¿Estás dispuesto a decir adiós a tu propia labor, tu suficiencia, tu poder, tu capacidad, tu ejecución de las cosas, de modo que puedas descansar en la obra de Dios hecha en y a través tuyo?
¿Has llegado al final de tu propia suficiencia? ¿Puedes reposar en la única suficiencia del Dios Trino en la obra hecha para ti, en ti, a través de ti (2 Corintios 2:14-3:6)?
¿Dejarás de hurtar la justa gloria de Dios al reclamar recompensas basadas en tu elección o éxitos espirituales?
¿Cantarás de las riquezas de la gloria de Dios?
martes, 17 de marzo de 2009
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