viernes, 27 de febrero de 2009

2. Cómo estar limpio para la gloria de Dios (y algunos consejitos)

Lavar bien no es un trabajo de niñas. ¡Se necesita la fuerza de un hombre! :)
Mi punto es que observen que un buen lavado no se hace de una vez; requiere fortaleza. Es un trabajo calificado. Lo sé porque muchos lo hacen mal. Muchos hombres que se enorgullecen de su capacidad para manejar algo necesitan aprender que se requiere el mismo tipo de “masculino” orgullo para lavar bien –y servir a sus esposas en el proceso. Así que les escribo mis super consejos. ¡Y son gratis! (había pensado en 10, pero se “me fue la mano”, ¡es un gran tema!).

1. Si dejas cualquier cosa para lavarla después, ponle un poco de agua. Evitará que lo sucio se endurezca. Deja las tazas con ¼ de agua, evitará la formación de manchas de café o té.

2. Lava la loza inmediatamente después de comer, antes de que el sucio se seque. Lo ideal es cocinar e ir lavando en el proceso. Cuando cocino, tengo una olla a mano con agua jabonosa bien caliente para ir sumergiendo los utensilios y lavarlos tan pronto pueda.

3. Siempre usa agua tan caliente como la puedas soportar. Tan caliente que te sea imposible dejar tus manos en el agua por mucho tiempo.

4. Se requiere experiencia para calcular la cantidad de jabón líquido necesario (en especial porque los líquidos varían de intensidad). Solemos poner más de la cuenta, y todo se pone medio resbaloso.

5. Mientras corre el agua (o dejamos que corra para que salga caliente), quita el jabón de lo que puedas. Coloca los platos debajo del chorro, en ángulo con el sumidero, para que lo sucio corra hacia ahí (y no en el contenedor de jabón). ¡Usa las manos o un cepillo! No dejes manchas en las tazas. Echa agua a las ollas y sartenes para que “ablanden” lo sucio mientras tanto.

6. Coloca toda la cuchillería y cubiertos en remojo. Pero por favor no metas cuchillos filosos o estarás lavando con sangre.

7. El orden general de lavado es: primero todo lo que tiene contacto directo con la boca. Vasos primero. Además del contacto directo, suelen tener manchas de grasa que se eliminan fácil mientras tu agua de jabón sigue limpia. Luego los platos. Luego los cubiertos (ya sé que entran en contacto con la boca, pero es bueno dejarlos más tiempo en remojo). Luego todo lo demás.

8. Lava varios cubiertos a la vez (¡estaban en remojo!). Pero pásalos uno a uno, retirando el jabón y examinando si hay sucio. Luego dales una lavada final bajo el chorro todos juntos.

9. Si la carga de lavar es muy grande, tendrás que reemplazar el agua de jabón. Tira la mayor parte, con el restante lava el contenedor, limpia, y prepara otra vez lo necesario.

10. Siempre inspecciona lo que lavaste –visual y con la mano.

11. No dejes el agua corriendo al lavar los vasos –es un desperdicio. Coloca el vaso en ángulo con el chorro y rápidamente limpia.

12. Yo uso cepillo, un trapo y sacamanchas. El cepillo para cosas muy sucias (ollas de habichuelas, por ejemplo). El trapo (de alguna camiseta vieja) para la mayor parte del lavado. El sacamanchas verde para las “manchas difíciles”.

13. Los tramos del horno por lo general requieren más agua de jabón y más agua caliente. Procura que esté bien caliente y aplica líquido de limpieza directo en el tramo. Agrega agua y cepilla. Recuerda voltear el tramo y quitar todo remanente de grasa. Limpia debajo del chorro de agua.

14. No te pongas a secar la loza. De verdad no lo hagas. Secar la loza es perder el tempo. ¡Si usaste agua caliente se secarán en dos por tres! Además, las toallas de secar se impregnan de gérmenes. Están tibias y húmedas –paraísos de bacterias. Así que seca lo necesario solamente si hace falta espacio en el contenedor.

¿Se me quedó algo?

La iniquidad de las lavadoras de platos
Imposible dejar pasar la oportunidad de hablar contra las lavadoras de platos. Son iniquidad. Bueno, quizás haya un elemento de hipérbole aquí. Pero vean por qué pienso así:
1. Muy a pesar de la publicidad, no lavan tan bien. Pasan por alto los vasos y dejan residuos de jabón, y luego todo sabe a jabón. Todos podemos distinguir cuando las ollas y platos y vasos se lavan de modo rutinario en una lavadora de platos.

2. Te hacen perder la gran oportunidad de enseñar a tus hijos a servir a otros. Lavar platos juntos es La Lección 101 en Servicio a Otros.

3. Te hacen perder la gran oportunidad de ejercer cuido pastoral. Mira que se dan muy buenas conversaciones mientras uno lava y el otro seca. Es uno a uno. Y trabajar juntos en lo mismo hace la tarea menos intensa: “¿En qué estás?” “¿Cómo va tu caminar en el Señor?”, grandes preguntas mientras lavas. O pudiera ser “sabes que lavas igual que un legalista!”.

4. Las lavadoras de platos consumen electricidad. No tanto como las secadoras de ropa (otro inicuo artículo doméstico innecesario la mayor parte del tiempo). Reduce el calentamiento global y mantén tus manos hermosas y suaves de gratis.

Tim Chester. http://timchester.wordpress.com/2009/02/23/how-to-wash-up-to-the-glory-of-god-plus-washing-up-tips/

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