Humildad es una de esas virtudes que nunca se alcanzan buscándolas. Mientras más la perseguimos, más distante se coloca. Pero hay algo que sí podemos hacer. De todos los deberes, la disciplina del servicio es el camino que conduce a crecer en humildad.
Nada disciplina mejor los desordenados deseos de la carne que servir, y nada transforma mejor los deseos de la carne que servir en lo secreto.
Porque la carne murmura contra el servir, pero grita cuando se sirve en secreto. Nos empuja a buscar honor y reconocimiento. Procura medios sutiles, religiosos, aceptables, de llamar
Luego no entendemos la fuerza de pasajes sobre los deseos de la carne porque pensamos solo en pecado sexual. Pero los deseos de la carne se refieren a la falla en disciplinar todas nuestras humanas pasiones naturales. Los deseos de los ojos a nuestra tendencia a ser cautivados por
En cada uno vemos lo mismo: el endiosamiento con capacidades y poderes humanos, en total independencia de Dios. Esto es la carne en operación. Y la carne es enemiga mortal de la humildad.
Cada día es un día de oportunidad para la humildad. ¿Cómo? Aprendiendo a servir a otros. William Law aconseja que, si anhelamos humildad, “condesciende a toda debilidad de tu prójimo, cubre sus faltas, ama sus excelencias, alienta sus virtudes, alivia sus necesidades, alégrate en su prosperidad, ten compasión de su angustia, recibe su amistad, pasa por alto su falta de amabilidad, olvida sus malicias, sé un siervo entre los siervos, y condesciende a realizar los más bajos oficios a quienes ocupen últimos puestos en la sociedad”.
Y todavía más importante que nuestra transformación interna, crecerá el sentido de profundo amor y gozo en Dios. Y se manifestará en cantos espontáneos de alabanza y adoración. Servicio a otros, gozoso, hecho en secreto, es una oración actuada de acciones de gracias.
CELEBRATION OF DISCIPLINE. The discipline of service. Richard J Foster
Ω
No hay comentarios.:
Publicar un comentario