martes, 6 de enero de 2009

Pensamientos post-navideños

Tal parece que muchas personas son capaces de celebrar la Navidad solamente si “todo anda bien”.

Pero si leemos con atención los textos de la Biblia, nos daremos cuenta que la Navidad no guarda relación alguna con esta idea de que “todo debe andar bien”.

De hecho, los tiempos bíblicos eran bastante difíciles y oscuros. Resaltan el mensaje de que Dios está en control de todas las cosas, en especial de salvación para Su pueblo. Esto explica el por qué brilla la esperanza y el por qué estamos contentos a pesar de lo pudiera suceder a nuestro alrededor.

 

Analiza la familiar historia en Lucas 2. El capítulo inicia señalando que el emperador romano de turno ha decretado que todo el mundo debe registrarse para asunto de impuestos. Ninguna buena noticia para el pueblo judío. Porque, en primer lugar, ¿acaso algún gobierno requiere registrarse para disminuir los impuestos? 

Tal decreto constituía un símbolo de opresión.

No eran libres y tenían que pagar altos impuestos a gobernantes de lejanas tierras que adoraban ídolos. Además tendrían que regresar a sus pueblos natales cuando viajar era costoso y peligroso. Para gentes como la familia de José, que tendrían que desplazarse desde Nazareth hasta Belén, sería un larga jornada que interrumpía su trabajo (y por supuesto su salario) y tendría un costo para todos.


Es muy probable que el decreto de César haya despertado resistencias y protestas en el pueblo judío. Algunos habrían preguntado “¿dónde está Dios? ¿Por qué permite que seamos maltratados? ¿Cuándo nos libertará? ¿Se habrá olvidado de nosotros? ¿Estará escondido nuestro sufrimiento delante de El?”.


Lo que no sabían era que Dios estaba ahí mismo obrando a través de un decreto como éste para traer al Salvador al mundo. Dios obrando en el corazón de un rey incrédulo para que hiciera este decreto y que José y María viajaran hasta Belén para que el Mesías naciera ahí y se cumpliera la profecía. El mismo asunto que al pueblo le pareció evidencia de opresión era en realidad el principio de su liberación.

Lo que parecía ausencia de Dios era la preparación de su encarnación, Emmanuel, “Dios con nosotros”. Cuando Dios pareció más ausente, El estaba ahí, obrando como a menudo hace, en la oscuridad, ejecutando la liberación de Su pueblo.


Hay mucho aquí para aprender y aplicar en nuestras vidas. La Navidad no es pretender que todo “anda bien ahora”. Tal pretensión es mentira y será evidente a cualquiera. No, Navidad es la bendita seguridad de que Dios obra y continúa obrando en la redención de Su pueblo. Es recordar que Dios trae salvación aunque parezca otra cosa.

Esto nos da esperanza y nos enfoca hacia el día venidero cuando Dios haga todas las cosas buenas. Y con esta verdad en la cabeza celebremos en esperanza y declaremos nuestra fe y esperanza como un hecho de fe.

Dr. Ray Van Neste, via Reformation21 Blog on 12/26/08

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