martes, 16 de diciembre de 2008

LA FALSA TRINIDAD DE HOY

Ruido, Prisa y Multitud. Esta es la falsa trinidad de nuestros días, a la cual rendimos adoración sin darnos cuenta, envueltos en ropajes de tecnología.

¿Qué haría Cristo si viviera en nuestra época?

¿Estaría disponible a Sus seguidores las 24 horas del día, gracias a su Blackberry?

¿Dejaría su celular encendido en la Última Cena a riesgo de ser interrumpido con llamadas innecesarias?

¿Habría dejado de detenerse y hablar con gentes en necesidad porque su beeper no tenía suficiente volumen para contrarrestar los audífonos de su iPod mientras caminaba a una reunión a la cual de todos modos llegaría tarde?

 

¡Oh Señor, líbranos de nosotros mismos!

A menudo, Jesús programó períodos de silenciosa oración para hablar con Su Padre y tener la certeza de hacer Su voluntad, lo más importante. Por ejemplo, antes de iniciar su ministerio público el Señor se retiró 40 días, lejos de comida y gente y ruidos, en esfuerzos de preparación de sí mismo ante la tarea puesta adelante.

A menudo, Jesús se retiró a lugares solitarios. Gastó tiempo considerable en silencio,  para orar, descansar, enfocar prioridades en las cuales dedicar tiempo y energía.

La Biblia describe múltiples beneficios derivados de un silencio con propósito:

  1. Escuchar la voz de Dios (1 Reyes 19:11-13)
  2. Esperar con paciencia a que Dios obre (Lamentaciones 3:25-28)
  3. Adoración a Dios (Habacuc 2:20)
  4. Conocer mejor a Dios (Salmo 46:10)
  5. Orar con eficacia (Lucas 5:16)

Quiera nuestro Señor librarnos de nuestra adicción al ruido, la prisa y el gentío y nos conceda experimentar de manera regular el don del silencio, pues con frecuencia es ahí donde El mismo nos espera. Hubo silencio antes que Dios creara al mundo y hubo silencio antes que Jesucristo iniciara su ministerio público. Silencio es quizás lo que nos permita hablar como Dios quiere que hagamos.

Modificado de Silence, Mark Driscoll disponible en http://theresurgence.com/silence

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