente de quién es. Se respeta a sí misma y por tanto a otros. Esto significa que es una mujer satisfecha consigo misma, en el Señor, que no busca ser definida por otros o por el medio en que se encuentre. La satisfacción de ella proviene de saberse valiosa y amada a los ojos del Señor.
  2. Es capaz de articular su necesidad sin temor. No espera a que otros le adivinen el pensamiento ni se queda sentada a ver, si acaso, quizás, a lo mejor... Ella sabe expresar necesidades de aspectos espirituales, emocionales, materiales, y hasta sentimentales, por qué no. Esta mujer sabe dar y recibir, y sobre todo ¡sabe pedir! (Santiago 4:3).
  3. Mantiene viva la esperanza. Es una mujer lo suficientemente fuerte para dar vida a sus sueños, pero a la vez para reconocer que el motivo principal de sus acciones es cumplir la mente y voluntad del Señor, no la suya propia.
  4. Conoce el amor. Conoce el precio, lo experimenta cada día y esto la hace crecer. Esta mujer sabe que su amor es de gran valor y espera reciprocidad. Sabe que de su libre albedrío da y recibe, ama sin fingimiento y con plena certeza de que ama, no por obligación.
  5. No teme ser fuente de inspiración y confianza a otros. Sabe servir de faro para que otros toquen tierra, sabe que en el temor de Jehová está la fuerte confianza y que esperanza tendrán sus hijos (Proverbios 14:26).
  6. No teme a su pasado, entiende su presente y se mueve hacia el futuro. Experimenta día a día la renovación de su entendimiento y piensa de sí misma con cordura, sin tener más alto concepto de sí que el que debe tener.
  7. Sabe que el mundo que le rodea es vital y que todas y cada una de las experiencias que sufre o recibe son lecciones del Dios Altísimo para su bien y el de otros.
  8. Sabe que su nombre está escrito en la palma del Señor y esta íntima convicción le anima y hace feliz pese a cualquier circunstancia. Ha aprendido a contar sus días de tal modo que trae sabiduría a su corazón y al de otros.
  9. Es sabia para el bien e ingenua para el mal.
  10. La mujer de Dios alcanza el conocimiento de la verdad. No teme ser instrumento en la mano del Dios vivo (Proverbios 2:11). Sabe que Dios tiene efectivo control de todas las cosas y sabe que, si El quiere, usará a la mujer de modo poderoso como a El le plazca (Jueces 4:4-9).
  11. ¡Tiene sentido del humor! Sabe reír y lo hace de corazón, alegra a otros, tiene sal y pimienta y sabe sazonar con gracia sus palabras porque ha cultivado fortaleza de espíritu en el Señor.
  12. Sabe que sus cartas de presentación son sus hijos, saetas de Dios en manos de valientes, para el Señor.

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