Horacio Bonar, escribiendo el prefacio a una obra de John Gillies sobre los líderes del Gran Avivamiento, propone que los hombres utilizados por el Espíritu Santo para dicha tarea presentan nueve marcas:
(1) Son diligentes. "Viven y trabajan y predican como hombres de cuyos labios pende la inmortalidad de miles."
(2) Son exitosos. "Como guerreros, colocan su corazón en victoria y pelean bajo la anticipación de triunfo, bajo la guía de un Capitán así como cabeza."
(3) Son hombres de fe. "Saben que a su tiempo segarán, si no han desmayado."
(4) Son hombres de trabajo. "Sus vidas son diarios de incesante labor de cuerpo y alma; tiempo, fortaleza, substancia, salud, todo lo que son o poseen lo ofrecen voluntariamente al Señor, sin quedarse con nada, sin quejarse por nada."
(5) Son hombres de paciencia. "Día tras día persiguen aquello que -a ojos del mundo- parece una carga ingrata y sin fruto."
(6) Son hombres de firmeza. "La timidez cierra la puerta de utilidad para muchos, quienes pierden oportunidades preciosas. No ganan amigos mientras que fortalecen a sus enemigos. Nada se pierde siendo firme, nada se gana con miedos."
(7) Son hombres de oración. "Siempre a solas con Dios, volviendo a llenar sus almas en la fuente de vida para que de ellos fluyan ríos de agua viva."
(8) Son hombres de fuerte doctrina. "Su predicación es masculina, viril, que cae sobre la audiencia con poder. No es vehemente ni ruidosa ni forzada. Es solemne sin caer en lo otro. Es masiva, pesada, que corta, más filosa que espada de doble filo."
(9) Son hombres de profunda espiritualidad. "No frívolos... el mundo no puede señalarlos como casi iguales a él."
Ray Ortlund. Christ is deeper still.
jueves, 2 de diciembre de 2010
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