martes, 5 de octubre de 2010

Meditación del 5 de Octubre

"A él, Dios le resucitó, habiendo desatado los dolores de la muerte; puesto que era imposible que él quedara detenido bajo su dominio" (Hechos 2:24).
 
Los dolores de la muerte y sus cadenas fueron muy débiles para mantener encerrado al Señor Jesús.
 
En el Señor Jesús hubo debilidad visible, pero al mismo tiempo Omnipotencia invisible: "Por esto me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar" (Juan 10:17)
Murió en esa visible debilidad. Su muerte fue claro ejemplo de esa fragilidad que ocultaba Su deidad, se vistió a Sí mismo de infinita humillación. Pero Su resurrección hizo manifiesta Su divinidad.
La fuente de consuelo del creyente es la resurrección del Señor Jesús, se trata de Su victoria contra el mayor mal de los hijos de los hombres, el enemigo de la muerte. Tomó la muerte como toma el león su presa: por el cuello, la sacudió y la enterró para siempre: "Por medio de la muerte venció al que tenia el imperio de la muerte" (Hebreos 2:14)
Quitando el mal hizo el bien.

Por esta misma razón, el artículo mayor en la Confesión de Fe apostólica es el hecho de la resurrección. Como dice Pablo: "Si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación; vana es también vuestra fe" (1Corintios 15:14). La misma puerta a salvación es también la confianza en este hecho: "Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y si crees en tu corazón que Dios le levantó de entre los muertos, serás salvo" (Romanos 10:9). 
Este es el centro del Cristianismo, que Dios levantó a Cristo de la muerte. El Evangelio cuelga de esto: "El Señor Jesús resucitó".

La resurrección del Señor es la llave que abre el chorro de las misericordias divinas. Por este hecho son encarcelados todos nuestros enemigos espirituales: "Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad" (Efesios 4:8). La muerte halló la muerte matando a Cristo y él resucitar para nuestra justificación. Por so dice nuestro Salvador: "No temáis manada pequeña" (Juan 14:33).

Toda gracia y bendición espiritual viene por la resurrección: perdón, justificación, santificación y glorificación: "Quien fue entregado por causa de nuestras transgresiones y resucitado para nuestra justificación... Como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida... Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, de la misma manera Dios traerá por medio de Jesús, y con él, a los que han dormido" (Romanos 4:24;6:4; 1Tesalonicenses 4:14).

Además, el poder de la Gracia de Dios se canaliza y vigoriza al creyente a través de la resurrección de Cristo: "Anhelo conocerle a él y el poder de su resurrección, y participar en sus padecimientos, para ser semejante a él en su muerte" (Filipenses 3:10). 
La vida y capacidad de sufrir negándonos a nosotros mismos por amor a Dios, fue creada en nuestra alma por el mismo poder que levantó a Jesucristo de entre los muertos. 
Él fue resucitado para ser la raíz o fuente de la vida sobrenatural o espiritual.

El poder del Espíritu te levanta y sostiene a ti. 
Dios opera en el creyente teniendo siempre como referencia la resurrección de Jesucristo. 
El poder de la resurrección actúa en el creyente, levantó a Cristo de la peor corrupción -la muerte por nuestros pecados- y ese mismo poder te levantará a ti en el Día de gloria.

Amén.
P.Oscar Arocha; www.ibgracia.org

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