viernes, 26 de noviembre de 2010

Meditación del 26 de noviembre

“Exhorta a los siervos a que estén sujetos a sus propios amos en todo: que sean complacientes y no respondones” (Tito 2:9).

Es deber cristiano saber hablar y no ser respondones, silencio bien manejado es gracia divina. Para ser más específico, cristianos empleados o sirvientes con o sin sueldo, estarán muy tentados a quebrar su compromiso de ser mansos. Es mejor no decir nada que decir algo que provoque al prójimo, o que esté mal dicho. La exhortación no es a simple silencio, sino de un buen silencio, un callar complaciente puesto que se puede callar con cara de disgusto, lo cual quebrantaría la mansedumbre, quitaría adorno al Evangelio y ofendería a Dios.

David es ejemplo que ilustra: “He aquí, tus ojos han visto en este día cómo Jehová te ha puesto hoy en mi mano en la cueva. Me dijeron que te matara, pero yo tuve compasión de ti y dije: “No extenderé mi mano contra mi señor, porque él es el ungido de Jehová” (1Samuel 24:10)
Saúl quiso matarlo, David devolvió palabras mansas y respetuosas. El salmista grafica esta actuación: “Yo dije: Cuidaré mis caminos para no pecar con mi lengua. Guardaré mi boca con freno, en tanto que el impío esté frente a mí. Enmudecí, quedé en silencio; me callé aun respecto de lo bueno, pero mi dolor se agravó. Mi corazón se enardeció dentro de mí; fuego se encendió en mi suspirar, y así hablé con mi lengua” (Salmo 39:3)
Noten que no habló sino que escribió su oración a Dios, hace una confesión y resalta que hizo silencio. El silencio es un deber cristiano, y un fuerte adorno del Evangelio.

Tu buena imagen y tu seguridad espiritual, presente y futura, dependen en gran medida de tu silencio.
Callar da una imagen tan positiva que sin un tonto hace silencio es considerado sabio, no que sea sabio, sino que mientras esté callado oculta su insensatez, por lo menos es sabio en saber callar. 
Tú sabes bien cómo y cuándo hablas, por tu hablar sabes bien qué imagen ofreces. Es cierto que buenos hombres son despreciados por el simple hecho de amar a Cristo, pero también es verdad que algunos son poco amados por ninguna otra causa que la fea imagen que dan al hablar.

Supongo que haces esfuerzos por mejorar tu imagen, y te prevengo no tomar el falso camino. La buena ropa no hace bueno a nadie, pero tu lengua sí tiene el poder para darte una bonita imagen. 
Es difícil saber cuándo callar y cuándo hablar: hacer silencio cuando debiéramos hablar es malo, pero hablar inapropiadamente es peor. No he dicho hablar pecaminoso, sino simplemente inapropiado. 
Trata de callar, y si hablas no opines de asuntos que desconoces. 
No hables por hablar. 
Si en tu corazón hay enojo, no hables, espinas venenosas saldrán por tu boca. “La muerte y la vida están en el poder de la lengua, y los que gustan usarla comerán de su fruto” (Proverbios 18:21).

Amén.
P.Oscar Arocha; www.ibgracia.org

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