en las próximas dos semanas!
gracias por visitar nuestra página
Dios les bendiga y guarde, y que Su luz permanezca resplandeciente en cada uno!
miércoles, 15 de diciembre de 2010
martes, 14 de diciembre de 2010
Meditación del 14 de diciembre
"Porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron; y han conocido que verdaderamente salí de ti, y han creído que tú me enviaste" (Juan 17:8).
Puede haber conocimiento que nos llega por medio de sermones o libros que en verdad brilla mucho en la mente, pero con luz débil y borrosa. Porque brilla con la luz de otros hombres: "Ellos decían a la mujer: Ya no creemos a causa de la palabra tuya, porque nosotros mismos hemos oído y sabemos que verdaderamente este es el Salvador del mundo" (Juan 4:42). Hay enseñanza de los hombres y hay enseñanza de Dios usando a los hombres como simple instrumento.
La luz del Espíritu es de otro material. La humana no se haya escrita en el corazón como la de Dios, sino solo reportada al oído: "Pondré mis leyes en la mente de ellos y en sus corazones las inscribiré" (Hebreos 8:10). La verdad está escrita por el dedo del Espíritu, la otra es reportada por los hombres.
No es lo mismo ver a Dios y las cosas de Dios en la luz del Espíritu, que verlo por el reporte de los hombres. Hay gran diferencia en conocer países por mapas y libros que conocerlos por propia experiencia.
Luz transformadora. Es luz verdadera la que sujeta nuestras codicias y purifica el corazón; el conocimiento del incrédulo es luz, pero sin fuego; puede dirigir, pero no persuade a la obediencia sincera: "En esto sabemos que nosotros le hemos conocido: en que guardamos sus mandamientos. El que dice: Yo le conozco y no guarda sus mandamientos es mentiroso, y la verdad no esta en él" (1Juan 2:3-4). Luz que no trasforma es mera inactividad. En el Paraiso hubo un árbol de vida y uno de conocimiento, muchos prueban el árbol del conocimiento pero no el de vida.
Recibir. Lo próximo en cuanto a la naturaleza de la fe es recibir: "Las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron". Incredulidad es rechazar el consejo de la palabra mientras que fe es tomarlo: "Así que los que recibieron su palabra fueron bautizados" (Hechos 2:41). Tomaron el consejo del bautismo porque creyeron de corazón.
La fe puede ser descrita en relación a este acto como un impulso del corazón, iniciado por el Espíritu, para recibir toda la palabra de Dios.
Ahora bien, recibir es una palabra relativa ya que supone una oferta. Dios ofrece de Su parte y nosotros recibimos de la nuestra. A manera de un pacto o contrato, en el pacto de la gracia Cristo ofrece remisión de pecado y todas las bendiciones del Evangelio y nosotros respondemos bajo la condición de fe y arrepentimiento.
En este recibir debemos estar seguros que se trata de la Palabra de Dios y que El trata con nosotros a manera de pacto, no de contrato, porque en un contrato las partes pueden ser representadas por otro. Dios tiende Su pacto por el ministerio del hombre: "Por esta razón, nosotros también damos gracias a Dios sin cesar; porque cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de parte nuestra, la aceptasteis, no como palabra de hombres, sino como lo que es de veras, la palabra de Dios quien obra en vosotros los que creéis" (1Tesalonicenses 2:13).
Es error común incluso entre personas que profesan ser Cristianos pensar que se pueden recibir las promesas y despreciar los preceptos, como si nada fuera necesario para la salvación sino solo decir que mis pecados fueron perdonados en Cristo.
El Evangelio no solo tiene promesas, sino también mandamientos, condiciones y artículos del pacto. Todo el Evangelio debe ser recibido de todo corazón.
La fe no se limita a los actos del entendimiento. Felipe puso a prueba al eunuco: "Comenzando desde esta Escritura, le anunció el Evangelio de Jesús. Mientras iban por el camino, llegaron a donde había agua, y el eunuco dijo: He aquí hay agua. ¿Que impide que yo sea bautizado? Felipe dijo: Si crees con todo tu corazón, es posible. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesús, el Cristo, es el Hijo de Dios" (Hechos 8:35-37).
El Señor nos pide todo el corazón en amor, y espera todo el corazón en fe. Esto implica confiarle todo el ser y depender enteramente de El, ejercitarnos en esto es relativamente fácil cuando las cosas nos están saliendo bien; la dificultad se acentúa cuando hay oposición, adversidad y sufrimientos, mire este texto, el cual nos puede dar una idea del asunto: "Por la fe y la paciencia se heredan las promesas" (Hebreos 6:12). Primero hacer y luego sufrir la voluntad de Dios.
Por tanto, recibir a Cristo con todo el corazón es recibirle como el Salvador todo suficiente, y esto sucede cuando nuestras facultades encuentran contentamiento en El, que El es bueno para todo, no solo como médico del alma sino también como el Amado: "¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra" (Salmo 73:25).
La gracia de la fe consiste en eso: Conocer y recibir.
Amén.
P.Oscar Arocha; www.ibgracia.org
lunes, 13 de diciembre de 2010
De aromas y fragancias.3
"¿Por qué será que las mujeres de iglesia lucen casi iguales siempre?" -preguntaba cierto día una amiga mía. “Hay de todas formas, tamaños y edades, y sin embargo como que comparten la misma apariencia.” “Pareciera que su de falta belleza interior -continuó ella- afecta su belleza exterior. ¿Qué crees? ¿Será que necesitan algún curso de encanto personal o algo así?”
Mi respuesta inmediata fue un rotundo no. Las mujeres cristianas no necesitan ningún curso, libro o lecciones de belleza. Después de todo, si una mujer acepta a Cristo, Creador de toda belleza, ¿no estará ella hermosa, sabiéndose amada y resplandeciente?
¿O no es así?
Antes de continuar permítanme esclarecer lo siguiente: no hay una sola línea en todo mi escrito que sustente un culto de adoración a la belleza. Mi oración es que miremos el tema en honestidad y limpieza y quizás aprender en el camino maneras de ser mejores. Hay una necesidad.
Empecemos con las adolescentes. Se mueren si no lucen exactamente iguales a las demás. Sin embargo no tienen la más remota idea de lo que es mejor para su edad, textura y color de piel. Luego aparecen las adolescentes opuestas a todo lo que implique un ritual de belleza que caen en el otro extremo: su objetivo parece ser lucir lo más fea posible. Entiendo su oposición, aunque no estoy de acuerdo.
El siguiente grupo de edad -25 a 35 años- es el de apariencia más diversa. Muchas son madres de bebés o niños muy pequeños, inquietas y vivaces, parecen haber dejado atrás su rebeldía juvenil. Pero cerca de la mitad de este grupo son mujeres cuya apariencia refleja apatía o puro y simple descuido. Fatiga, depresión, “autoestima” baja... lo llevan escrito en la cara.
Las mujeres de 35 a 50 años son interesantes. A una edad cuando ya debieran haber superado unos cuantos complejos, más bien parece que se ahogan en ellos. El descuido de su figura refleja la negligencia en una de las mejores técnicas de medicina preventiva: ejercicio.
¿Dónde están esas mujeres radiantes en Cristo?
Si tres mujeres paganas y una cristiana esperan la llegada del autobús, no habrá dificultad para señalar cuál es la cristiana: la peor vestida. Sin embargo, esta misma mujer se consideraría como “muy espiritual” en círculos eclesiásticos.
Es verdad que Dios mira nuestro interior, pesa motivaciones y pensamientos y sueños. Pero con todo respeto, el hombre no tiene adónde más que mirar sino la apariencia. Recuerde esto.
Cuando un hombre mira a una mujer, lo primero que observa son sus cualidades físicas. Es algo inherente a su naturaleza masculina. Después, si la mujer tiene esas maravillosas cualidades internas que son de Dios, el hombre verá el resplandor de Dios en ella. Lo externo y lo interno se funde en una sola imagen y emerge la mujer total. Toda la escena se convierte en gozo. La mujer es afable, sonriente, disfrutable y, sí, espiritual, hermosa por dentro y por fuera de tal modo que asombra al corazón.
Joyce Landorf,
The Fragrance of Beauty.
fragancia (del latín fragrantia)
- olor suave y delicioso
- buen nombre y fama de las virtudes de alguien
RealAcademia Española.
Meditación del 13 de diciembre
“Y aconteció que tres días después le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores de la ley, oyéndoles y preguntándoles” (Lucas 2:46).
Mientras los niños de su edad jugaban en las calles, Jesús estaba sentado en el templo -no mirando el mármol o los hermosos candelabros, o el oro de sus paredes o la gloria exterior del edificio. Tampoco hizo como algunos padres hacen con su hijos, les permiten venir a jugar en la Iglesia [mientras transcurre el culto de adoración].
Jesús oía y hacía preguntas a los grandes teólogos de su época: “Y aconteció que tres días después le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores de la ley, oyéndoles y preguntándoles” (v.46). Toda la sabiduría y conocimiento que ellos habían obtenido les fue dada por El, sin embargo ahora oye lo que habían aprendido. Helo aquí como un humilde discípulo.
Sea esto un excelente ejemplo para nuestros jóvenes, será una virtud sentarse a oír atentamente las enseñazas de sus maestros. Jesús podía dar clase a todos, pero el Padre todavía no le había ordenado a Su ministerio público; así que por un buen rato debía sentarse a oír con diligencia y preguntarles con decencia, aunque luego pueda salvarlos.
La vida humana tiene diferentes etapas, cada una a ser usada con humildad. No dudo que haya entre nosotros jóvenes que mañana serán grandes teólogos y predicadores, pero por el momento han de esperar turno. En el ínterim su labor no es criticar ni murmurar, sino oír atentamente y preguntar.
Oír y preguntar es algo que se aprende. Nadie podrá educarse correctamente si primero no aprende a oír, nótese: “Sentado en medio de los doctores de la ley, oyéndoles y preguntándoles”. Aun el Hijo de Dios debía quemar esa etapa: “Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres” (v.52).
Y el hombre sabio agrega: “Inclina tu oído y oye las palabras de los sabios… Porque es cosa deliciosa, si las guardares dentro de ti” (Proverbios 22:17).
Padres, no dejen de orar por sus hijos y sigan esforzándose para que desde temprana edad tus hijos sean enseñados a amar la instrucción.
Que sean como Jesús, quien fue sabio y quería ser más sabio aun.
Como hijo de Dios por fe, imita al muchacho Jesús. Hijo de Dios por naturaleza, nosotros lo somos por gracia, fuimos adoptados mediante arrepentimiento hacia Dios y fe en Cristo.
Cuando el Padre le llamó a estar en el templo, Jesús abandonó su ocupación habitual y se sometió. No puede haber nada en la tierra, en tus ocupaciones diarias, que te distraiga tanto que no tengas tiempo de obedecer a Dios cuando El te llame. Que sea dicho de ti como dijo Pablo: “Cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero” (1Tesalonicenses 1:9).
Aunque los otros no entiendan tu vida -como tampoco José y María entendieron a Jesús- ahora y día tras día es para servir la voluntad de Dios.
Amén.
P.Oscar Arocha; www.ibgracia.org
domingo, 12 de diciembre de 2010
Aleluya, sííí Aleluya!
Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.
2 Corintios 4:6
2 Corintios 4:6
sábado, 11 de diciembre de 2010
Ejercicio para una comunidad misionera
El autor propone que la gente marque con una palomita lo que considera verdadero y tache con una cruz lo que considera no verdadero respecto a su comunidad evangélica. Dejar en blanco lo que consideren dudoso. El análisis de resultados servirá para identificar debilidades y fortalezas e identificar tendencias culturales susceptibles de modificación. (PDF version is available here).
A. Dios: ¿son/están centrados en Dios?
1. Las personas exaltan a menudo la bondad y grandeza de Dios en conversaciones normales.
2. Nuestra adoración corporativa estimula el afecto de la gente hacia Dios (amor, temor, esperanza, confianza, deseo).
3. La oración es parte regular de nuestra vida conjunta.
4. La gente suele orar junta fuera de reuniones así como cuando la ocasión lo amerita.
5. Cuando oramos en comunidad, la mayoría del pueblo contribuye.
6. Cuando oramos en comunidad, luego se hace difícil porque todo el mundo quiere participar.
7. Nuestras oraciones están enfocadas en Dios y Su gloria, no en nosotros o nuestra comodidad.
8. Confiamos en la soberanía de Dios en lugar de intentar hacer Su trabajo de conversión o preocuparnos de los resultados.
B. Amor: ¿eres/estás centrado en otros?
1. A menudo, la gente se reúne con otros de su comunidad en horarios fuera de reuniones.
2. La mayor parte de la gente come con otros miembros de la comunidad al menos dos veces a la semana.
3. La gente se ayuda de manera práctica, por ejemplo haciendo tareas de unos por otros.
4. La gente tiene sentido de responsabilidad de unos por otros.
5. La gente emplea “nosotros” en lugar de “ustedes”. (“Nosotros debiéramos... en lugar de “ustedes debieran...”).
6. La gente es generosa con su tiempo, dinero, hogares y posesiones.
7. La gente está dispuesta a discutir su tiempo y dinero.
8. La gente que toma decisiones lo hace pensando en la comunidad y la consulta.
C. La Biblia: ¿son/están centrados en la Palabra?
1. Hay hambre por la Palabra de Dios y excitación cuando se enseña.
2. La gente habla a menudo de cómo el Espíritu Santo les habla mediante Su Palabra.
3. Con frecuencia se discute la Palabra de Dios fuera de horarios de estudios bíblicos..
4. La gente se reúne a leer la Biblia juntos.
5. Hay evidencias de que la Palabra transforma vidas individuales.
6. Hay evidencias de que la Palabra está cambiando la vida de la comunidad como un todo.
7. La gente habla verdad en amor cuando otros enfrentan asuntos pastorales.
8. ¿La gente busca la verdad sobre Dios en lugar de culpar sus circunstancias?
D. Gracia: ¿eres/estás centrado en la gracia?
1. La gente es abierta acerca de su pecado y lucha en lugar de esconderlo o pretender que no existe.
2. Los conflictos se resuelven en lugar de suprimirlos. Se persigue reconciliación pro-activamente.
3. La gente se arrepiente de actitudes pecaminosas como ansiedad, orgullo, quejumbre, miedo de otros, auto-justificación, amargura, ira y egoísmo.
4. La gente se arrepiente de buenas obras hechas por motivos de auto-justicia.
5. La gente no tiene miedo de cometer errores.
6. La gente se siente capaz de relajarse y disfrutar actividades placenteras.
7. Gente desgarradas se sienten atraídas a nuestra comunidad.
8. Constantemente regresamos a la cruz en conversaciones, oraciones y alabanzas.
E. Misiones: ¿eres/estás centrado en misiones?
1. Involucramos no creyentes en la vida de nuestra comunidad.
2. A menudo tenemos oportunidades para hablar de Jesús.
3. Somos flexibles y nos arriesgamos por causa del evangelio.
4. Cruzamos límites culturales.
5. Contribuímos a la renovación de nuestro vecindario y ciudad.
6. Valoramos inclusión en trabajo, negocios, arte, cultura, servicio público y gobierno.
7. Tenemos la visión de empezar una nueva comunidad o congregación evangélica.
8. Nos involucramos activa y generosamente en misiones alrededor del mundo.
Tim Chester, Dic 2010. tim@theopenhouse.co.uk
Meditación del 11 de diciembre
“Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, postrándose ante él y pidiéndole algo. El le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Ordena que en tu reino se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda" (Mateo 20:20).
El Señor Jesús les había dicho a todos ellos lo que sucedería en breve. Leemos: “He aquí, subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y le condenarán a muerte. Le entregarán a los gentiles para que se burlen de él, le azoten y le crucifiquen; pero al tercer día resucitará” (v.18-19). Lo que la madre oyó de los labios de Jesús fue la maldición de Sus sufrimientos y muerte. En respuesta ella ahora habla de Su gloria, es decir muestra fe.
Oye de Su cruz, ella ve una corona: “Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, postrándose ante él y pidiéndole algo. El le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Ordena que en tu reino se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda“(v.20).
Si ella hubiese visto a Herodes extender su cetro de poder a disposición de Jesús, y los principales gobernantes de Israel vinieran humillados a los pies de Cristo, o aquella sociedad sumisa bajo el gobierno del Hijo de Dios, lo propio era pensar en un reino. Pero en cambio ella oyó de traición, burlas, maltratos y muerte y sin embargo no dio mente a tal cosa.
El cuadro de esta buena mujer argumenta que la creencia de su corazón era capaz de triunfar sobre toda adversidad: “Es, pues, la fe la constancia de las cosas que se esperan y la comprobación de los hechos que no se ven” (Hebreos 11:1).
La madre no dudó lo que el Señor Jesús ha predicho hace unos instantes, creyó en que lo iban a matar; lo creyó, y también creyó que la instauración del reino sería después de la resurrección.
Su hablar testifica que su bien futuro dependía del poder de Jesús.
No contaba con ninguna otra cosa que no fuese el favor de Cristo.
Contrastando entre esta mujer y los apóstoles, mire este cuadro: “A éstos también se presentó vivo, después de haber padecido, con muchas pruebas convincentes. Durante cuarenta días se hacía visible a ellos y les hablaba acerca del reino de Dios… Por tanto, los que estaban reunidos le preguntaban diciendo: Señor, ¿restituirás el reino a Israel en este tiempo?” (Hechos 1:3,6). Vieron la realidad del Reino después de Su resurrección. Ella lo vio mucho antes. Es digno de maravilla y del mayor elogio que una simple mujer pudiese ver resurrección y gloria futura a través de la muerte y pasión de Cristo. Para ella la muerte no podía impedir que Cristo reinase.
Su caso es semejante al ladrón que a la hora de la muerte se fortaleció en esperanza: “Y le dijo: Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino” (Lucas 23:42). En el momento más débil del Señor Jesús le vió poderoso, capaz de vencer la muerte y salvarlo.
Oír a un hombre sano y próspero proclamar de su gratitud y confianza en Dios no será de tanto valor. Pero si en el extremo de su debilidad puede creer en esperanza, sería mucho más noble. La fe tiene mucho más valor cuando se manifiesta en el momento en que las dificultades son mayores.
Hermano, ¿Qué ves en el Cristianismo? Es posible que veas debilidad, problemas aparentes, fracasos, actividad que se opone a tus planes terrenales, pero te invito a ver tu futuro -no en las cosas que están pasando a tu alrededor y las que se anuncian peores- sino en lo que Dios ha prometido en Cristo Jesús: “Considero que los padecimientos del tiempo presente no son dignos de comparar con la gloria que pronto nos ha de ser revelada” (Romanos 8:18).
No ignoro que quizás tu presente circunstancia sea miserable: en religión mucha confusión, en salud peligro de enfermedad -si no es que ya estás enfermo-, en lo económico necesidad, el dinero no alcanza, en lo político ni mencionar de tantos engaños.
Será tu sabiduría no detener tu vista en cosas como así sino en lo que Cristo tiene para ti detrás, oye la Palabra de tu Dios: “Considera al íntegro, y mira al justo; porque hay un final dichosos para el hombre de paz” (Salmo 37:37).
Medita qué es la vida cristiana, tu vida cristiana, porque el esplendor de vida que buscas no está aquí sino en el otro mundo.
Amén.
P.Oscar Arocha; www.ibgracia.org
viernes, 10 de diciembre de 2010
Meditación del 10 de diciembre
“Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?” (Juan 11:39-40)
Cuando el creyente y el ser humano en general pasan por una situación adversa, lo natural es apartarse de Dios, se esperan de las criaturas favores que sólo pueden ser hechos por el poder de Dios.
Esta debilidad es una de las razones por la cual el Señor envía aflicciones a nuestras vidas: para curarnos de imaginar cosas irreales. Entonces nos molestamos, y peor, pensamos que es correcto enfadarnos. Concluimos que tales pruebas son contra nuestra felicidad pero en tales tratos Dios tiene otros planes. Llevará nuestras almas a que renuncien a confiar en la criaturas, y allí estaremos hasta que tengamos la convicción que el brazo de los hombres es débil e infiel.
Marta tenía esa inclinación humana, ansiedad por las cosas terrenales, debilidad que Cristo le reprochó y le dijo que una sola cosa era necesaria. Aquí le reprende otra vez y levanta sus ojos al cielo para hacerle sentir la necesidad de buscar allí un mejor recurso que los que podía encontrar en la tierra. Como si le dijese que para mirar correctamente hacia arriba había que morir a lo que aquí abajo nos fuera valioso.
Las aflicciones santificadas tienen esta bendición, nos hacen ver cuán poco tiene el mundo para darnos. “Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá” (v.25). Esto es, que aun cuando tus amigos y consuelos o todo aquello que te sea excelente y valioso muera, aun así si crees en Mí, nunca morirás.
Se llama "aflicción santificada" cuando la providencia divina nos lleva a renunciar de las criaturas para confiar en Dios, tal como hace Jesús aquí con Marta. Que su dolor y humillación lleven su corazón a buscar ayuda eficaz, la cual viene de Dios. Por el contrario, una aflicción no santificada conduce al individuo a esperar ayuda de los hombres y a quejarse en contra de su prójimo.
Las aflicciones de la misericordia de Dios tienen ventaja, David lo expresa así: “Bueno me es haber sido humillado, para que aprenda tus estatutos” (Salmo 119:71). Purifica tu mente cuestionando sus consejos. En tal caos no podrás hacerle una mejor pregunta a tu propio corazón que cuando te traiga una recomendación le cuestiones así: ¿Qué ha dicho Dios? o ¿Qué me ha prometido en este caso particular que me acontece? ¿Cuál es mi deber en esta situación?
Marta dijo que su hermano tenía cuatro días de muerto, que hedía, sin embargo la voz del Señor fue muy diferente: “Quitad la piedra”. Recuerda que toda potestad en los cielos y en la tierra es de El, que Su oficio es Salvador, librarte de tus problemas, o lo que es lo mismo, santificarlos para el bien y fortaleza de tu alma.
Amén.
P.Oscar Arocha; www.ibgracia.org
jueves, 9 de diciembre de 2010
Meditación del 9 de diciembre
“Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a Abraham” (Génesis 22:1).
¿Después de qué? Después de las adversidades y dificultades que tuvo. Es propio pensar que ahora llegaron a su fin -y como después de la tormenta viene la calma- ahora quizás terminaron. Pero no, después de eso fue probado. No será extraño para el creyente que el fin de alguna dificultad sea el inicio de una próxima prueba. Agobio de opresiones no exonera de eventuales contratiempos.
Viendo la historia de Abraham podemos decir que ningún oro fue probado en un hormo tan caliente. Oigamos: “Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a Abraham, y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme aquí” (v.1). Respondió en corazón sumiso: “Heme aquí”. La prueba de su absoluta confianza.
En asuntos divinos no se consulta con carne o sangre, si lo hubiese hecho no habría ofrecido Isaac a Dios. Cuando el consejero de uno es el Señor, no hay necesidad de otras consultas, ponerse a estudiar el asunto, quejarse o dilatar el mandato.
El Señor, viendo el corazón de Abraham, le señaló la obra a ejecutar: “Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré” (v.2).
Es posible que ni aun su esposa Sara supiese ya que sus sentimientos de madre hubieran estorbado esta disposición sumisa.
Si el patriarca no atendió los lamentos de su hijo, aprendió también a no tener en cuenta los sentimientos de su esposa. Sería cortesía excesiva guardar respeto a la censura e ideas de otros si el asunto es obedecer a Dios. En esto no necesitamos ideas o consejos ajenos. Sea Dios primero siempre y sobre todas las cosas.
Hermano, conocerás el amor de Dios en tu vida si te consagras en sacrificarte haciendo Su voluntad. Abraham y su hijo supieron que Dios les amaba porque ellos y no otros fueron escogidos para hacer este sacrificio.
Si, bajo sufrimientos, honras la Palabra de Dios y Sus mandamientos, es prueba inequívoca de que eres objeto de Su amor, que El se deleita en tus buenas obras. Cuando te corresponda hacer algo para honrar al Señor y se presentan dificultades, por favor no te concentres en esas dificultades, abre tu oído para oír Su voz y hacer lo que te mande.
Los encargos que Dios te haga podrán parecer duros en sus comienzos, pero consoladores en su conclusión.
Amén.
P.Oscar Arocha; www.ibgracia.org
miércoles, 8 de diciembre de 2010
El complejo de Super-mujer. La mujer sin Dios de Proverbios 31.
[Nota: este artículo apareció en el blog Girls Gone Wise]
Complejo de Super-mujer: deseo de ser excelente en todos sus roles (líder, profesional, madre, esposa, etc.) que a menudo conduce a la expectativa de ser una Super-mujer que puede y debe hacerlo todo. Si busca el término en el diccionario, encontrará mi foto al lado de la definición. No me había dado cuenta que llenaba este perfil a la perfección sino hasta hace unos meses. Recién casada, tomando clases de verano, cocinando a diario, trabajando fuera de casa 40 horas a la semana, metida hasta el fondo en actividades de iglesia, leyendo 200 páginas diarias preparando clases, intentando ser amiga, hija, la esposa perfecta... ¡Exhausta y ni siquiera con hijos todavía! Luego de trabajar una tarde de sábado durante 10 horas corridas finalmente me quebré.
¿Por qué estaba tan exhausta? ¿Tan irritable? Mi esposo estaba bien alimentado, la casa limpia, tenía buenas notas en mis estudios y los ministerios de la iglesia iban bien. Me parecía que hacía todo lo que se supone hace la mujer de Proverbios 31, ¿por qué me había roto? ¿Qué tiene de malo ser una Super-mujer?
- La Super-mujer está demasiado ocupada para Dios.
Al final del día, exhausta, mi necesidad era una buena noche de sueño y almacenar fuerzas para el siguiente día. Le decía a Dios “estoy muy ocupada, tengo que hacer muchas cosas mañana y necesito dormir de modo que hoy no puedo leer Tu Palabra.” En pocas palabras, rechazaba el medio para que Dios me hablara, trajera paz y contentamiento y alegría. Porque la Escritura refresca y alimenta nuestras almas pero yo me estaba consumiendo espiritual y físicamente sin ella.
Estaba condenada al fracaso como Super-mujer porque no tenía lo único que revive nuestra alma cada día (Salmo 19:7). La mujer de Proverbios 31 se refresca a diario, habla con sabiduría, es ejemplo a otros porque se alimenta de la fuente de toda sabiduría e instrucción cada día... Dios (Proverbios 31:24). En lugar de querer ser una Super-mujer, necesitaba ser más como la mujer de Proverbios 31, buscar al Señor y Su Palabra, luz a mis ojos y gozo al corazón (Salmo 19:8).
- La Super-mujer piensa que puede salvar el día.
Cuando uno intenta ser super-héroe no hay lugar para que Dios salve el día. Cuando El no es el centro, no está en control, nuestra vida no será pacífica ni exitosa (Proverbios 3:5-6). Si intentas ser una Super-mujer, eventualmente fallarás y te romperás (Proverbios 14:12), solo cuando Dios está en control hay paz y descanso. Yo confiaba en mí misma, algo muy estúpido cuando verdaderamente se piensa, porque somos pecadoras, simplonas. ¿Por qué estaba confiando en mi misma cuando tenemos un Salvador perfecto (Salmo 18:30), amante, fuerte, en control del mundo entero y que anhela lo mejor para mí (Deuteronomio 30:16; Salmo 37:4-5)? ¡El es quien yo quiero salve el día!
- La Super-mujer intenta ser perfecta.
Saben, hay muchas mujeres que piensan en la mujer de Proverbios 31 como una especie de Super-mujer. Ama de casa inteligente y lista, buena con los negocios y el dinero, sabe coser, y su esposo e hijos piensan que es la mejor. ¡Es perfecta!
Dios requiere lo mismo de Sus hijas, ¿correcto? ¿Acaso no está todo en la Escritura? Ciertamente están y Dios quiere que seamos así pero hay una gran diferencia entre una Super-mujer y la mujer de Proverbios 31. La diferencia es Dios.
Puedes ejecutar todo lo que hace la mujer de Proverbios 31 pero si tu corazón no está centrado en Dios entonces eres otra Super-mujer destinada al fracaso. Dios sabe que solo El y Su Hijo Jesucristo son perfectos, ¿por qué intentas serlo tú? ¿Quieres parecer la chica más talentosa de tu clase? ¿La mejor esposa de tu pequeño grupo? ¿La soltera más codiciable? El complejo de Super-mujer se centra en el Yo.
Dios no valora como nosotros la perfección externa, premios y distinciones de los hombres. El único requisito Suyo es que le busquemos y temamos -a El-, como la mujer de Proverbios 31 (Proverbios 31:30). Dios no nos ha llamado a ser Super-mujeres. Nos ha llamado a ser mujeres santas.
Cuando colocamos nuestras pesados horarios y largas listas de quehaceres en Sus hombres, la carga se hace ligera porque El la lleva por nosotros (Mateo 11:28). Dios sabe que no podemos manejar la carga de ser Super-mujeres. Te colapsarás igual que yo.
Si has sido como la mujer de Proverbios 31, colocando todo en las manos de Dios, ¡gracias! Has sido ejemplo para tus hermanas y necesitamos más mujeres como tú. Es mi oración ser como tú y menos como la Super-mujer.
¡Quitémonos la capa y dejemos que Dios salve el día!
Diane Montgomery, 2010 (Escribe regularmente en la revista online Unlocking Femininity, su pasión es teología práctica para la mujer de cada día.) http://www.cbmw.org
Meditación del 8 de diciembre
“Pero cuanto más los oprimían, tanto más se multiplicaban y crecían, de manera que los egipcios temían a los hijos de Israel” (Éxodo 1:12).
Una de las verdades más enseñadas en la Biblia es que vivimos en un mundo caído. Por más alto que volemos, tarde o temprano volvemos al piso. Cuando los hijos de Israel estaban en penurias, sin comida, se les abrió una puerta de salvación: Egipto. Esa nación fue un granero en medio de la hambruna, un oasis en el desierto, pero luego su libertad se convierte en cárcel y después son tratados como hombres inútiles, vagos, ociosos. Las vueltas que da la vida. Un Faraón los favoreció y el otro los maltrató.
En otras palabras, muy a menudo Dios obra por medios contrarios.
Si tuviéramos eso en cuenta, nuestra confianza en el Señor y sus promesas serían mucho menos afectadas por las circunstancias de nuestro peregrinar. Es como si alguno quisiera vaciar una piscina sacándole agua, y mientras más le saca más se llena. Dios actúa por medios contrarios. Los egipcios pensaron que los israelitas no podrían resistirles y que en consecuencia la población se reduciría, sin embargo no resultó así: “Pero cuanto más los oprimían, tanto más se multiplicaban y crecían, de manera que los egipcios temían a los hijos de Israel. Y los egipcios hicieron servir a los hijos de Israel con dureza, y amargaron sus vidas."
El escritor divino usa un juego de palabras difíciles de tragar con el fin de transmitirnos los sufrimientos del pueblo de Dios por el rigor y severidad con que eran tratados.
Los comisarios egipcios intentaban disminuir al pueblo de Israel y que no les representase peligro, atemorizarlos y que sirvieran al imperio con sumisión, que se dedicaran al trabajo y a nadie se le ocurriera la idea de conspirar. Sin embargo Dios usó este maltrato con el fin de fortalecerlos más.
En ocasiones la providencia nos mete en adversidad moderada, no destructora, para robustecernos. He aquí que quienes se consideraban fuertes, vinieron a ser los débiles y miedosos: “De manera que los egipcios temían a los hijos de Israel”. Fueron por lana y salieron trasquilados. Los hebreos se propagaban cada vez más, y el resultado fue que la malicia de los egipcios resultó impotente.
Faraón fue malo porque los israelitas prosperaron, quizás hubiera sido más excusable si los hubiese castigados por desobedientes o conspiradores, pero no fue así, sino porque les iba bien. Faraón se sintió ofendido porque Israel prosperó. Lo que debe ser motivo de amistad y beneficio fue causa de malicia. No hay cosa más odiosa a los ojos de un hombre malvado que la prosperidad de una persona buena y hacendosa. Al orgulloso le molesta sobremanera el humilde. El ojo malo ve peligro y enemistad incluso entre sus amigos e inofensivos colaboradores. Sólo cuando el espíritu de Cristo more en un corazón será que tales sentimientos malvados podrán mortificarse.
Dios hará por Su pueblo todo lo que ellos esperan de El.
El Señor ha comprometido Sus atributos para que sean ventajas para Su pueblo: "Dios de Israel, es Dios para Israel" (1Crónicas 17:24). Esto es, que cumplirá todo lo que se espera y te guiará en temor para favorecerte. Lo que fue Dios para los israelitas también lo es para ti. Resta que te dediques a cultivar fe en Cristo, porque será esa fe lo que te hará ver que hay un Rey por encima de todos los reyes de la tierra, y que ese Rey gobierna para nuestro bien.
Amén.
P.Oscar Arocha; www.ibgracia.org
Suscribirse a:
Entradas (Atom)