viernes, 9 de enero de 2009

Mi diaria resolución

Predicarme el evangelio a mí mismo cada día alimenta en mi interior el fuego santo de creer lo que Dios dice, gozar lo que El ofrece, hacer lo que El manda. Cierto, no merezco ser un hijo de Dios y no merezco ser libre de la culpa y poder del pecado. No merezco este inmenso privilegio de intimidad con Dios, ni tampoco ninguna otra de las bendiciones que Cristo compró para mí con Su sangre. No merezco ser útil para Dios.

Pero por la gracia de Dios soy quien soy y tengo lo que tengo y he aquí por tanto resuelvo ¡no permitir que ninguna porción de la gracia de Dios sea vana en mí!

Y en la medida en que falle en vivir esta resolución, me apoderaré con fuerza del perdón que Dios dice es mío y continuaré caminando en Su gracia.

Este es mi manifiesto, mi diaria resolución, y sea Dios glorificado en esta confianza que pongo en El.

Milton Vincent, A Gospel Primer for Christians (Focus Publishing, 2008), 52. Citado en Of First Importance blog.

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