lunes, 25 de octubre de 2010

Meditación del 25 de Octubre

“¿Quien entre vosotros teme a Jehová y escucha la voz de su siervo? El que anda en tinieblas y carece de luz, confíe en el nombre de Jehová y apóyese en su Dios” (Isa.50:10).
 
Fe, verdadera fe salvífica, ve en Dios y en Cristo la dulce respuesta a todos sus temores, carencias y miserias; como dice el profeta a los hijos de la verdad:
"Apóyese en su Dios".
Ahora bien, hay en Dios eso que responde a todas nuestras necesidades del alma. Veamos un ejemplo en Moisés: "Y Jehová descendió en la nube, y estuvo allí con el, proclamando el nombre de Jehová. Y pasando Jehová por delante de el, proclamo: ¡Jehová, Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad” (Exodo 34:5-6).
“Jehová, Jehová", esto es, el Dios que llama las cosas que no son como si fuesen, o que las cosas que no son El hace que sean, repetido en el texto: "Jehová, Jehová".

Dirás que tus tentaciones son fuertes, que tus codicias son devoradoras y te abaten y te turban con gran amargura de corazón. Pero sé de buen ánimo, porque el Señor dice aquí que Su nombre es el Fuerte, el Todopoderoso, y aunque tú mismo y tus deberes sean débiles, aun así El te cargará en los brazos de Su poderosa y toda suficiente Gracia. 
Pudieras decir que sabes que Dios es fuerte y llama las cosas que son como si no fuesen, pero "temo que no quiera ayudarme." 
A tu temor responde con la palabra de verdad, revelada este pasaje, donde dice de manera muy clara que Su nombre es también: "Misericordioso." De modo que tu Dios no solo es todopoderoso para ayudarte, sino también misericordioso, que se deleita en ayudarte.

El verso agrega que Dios también es compasivo o "Piadoso"; esto es, que El hace bien no porque tú seas bueno -porque no lo somos- y como no lo somos tampoco lo merecemos. Dios es bueno, Dios de Gracia, quien lo hace en Su libre amor, porque ese es Su nombre: "Piadoso".

Dirás: "Pero es que he estado por años pecando en contra de Su ley y no puedo ni siquiera pensar y mucho menos esperar misericordia, me parece que no hay misericordia para mí." 
Aun así dice el Señor: Hijos sean de buen ánimo, anímate, porque si por mucho tiempo has estado pecando y me has provocado a gran enojo contra ti, he aquí mi Nombre: “Tardo para la ira". 
"Pero es que he pecado en abundancia, en exceso; son tantos que no puedo contarlos, y peor, no me he humillado lo suficiente; he roto todos mis votos, he fallado en todos los compromisos que he hecho con el Señor, y esto me turba, me abate, me desanima..." 

Tengo para ti palabras de fe que tu alma debiera aplicar.
A pesar de lo que has dicho, he aquí la respuesta divina: "Grande en misericordia y verdad", como si Dios te preguntase: “¿Eres abundante en pecado? ¿Haz roto la fe conmigo? Pues Yo soy grande en misericordia y verdad. De modo que Yo puedo hacerte el bien; Yo quiero hacerte el bien y lo hago, no porque lo merezcas, sino porque Yo soy bueno. No te he destruido porque soy tardo para la ira, no estoy enojado contigo, aunque hayas negado la fe y confianza hacia mí, aun así: Yo soy grande en misericordia y verdad. Por eso y mucho más,  si turbado, abatido, deprimido, tu remedio es apoyarte en el Nombre de Dios".

"Oh pero estas palabras fueron dichas a Moisés, no aplican a mí sino a los escogidos de Dios, hombres como Abraham, Pedro, Pablo, y otros."
Oye  la respuesta de Dios a semejante argumento:
"Que conserva su misericordia por mil generaciones, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado; pero que de ninguna manera dará por inocente al culpable; que castiga la maldad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, sobre la tercera y sobre la cuarta generación." (Exodo 34:7).
Las misericordias de Dios no se agotaron con aquellos ilustres santos. Aunque pienses que fue para otros tiempos donde no había tanta maldad y perversión e iniquidad como hay en esta generación, aun así aplica, porque Dios dice "que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado." Dios perdona toda clase de pecado, sea este por naturaleza o debilidad; por ignorancia o con conocimiento.
 
Alguien comentará que hablar así es peligroso, suena como si hubiese licencia para pecar contra Dios o dar rienda suelta a los malos deseos de la carne. 
De ninguna manera pienses así, porque el propio pasaje nos advierte: “Pero que de ninguna manera dará por inocente al culpable; que castiga la maldad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, sobre la tercera y sobre la cuarta generación".

Ahora bien, a un pobre pecador, un hombre temblando por la carga del pecado sobre su atribulada alma y quien desea conocer mi Nombre, dígasele a él y a todos, que por siempre Dios será conocido así: “¡Jehová, Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad. Que conserva su misericordia por mil generaciones, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado; pero que de ninguna manera dará por inocente al culpable; que castiga la maldad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, sobre la tercera y sobre la cuarta generación
!" (Exodo 34:5-7).
 
La fe conduce a la palabra de Dios y guía el alma para apoyarse en el Nombre de Dios y el corazón se aquiete contra toda turbación o desaliento.

Amén.
P.Oscar Arocha; www.ibgracia.org

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