miércoles, 6 de octubre de 2010

Meditación del 6 de Octubre

"Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; y por todos murió, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos" (2 Corintios 5:14-15)

Es sabiduría de todo creyente usar el tiempo presente y esforzarse al valioso deber de vivir para Dios y no para sí mismos. Que el esfuerzo se haga así: con un motivo y una dirección.

Que tu móvil a la obediencia sea la auto negación de Cristo
Para empezar debo decirte que empieces no buscando tu gloria personal, porque si lo personal crece puede ser clara señal de que la gloria de Dios esté decreciendo en ti por causa de ti. 
El ejemplo general y particular a seguir lo dice así: "Yo no busco mi gloria" (Juan 8:50). Y en otro lugar agrega: "Porque ni aun Cristo se agradó a Sí mismo" (Romanos 15:2). 
¿Cómo saber si uno se agrada a sí mismo? 
Cuando estés mas atento a los resultados que al cumplimiento del deber frente a Dios.

Será de muy pobre resultado cuando al final te des cuenta que gastaste la vida en vanidad, en lo que no aprovecha al alma. Será de inefable gozo y consuelo cuando puedas decir tal como  el apóstol: "He peleado la buena batalla; he acabado la carrera; he guardado la fe. Por lo demás, me está reservada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, el Juez justo, en aquel día. Y no solo a mí, sino también a todos los que han amado su venida" (2Timoteo 4:7-8).

Entrégate sin reservas tu mismo a Dios
Toma la llave de tu corazón y dásela a Cristo y no guardes una copia de reserva para ti. Dile como el apóstol: "Señor, ¿qué quieres que yo haga?" (Hechos 9:6). Y si ya lo hiciste, entonces toma ocasión para renovar tu entrega de corazón a Cristo.

Asegúrate de preferir los intereses de Cristo antes que los tuyos. Porque si por amor a Dios puedes olvidarte de ti mismo, entonces el Señor se acordará mejor de ti. 
Esto es, que tomes el debido cuidado de tu deber y Dios cuidará de ti. 
Pon vela y guarda sobre tus motivos carnales, porque las Escrituras nos enseñan el triste cuadro de los que seguían a Cristo por interés material, no para servirle en espíritu y verdad: "Me buscáis, porque comisteis el pan y os saciasteis" (Juan 6:26). 
Quienes son así, suelen abandonar su fidelidad al ser visitados por calamidad o adversidad. 
Que nunca sea tu caso.
Será siempre tu sabiduría y tu deber referir toda buena acción, no al Yo, sino a nuestro Dios y Salvador Jesucristo.

Amén.
P.Oscar Arocha; www.ibgracia.org

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