39. LOS INSTITUTOS DE CALVINO

Calvino expone dos objeciones más sobre la doctrina de la providencia.

Primero, “si nada sucede fuera de la voluntad de Dios, ¿no habrán en El dos voluntades contrarias?” “Porque mediante sus planes secretos decreta aquello que abiertamente prohibe en su ley” (1.18.3).

Es verdad que Dios desea todas las cosas, observa Calvino (Job 1:21; 1 Samuel 2:25; Salmo 115:3, Isaías 45:7; Amós 3:6; Deuteronomio 19:5; Hechos 4:28).
No es verdad que existen dos voluntades contrarias en Dios. La voluntad divina es “una y solo una” pero “nos parece múltiple porque por causa de nuestra incapacidad mental no podemos abarcar en cuántas maneras diversas desea o no desea que algo tenga lugar” (ibid). La doctrina no es inherentemente contradictoria. Sin embargo, sí nos recuerda que nuestras mentes son incapaces de comprender en su totalidad la voluntad divina.

Segundo, si Dios desea las “obras, planes e intenciones” de los incrédulos, luego entonces ¿no son acusados de modo inmerecido cuando llevan a cabo lo que Dios ha decretado puesto que están obedeciendo su voluntad”? (1.18.4).
Calvino responde que tal objeción confunde la “voluntad” con el “precepto” de Dios: “si bien Dios obtiene del malvado lo que El ha decretado mediante sus juicios secretos, el hombre no es excusable, como si hubieran obedecido sus preceptos, los cuales rompen llevados de su propia concupiscencia” (ibid). Citando a San Agustín, Calvino observa que si bien tanto el Padre como Judas entregaron a Jesús, “la causa de su hacer no es la misma” (ibid). Por tanto, Judas merece reprobación, no alabanza, por haber entregado a Cristo a las autoridades.

Cierra el capítulo recordando que Dios nos ha revelado estas cosas difíciles porque las ha considerado “útiles que el hombre las sepa”. Por tanto, nuestra respuesta más apropiada no es menospreciar sino “abrazar con humildad y espíritu enseñable… todo lo que es enseñado en la Sagrada Escritura” (ibid).

Blogging the Institutes. Guy Waters. http://www.reformation21.org/calvin/2009