Las iglesias pueden volverse irrelevantes por cualquier número de razones. El orgullo espiritual puede cohibirnos de considerar que las visitas no cristianas podrían no entender nuestro altamente desarrollado "hablar cristiano." La incompetencia administrativa podría hacerle difícil a las personas el encontrarnos, o el disfrutar estar con nosotros una vez lo hagan (posiblemente debido a condiciones de multitudes, control errático de temperatura, olores mohosos, etc.). Un entendimiento incompleto de lo que significa "en el mundo pero no del mundo" puede resultar en una estrecha interpretación de cuales actividades externas constituyen piedad. Iglesias que no usan electricidad son un ejemplo que viene al caso. Cada una de las iglesias que he descrito aquí le traería más gloria a Dios volviéndose más "relevante."
Sin embargo, el ídolo de la relevancia está enraizado en el temor de que las personas no nos van a querer porque parecemos diferentes a ellos. Queremos que sepan que comemos en los mismos restaurantes, miramos los mismos programas de televisión, escuchamos los mismos grupos musicales, nos reímos de los mismos chistes, y vamos a ver las mismas películas de ellos. Nuestro temor más grande es ser percibidos como fuera de sí.
Obviamente, hay muchas veces en la que nos involucraremos en las mismas actividades que no cristianos. Es una forma en la que mantenemos una conversación con y una presencia en el mundo. Sin embargo, estamos peleando una batalla perdida cuando la relevancia se vuelve nuestro objetivo – para convencer al mundo que somos iguales que ellos. Estos son aspectos de nuestra cultura de los cuales claramente queremos separarnos, simplemente porque contienen tantas cosas opuestas a la gloria de Jesucristo.
Martin Lloyd-Jones trató el deseo de los predicadores de ser "relevantes" en su libro, Predicación y Predicadores ('Preaching and Preachers'). Su punto es aplicable también a los líderes de adoración. "Nuestro Señor atrajo a los pecadores porque El era diferente. Ellos se acercaban a El porque sentían que había algo diferente en El. Esa pobre mujer pecadora de la cual leímos en Lucas 7 no se acercó a los fariseos a lavar los pies de ellos con sus lágrimas, y enjugarlos con el cabello de su cabeza. No, pero ella tuvo una sensación sobre nuestro Señor – Su pureza, Su santidad, Su amor – y así ella se acercó a El. Era Su diferencia esencial lo que la atrajo. Y el mundo siempre espera que nosotros seamos diferentes. Esta idea de que tu vas a ganar personas para la fe cristiana mostrándoles que tu no eres tan diferente, que seguir a Cristo no es tan difícil y que te pareces notablemente a ellos es, teológicamente y psicológicamente hablando un profundo disparate." (p. 140)
Jesús poseía una "diferencia esencial" que las personas, tanto los líderes religiosos y las prostitutas, se percataban. Esa diferencia incluía una profunda humildad, un gozo inquebrantable, y un corazón de siervo. Sobre todo, era rehusarse a inclinarse ante el dios de este mundo, y un compromiso sin barreras de amar a Su Padre y obedecer Su voluntad. (Juan 2:24-25, 5:30) Jesús se relacionó con los pecadores porque El había venido a dar Su vida como rescate por ellos. El se juntaba con la "escoria" de su tiempo lo suficiente como para que lo acusasen de involucrarse en los pecados de ellos (Lucas 7:34), y aún así nunca nos da la impresión de que el asistió a fiestas para probar que El era igual que todos los demás.
Yo podría proveerles algunos enlaces a un número de sitios de red de Iglesias que podría ilustrar la búsqueda del ídolo de la relevancia. (Después de rebuscar en el internet, estoy convencido que la verdad definitivamente es más extraña que la ficción.) Aunque decidí no hacerlo, al igual que muchos servicios en iglesias que prometen "ven y te encantara".. Pienso que la siguiente descripción de la iglesia en Hechos comunica concisamente la distancia que existe entre la iglesia y el mundo, y como Dios añade a Su pueblo a pesar de ello – o quizás por causa de ello. De los demás, ninguno se atrevía a juntarse con ellos; mas el pueblo los alababa grandemente. Y los que creían en el Señor aumentaban más, gran número así de hombres como de mujeres. (Hechos 5:13-14)
Lo que yo creo que todo pastor y líder cristiano debe contestar son preguntas como estas: ¿Las personas que visitan su iglesia están más percatados de que tan diferentes somos o que tan similares somos a ellos? ¿Están las personas en mi iglesia creciendo en semejanza a Jesucristo o al mundo? ¿Las canciones que cantamos y las referencias que hacemos comunican el supremo tesoro de Dios o el orgullo impío de nuestros tiempos?
He aquí una excelente cita del libro de Os Guiness "Prophetic Untimeliness: A Challenge to the Idol of Relevance". Es una lectura excelente. Creo que esta cita dice mejor lo que yo quisiera decir:
"Por nuestra incansable persecución tras la relevancia sin un compromiso que se equipare a la fidelidad, nos hemos convertido no solo en infieles sino también en irrelevantes; por nuestros esfuerzos determinados en redefinirnos en formas que son más fascinantes para el mundo moderno que fieles a Cristo, hemos perdido no solo nuestra identidad sino también nuestra autoridad y nuestra relevancia. Nuestra gran necesidad es ser fieles así como relevantes."(p. 15)
Padre, por Tu gracia haznos fieles al Evangelio de Jesucristo – en nuestras palabras, nuestras obras, y nuestros pensamientos. Y como la iglesia primitiva, confiamos que más que nunca los creyentes serán añadidos al Señor.
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