sábado, 12 de marzo de 2011

Meditación del 12 de Marzo

“Entonces volviéndose él, los reprendió, diciendo: Vosotros no sabéis de qué espíritu sois” (Lucas 9:55).

El Señor no permitió a Jacobo y a Juan disfrazar su desamor con santo celo, les quitó la careta. Cristo nunca permitirá que una buena causa en los Suyos se haga violando el amor. Buenos sentimientos no excusan malas acciones. 
Es cierto que tenían buenos sentimientos por Jesús, pero no los excusaba de ser reprendidos: censura cortante y amarga, por sentimientos desordenados.

Nota sus palabras: “Jacobo y Juan, dijeron: Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, como hizo Elías, y los consuma?” (v54). La respuesta de Cristo es como si hubiese dicho "aunque lo hayan aprendido de la Biblia, sus sentimientos no son bíblicos ni del cielo como el fuego de Elías." 
Lo que imprime sello de fidelidad bíblica a nuestras declaraciones, no es sólo que lo hagamos citando un verso de la Biblia, sino que además esté bien aplicado. Mire cómo los discípulos disfrazaron un sentimiento carnal con ropaje bíblico. El hábito no hace al monje. Mire cuán fácil el amor por Cristo se torna en crueldad. 
La misericordia nuca es cruel, ni severa, ni desordenada, es apacible. El Señor Jesús prohíbe la venganza personal en Su nombre. Los cristianos no somos águilas, ni buitres, sino mansas palomas. Oiga esto: “Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y delicado” (1Reyes 19:12). El Señor vino después de la serena voz.
 
Ellos dijeron: “Como hizo Elías” (v54). Le pusieron color divino a sus impotentes deseos, pero el color era falso, disimulado. No habían considerado la diferencia entre el espíritu de Jesús y el de ellos, por una simple impaciencia fueron movidos a una sugerencia furiosa. 
Para imitar correctamente a los santos de Dios en acciones particulares, hay que hacerlo sobre los mismos fundamentos, de lo contrario sería una burla o torpe imitación. 
“¿Quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, como hizo Elías, y los consuma? Entonces volviéndose él, los reprendió, diciendo: Vosotros no sabéis de qué espíritu sois; porque el Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas” (v54-56)
Esto es, vuestras acciones serán dignas de elogio y alabanza cuando sean acordes con Mis acciones de salvación.  
Amén.
P.Oscar Arocha,
www.ibgracia.org

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